Vocabulario Fundamental. Infancia (21) Los niños de la estación Leningradsky






Los niños de la estación Leningradsky (Dzieci z Leningradzkiego -The Children of Leningradsky, 2004)

Este aclamado documental, dirigido por los realizadores polacos Hanna Polak y Andrzej Celinski muestra la realidad de muchos niños rusos sin hogar, en particular de un grupo que vive en la Estación de tren de Leningradsky en Moscú. De la mano de los realizadores Hanna Pollak y Andrej Celinski, nos adentramos en sus vidas, rutinas y sus sueños rotos. Niños que para sobrevivir tienen que mendigar, robar y prostituirse.

Aproximadamente, en la parte de Moscú en la Rusia capitalista hay 30.000 niños sin hogar que duermen en escaleras, cubos de basura, estaciones del metro, entre las tuberías del suministro de agua caliente, en túneles subterráneos o en las alcantarillas. Que tienen que buscarse la vida como pueden y sobrevivir al duro invierno. Muchos de ellos huelen el pegamento para contener el hambre y escaparse del violento mundo que les rodea. Con todo, consideran que la vida en las calles es una alternativa mejor a la que ya han experimentado, incluso en sus hogares. Cada año 100.000 menores abandonan sus hogares para vivir en las calles de Moscú. El documental nos muestra la abrumadora crisis a la que se enfrenta la Rusia capitalista, concretamente Moscú, por medio de los relatos de estos niños que viven en condiciones deplorables, y que a su vez en muchas ocasiones se enfrentan a la brutalidad policial y a la muerte, que de forma directa o indirecta se cruza en sus vidas. Nominado al Oscar 2004 al Mejor Documental.

En Portada – Crimea, la primavera rusa

Viajamos con En Portada a la península de Crimea, recientemente desgajada de Ucrania y anexionada por la Federación Rusa, para conocer de cerca cómo se desarrolla la transición de este territorio entre un país al otro, cómo el nuevo imperalismo ruso, su uso encubierto de la fuerza en Crimea (como en otras partes del este de Ucrania) ha engullido de facto una parte de un país soberano. Parece que Putin se conformará con tomar explícitamente Crimea y, por ahora, sabiendo que todo el mundo está mirando los movimientos de sus tropas regulares, en las otras zonas del este ucraniano en disputa confiará en la resistencia de los rebeldes prorrusos, el batallón Vostok y otros combatientes encubiertos que se van filtrando por la frontera para resistir los ataques del ejército ucraniano y así ganar posición y poder en, esperamos, próximas negociaciones de paz. 


En Portada. «Crimea: la primavera rusa»

En Portada viaja a la nueva Crimea para retratar su paso de Ucrania a Rusia
Un equipo del programa recorre la península dando voz a todas las partes
La autora del reportaje comparte con nosotros la ‘trastienda’ del rodaje

Pilar Requena @RequenaPilar 26.05.2014

Cuando nos planteamos este reportaje, surgió la duda de si tendríamos que solicitar visado a Rusia, porque la anexión acababa casi de producirse. Hicimos la consulta pertinente a su consulado en Madrid unos días después y la respuesta fue tajante: sí, es territorio ruso. Así que nos fuimos provistos de nuestros visados rusos de prensa. Tuvimos que volar haciendo escala en Moscú. La ilegalidad de la nueva situación de Crimea, además de las sanciones de EE.UU. y de la UE, ha llevado a muchas compañías aéreas a suspender sus operaciones en la península. Nadie nos avisó de que, como parte del territorio ruso, el de Simferópol era ya solo un aeropuerto nacional y habría que haber pasado la aduana en Moscú. Por eso, cuando llegamos de madrugada a la capital crimea, ante nuestra pregunta de dónde hacíamos los trámites del equipo técnico, la respuesta fue un movimiento de negación con la cabeza del policía y un “niet”. Y así nos quedamos, compuestos y sin novio, es decir, sin aduana.

