Music kills me (X) Luz, más luz 2

Hace ya mucho del comienzo de nuestro sub-proyecto Music Kills Me cuya primera lista fue aquella ‘Luz, más luz’, una compilación de «música luminosa para escuchar a buen volumen en las soleadas mañanas finisemanales o vacacionales, cuando la casa y quienes la habitan se van sacudiendo la noche y el sueño, se despiertan y desperezan y comienzan a hacer cosas y el día se muestra optimista, lleno de ocio y posibilidades.» Así pues esta décima lista del proyecto y segunda ‘Luz, más luz’ participa del mismo espíritu lúdico y hedonista, ideal para este verano que nos sucede. 


Tracklist: 

1 – A Summer Long Since Passed (Virginia Astley)
2 – La Tentation (Keren Ann)
3 – Ce Matin La (Air)
4 – Come (Lemon Jelly)
5 – Emotion 98.6 (Mylo)
6 – Comptine D’été n3 (Yann Tiersen)
7 – Silent Sigh (Badly Drawn Boy)
8 – Dance Rock’n Roll (Benjamin Biolay)
9 – 
Days Like This  (Van Morrison)
10 – 
Don’t you know (The Sleepy Jackson)

11 – Walking On A Dream (Empire Of The Sun)
12 – Uh (Fujiya & Miyagi)

13 – Nothing Can Stop Us (Saint Etienne)
14 – 
Torsten Schmidt (Annett Lousian)
15 – The tide is high (Blondie)
16 – Never Forget You (The Noisettes)
17 – Let Me Go Home (Camera Obscura)
18 – Walking On The Milky Way (Orchestral Manoeuvres In The Dark)
19 – El Miquel i l’Olga tornen (Manel)

20 – Lover of the Light (Mumford And Sons)


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Ciclo de cine europeo (20) ‘Primos’, de Daniel Sánchez Arévalo

Una crítica de Carlos Boyero introduce la película «Primos», dirigida por el realizador madrileño Daniel Sánchez Arévalo en 2011 (autor de Azuloscurocasinegro), una película sobre las rupturas sentimentales, sobre las vacaciones de verano y las fiestas de pueblo, sobre la soledad, sobre las borracheras y el alcanzar la madurez, sobre la confusión amorosa y sobre todo, por la amistad. Sostenida por la gran labor actoral de todos sus intérpretes, sobre todo el trío protagonista compuesto por Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo y Adrián Lastra, tres magníficos componentes de la nueva hornada de jóvenes actores de nuestro país. Disfruten de esta entrañable comedia coral, sencilla, sin altas pretensiones ni el humor más sofisticado pero que nos muestra con autenticidad paisajes costumbristas y emocionales que todos hemos vivido. También éste, estupendo cine europeo. 

Luz, excentricidad, gracia y ternura 


Primos arranca con una larga secuencia en la que un señor vestido de novio larga un monólogo cargado de estupor, interrogantes, confesiones íntimas, patetismo y desolación. Al retroceder la cámara descubrimos que ese impúdico e involuntariamente jocoso discurso tiene numeroso público y en estado de perplejidad. Son los invitados a esa boda frustrada. A la novia le ha entrado el vértigo, las dudas o el acojone que pueden rondar a tan trascendente decisión, no se ha presentado en el altar, ha salido corriendo hacia no se sabe dónde. Hay alivio provisional para el desdichado. Están sus indescriptibles primos y la necesidad de ponerse en movimiento. Hacia un pueblo que la memoria identifica con la adolescencia, con algún remoto esplendor en la hierba.

Durante un tiempo razonable esta insólita película hace que te plantees cosas como: ¿esto va en serio o en broma? ¿Estoy ante una comedia, un esperpento, una caricatura o un drama? ¿Me interesan estos personajes o paso de ellos? No hay referencias ni en lo que ves ni en lo que escuchas. Es un mundo raro y un estilo autónomo. Tuve idénticas sensaciones con las películas anteriores de Daniel Sánchez Arévalo. A los diez minutos de la poética y excéntrica Azuloscurocasinegro estaba seducido, alternando sonrisas y ternura hacia esa gente tan perdida y tan creíble, hacia un sentido del humor tan afilado en medio de situaciones tristes. Ese universo seguía siendo reconocible en Gordos, pero la temática era demasiado sombría, asfixiante, desconcertante, obsesiva. Mostraba el reverso más negro de una inteligencia peligrosa y una sensibilidad torturada.

Superado el tratamiento de choque que siempre me aplican las imágenes y los diálogos iniciales de este director, descubro que lo estoy pasando muy bien con Primos, que nada es fatuo ni efectista, que lo que hacen, sienten, anhelan, sufren y expresan esos tipos tan excesivos que no paran de hablar de todo lo que pasa por su cabeza y su corazón (ellas hablan menos pero escuchan mejor, son más adultas y más lúcidas que estos niños tan grandes y confusos), es muy cercano al volcán de dudas, contradicciones, realidades y sueños que habitan en casi todos nosotros, que todo está expresado con mucha gracia, sentido de la paradoja y de la comicidad, luz, vitalismo, energía, aunque esté hablando de incertidumbres, soledad, pérdidas y fracaso, que el creador además de entender a sus locos, sensatos, alternativamente entrañables y compadecibles personajes, les quiere mucho. Y esa simpatía hacia los perdidos también es contagiosa.

Creo que me gusta todo en esta comedia osada, extraña, eficaz y conmovedora. Incluidos actores y actrices que relaciono con las fatigosas y cutres series televisivas. Y, cómo no, me enamora la naturalidad y la hermosura de Inma Cuesta. Sí, la de Águila roja.

  http://vk.com/video_ext.php?oid=190370523&id=164383634&hash=72fc8c7af1815963&hd=1

Music kills me (VII) Fiesta al borde de la piscina

Ya ha llegado la tarde y empiezan a llegar los invitados. El sol comienza a declinar en el horizonte y su luz se refleja en el agua de la piscina. Compruebas los últimos preparativos para la fiesta y preparas la música que has elegido. Van a pasar por ella algunos de los grandes, Sinatra, Dean Martin, Henry Mancini, Clint, De Phazz, Robert Palmer, Koop, Club des Belugas, Madness y unos cuantos más. Crooners, sinuosas maniobras orquestales y electro-jazzísticas para charlar y contonearse al borde del agua, con un combinado etílico en la mano y el atardecer acariciandote la piel.

Tracklist:

Se valora el silencio (Clint)
Lujon (Henry Mancini)
Islands blues (feat. Ane Brun) (Koop)
The Way You Look Tonight (Frank Sinatra)
Little Ole Wine Drinker Me (Dean Martin)
I Love Being Here With You (Stereo MC’s)
Sway (Dean Martin)
Tres Tres Chic (Mocean Worker)
Les Courants D’air (Grand Tourism Feat. Terry Callier)
Souslesoleil (Majorboy feat. Amelia)
Too late (Club Des Belugas)
El Ninio (Cha Cha Mix) (Colman Brothers)
(What I like most about you is your) Girlfriend (The Special AKA)
Something Special (Duet with Karl Frieson) (De-Phazz)
Los Palmas 7 (Madness)
Mambo Craze (De-Phazz)
Mas y Mas (Bronx River Parkway)
Perhaps, perhaps, perhaps (Cake)
Love Is (the Tender Trap) (Robert Palmer )
Septembre á Paris (Penelope y Carlo)

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Gracias Lauragato.

Vocabulario Fundamental. Verano (6) Los veranos cinematográficos de Boyero

Ya hace algunas entradas publicábamos el artículo del blog literario de El País Papeles perdidos sobre algunos de los inolvidables veranos que nos ha dado la creación literaria, así que hoy, en pleno ferragosto, incorporamos a nuestro blog el texto de Carlos Boyero publicado en El País de las Tentaciones, en el que uno de nuestros críticos de cine de referencia nos pasea por algunas películas enmarcadas por estíos que aprietan su mano sobre los protagonistas de sus historias, calentando sus líbidos y alborotando sus meninges. Acompañamos con una de las películas que Boyero comenta, Fuego en el cuerpo (Body heat – Lawrence Kasdan, 1981).

Cosas que ocurren
en verano

Carlos Boyero / 15.07.2011

En esa compleja y penetrante reflexión sobre el cine titulada Cautivos del mal el temible ser humano y magistral productor que encarna Kirk Douglas se atreve a dirigir una película cuando el director primitivo ha desertado harto de sus imposiciones y después de recordarle al hombre que le había contratado que una película debe aspirar a ser un collar de perlas, pero que lo fundamental es lograr que esas perlas estén perfectamente engarzadas. Cuando ve el producto final, acompañado del jefe de prensa del estudio y de sus socios, de gente lógicamente dispuesta a regalarle los oídos, pide que feliciten de su parte a los actores y actrices, al guionista, al montador, al músico, a todo el equipo por el modélico trabajo que han realizado y a continuación su escalofriante lucidez afirma que la película es mala, no funciona, no tiene alma, ritmo, atmósfera, credibilidad. Su orgullo también decide que esa película no va a verla nadie, no consentirá que se estrene aunque ello suponga su ruina.

Y te preguntas por la dificultad del cine para coordinar todos los mecanismos que hacen que la película respire, que el espectador se crea y viva lo que le están contando, que perciba el calor o el frío que sienten los personajes, que el ambiente le empape. Me planteo esas cosas tan peregrinas buscando la sombra cuando recorro agobiado las calles o el insano y permanente refugio del aire acondicionado en el horno que supone mi casa en el interminable verano de Madrid. Y pienso en historias del cine que forzosamente tenían que desarrollarse en esa estación que los niños anhelan y los viejos temen.

Es probable que la tórrida y maquiavélica Kathleen Turner hubiese liado en cualquier época a William Hurt para devorarse mutuamente y de paso asesinar a su marido, pero entiendes que el fuego en el cuerpo y en la mente que les inunda está en armonía con el calor ambiental que chorrea ese pueblo de Florida. Kasdan no solo escribió un guion extraordinario y consiguió una impresionante temperatura sexual de sus intérpretes, sino que transmitía con veracidad absoluta un bochornoso verano y sus efectos en la gente. El subvalorado aunque frecuentamente admirable Robert Mulligan retrató unas sensaciones de la adolescencia que marcarán el resto de la vida en la auténticamente lírica Verano del 42, el amor absoluto y a ratos posible de un fascinado chaval hacia una preciosa mujer cuyo marido está en la guerra.

Hace calor en la mayoría de las intensas tragedias de Tennesse Williams, en el sexo reprimido o desbocado en lugares donde hay un tranvía llado deseo, en volcanes sicoanalíticos que estallaron de repente en el último verano, en las noches de la iguana que la maravillosa Ava Gardner soporta con ayuda del whisky y de dos sementales indígenas y complacientes.

Ava también pasa mogollón de calor en Mogambo persiguiendo el amor del despistado Clark Gable, tontito él por la insustancial Grace Kelly. Marilyn Monroe, la sensual vecina e inatrapable chica de la luna para un Rodríguez neoyorquino, decide que un respiradero del metro puede aliviar el calor de su entrepierna en La tentación vive arriba. El accidentado e impúdico James Stewart de La ventana indiscreta pasa los días y las noches observando la intimidad de sus vecinos con unos prismáticos, porque además de aburrirse hace un calor notable que disminuyen las ventanas abiertas. El macizo y supuesto triunfador Burt Lancaster recorre en bañador las piscinas de sus vecinos topándose con una desolación progresiva en El nadador. Quiero pensar que la luz de gran parte de las películas de Woody Allen ambientadas en Manhattan responde al color del verano.

En Europa, Rohmer explicó muy bien algunos de sus cuentos morales a través del verano en Le signe du lion, La coleccionista y La rodilla de Claire. Solo existía el blanco y negro cuando Jean Renoir describe en la lírica y magistral Une partie de campagne, un amor que durará un día pero que permanecerá para siempre en el recuerdo. Y está claro que lo arropaba el verano. Una de las cosas más tiernas y graciosas que le han ocurrido en mucho tiempo al desvaído cine aleman se titula Verano en Berlín. Y el mejor neorrealismo regresó al cine italiano contando las venturas y desventuras de un señor romano, solterón y alcohólico, que cuida a su madre y a otras ancianas que le han encasquetado provisionalmente en Vacaciones de Ferragosto. En el cine español, asocio Madrid en verano a las conmovedoras Los pajaros de Baden-Baden y Barrio. Sé que las deseadas aunque improbables aventuras sexuales de las realistas caricaturas que encarnaban Pajares, Esteso, Landa y Lopez-Vázquez estaban mayoritariamente ambientadas en verano, pero me resulta imposible recordar sus argumentos. ¿O era siempre el mismo?

Fuego en el cuerpo, de Lawrence Kasdan (1981)

Vocabulario Fundamental. Verano (5) Veranos literarios

Servimos de mera correa de transmisión a la última e interesante entrada del blog literario de El País Papeles Perdidos que recorre algunos célebres veranos de la literatura y que además adorna nuestro blog con un lindo cuadro de Joaquín Sorolla, pintor de veranos y luz. Con ella les dejamos.


El verano literario de tu vida

¿En qué episodio o pasaje descrito en una novela o cuento te hubiera gustado o te gustaría vivir? Esa es la pregunta que formulo a ustedes, los lectores de Papeles perdidos, y que servirá de prólogo a la serie Veranos literarios que empezará este lunes 1 de agosto. Es el segundo año que propongo, en este blog de Babelia, que visitemos los periodos estivales narrados por algunos de nuestros escritores preferidos. Y qué mejor manera de inaugurar este viaje que soñando nosotros mismos con ser testigos de cuerpo presente en libros, capítulos o pasajes veraniegos de obras literarias. Un recorderis a algunos de estos veranos pueden ser viendo la serie del año pasado en la cual comenté, y comentamos todos, 19 veranos literarios que pueden ver pulsando aquí.

Para empezar este recorrido literario he invitado a Javier Reverte, un gran periodista, viajero y escritor que ha vivido muchos y variados veranos de verdad en diferentes lugares del mundo. Reverte, que ha pubicado recientemente En mares salvajes. Un viaje al Ártico (Plaza yJanés) comparte con nosotros cuál es ese verano de ficción que él hubiera querido vivir y por qué. Escuchémoslo y viajemos un momento con él: «Yo siempre he imaginado, aunque Homero no nos lo diga, que Ulises cruzó en su barco frente a la isla de las Sirenas un mes de verano. Y a mí me hubiese gustado estar a su lado, atado al mástil de la nave, y oyendo el canto de aquellos seres hermosos y terribles, las sirenas, que prometían a los viajeros revelarles todos los secretos de la vida, para atraerlos a sus costas y devorarlos. Iría, ya digo, como Ulises, atado, mientras sus compañeros remaban con tapones de cera en los oídos. ¡Quién no querría haber escuchado el canto de las sirenas!.» El año pasaso uno de los veranos literarios fue precisamente la Odisea que puedes ver aquí.
¿Y tú? ¿Cuál es el verano literario de tu vida? Más pistas, ¿Acaso ser uno de los invitado a a las fiestas de El gran Gatsby, de Fitzgerald?, ¿O bañarse en el mar de Mishima de El rumor del oleaje?, ¿O recorrer la Sicilia de El Gatopardo, de Lampedusa? ¿O acompañar a Proust en sus lecturas en Combray recordadas en En busca del tiempo perdido? ¿O perderse en el bosque de El amante de Lady Chaterley, de Lawrence? ¿O caminar en las campiñas de la mano de Austen en Orgullo y prejuicio? ¿O aventurarse con Don Quijote en los campos de Castilla, contados por Cervantes? ¿O presenciar el agosto en que se desata la sexual y cruel apuesta de Las amistades peligrosas, de Choderlos Delaclos? ¿O navegar con Melville tras Moby Dick? ¿O visitar a Dinesen a los pies de las colinas de Ngong en Memorias de África? ¿O caminar por el Nueva York de Wharton en La edad de la inocencia? ¿O ver cómo se vive Coetzee la década de sus 30 años en Verano? ¿O desafiar muchas cosas como hizo Jim en La isla del tesoro, de Stevenson?
En fin, tantos periodos estivales eternizados por la maestría de escritores de todo el mundo. En muchos de ellos he estado cuando los leía, en varios de ellos me hubiera gustado vivir. Seguro que ustedes también. ¿En cuál de ellos, y por qué?
PD: A partir de la próxima semana, de lunes a viernes, empezará la serie Veranos literarios. El modelo será el mismo del año pasado: cada día elegiré el pasaje literario de alguna novela o cuento, lo comentaré y luego ustedes completarán el post con sus opiniones tanto de este pasaje como del libro.

Imagen: Balandrito, de Joaquín Sorolla.

Vocabulario Fundamental. Verano (4) Mirando al mar

Desde Vida y Tiempos nos unimos a nuestro blog musical Pequeña Música Nocturna para celebrar esta época de verano y vacaciones, con nuestro cerebro cansado de trabajo y malos rollos, con varios pilotitos de alarma encendidos, ansioso por unas vacaciones no sólo merecidas sino imprescindibles.

Music kills me (IV) Mirando al mar


Aparquen su Cadillac del 55 cerca de esa calita preciosa mecida por el mar y el viento. Y por el silencio. Hasta que empieza a sonar «Mirando al mar» en la radio. Paisajes sonoros de atardeceres soleados y vacaciones en la costa, de pereza y relajación, de horizontes luminosos y camisas de flores que van tomando colores electrónicos e hipnóticos. Y para terminar una más, El gran miércoles, de Migala y el lindo video que la acompaña, de Nacho R. Piedra.

Una lista válida también para otros ambientes, en casa o la oficina, cuando tengamos un ratito para pintar nuestros horizontes de azul, mar y dolce far niente. Disfruten sus vacaciones.

Tracklist:

1 – La retraite à Miami (Dominique A)
2 – Un été sur la côte (Benjamin Biolay)
3 – Life is hard (Bob Dylan)
4 – Young At Heart (Tom Waits)
5 – Post-War (M. Ward)
6 – This is heaven to me (Madeleine Peyroux)
7 – Summertime (live) (R.E.M.)
8 – The Sea Calls (Richard Hawley)
9 – My Autumn’s Done Gone (Lee Hazlewood)
10 – The Private Song -Feat. Ronnie Bowman- (Solal)
11 – Sleepwalk (Santo & Johnny)
12 – Lost in a moment (Shrift)
13 – Nova (Amon Tobin)
14 – A Sisters Social Agony (Camera Obscura)
15 – Lemon Tree (
Herb Albert)
16 – Milk of Amnesia (Rialto)
17 – Senior living (Röyksopp)
18 – Redhead Girl (Air)
19 – Na Na’s Waltz (Aqua Bassino)

20 – Green arrow
(Yo La Tengo)