Rodando en un territorio en plena transición

Ningún proceso de transición es fácil, tampoco el de la Crimea ucraniana a la rusa. Hay que desmontar todo un sistema y sustituirlo por otro y eso lleva tiempo. De ahí que fuésemos encontrando algunas dificultades a la hora de los rodajes. Solo se nos negaron entrevistas y un rodaje específico con la Flota del Mar Negro y en la frontera. Para eso había que pedir a Moscú un permiso que podría tardar meses o no llegar nunca. Por lo demás, casi todo lo que nos habíamos planteado lo pudimos hacer. Pero hubo algunas cosas algo surrealistas. En el Museo Histórico-Militar de la Flota del Mar Negro para poder rodar como equipo de televisión necesitábamos permiso de Moscú -y ya sabíamos que nunca llegaría a tiempo- pero pudimos hacerlo como turistas con una cámara más ligera y de una calidad un poco inferior. Al final, en el museo se quedaron con la copla de que era para un video sobre la flota para mi familia y amigos. Vaya por delante que la situación era bastante más tranquila de lo que esperaba y que había menos presencia de las fuerzas de seguridad y armadas de las que imaginaba. Eso sí, notábamos a veces la presencia de un par o tres hombres observándonos; muy probablemente miembros de los servicios secretos.

Las autoridades crimeas nos dijeron que necesitaríamos también un permiso de rodaje por escrito. Cuando nos presentamos a recogerlo, nos encontramos con que no era posible porque Moscú no había enviado todavía a Crimea ese tipo de formulario. Pero la solución que encontraron fue sencilla: si había algún problema con la policía o los militares, nuestro traductor llamaba al móvil de la portavoz del gobierno y ésta daba su autorización por teléfono.

Dando voz a todas las partes

Viví de una forma muy especial nuestros rodajes en Sebastopol y Yalta. Desde que estudié historia de Europa -y de eso hace ya unos, muchos, años- han sido dos lugares que para mí tenían un significado muy especial, sobre todo el Palacio de Livadia, donde se firmó el tratado que selló la división de Europa y sentó las bases de la Guerra Fría.Por lo demás, salvo un par de personas que nos lanzaron algún improperio por ser europeos, todos, rusos, ucranianos y tártaros, fueron amables. Lo único en lo que todos insistían era en que contásemos su verdad. Hemos tratado en todo momento de reflejar lo más fielmente posible lo que vivimos y vimos y hemos dado voz a todas las partes, además de analizar la historia de Crimea y el contexto en que se han producido los últimos acontecimientos.

Un reportaje con Historia y presente

Siempre resulta difícil resumir lo que el espectador puede encontrar en un reportaje tan de actualidad como éste: hay historia y presente, rusos encantados de volver a la madre patria y ucranianos que tienen las maletas preparadas para irse y otros que han decidido quedarse y esperar a ver qué ocurre, y tártaros -la población autóctona- divididos entre aquellos dispuestos a acoplarse a la nueva realidad y los que reivindican un estatus especial para este pueblo, un estatus que, de momento, Rusia parece reacia a conceder. Ya hay denuncias de violaciones de derechos de las minorías y casos preocupantes de xenofobia. La convivencia interétnica en este territorio ha sido tradicionalmente buena, nos comentaba el profesor Oleg Smirnov. No parece fácil que siga así. Todo dependerá de la actitud de las diferentes comunidades, pero sobre todo de la de sus nuevos dueños rusos.


Así se hizo Crimea: la primavera rusa

Vocabulario Fundamental. Fundamentalismo (12) Homofobia a la rusa

«El armario ruso»

En Portada retrata la situación del colectivo homosexual en Rusia. En 2013 se aprobó una ley que castiga la propaganda de la homosexualidad. La mayoría de los homosexuales rusos viven su orientación en secreto


Esther Vázquez 01.05.2014

En Rusia, gran parte de la sociedad, influida por el antiguo pensamiento soviético y alentada ahora por la intransigencia de la iglesia ortodoxa rusa, considera que mostrar en público una orientación sexual no convencional es una ofensa. Aunque la opinión generalizada es que no importa la orientación que uno tenga, siempre y cuando se viva de puertas para dentro.

Vivir la sexualidad como un secreto

Por eso, muchos homosexuales en Rusia prefieren esconderse en una doble personalidad, guardar en secreto algo que es parte de su vida; incluso, como ocurría no hace muchos años en España, contraer matrimonio con una mujer, o con un hombre en el caso de las lesbianas, para complacer a la sociedad y disimular su propia condición sexual.

A través de una carta, larga y meditada, contó a su madre lo que sintió a los trece años y cómo se dio cuenta que eso iba a ser para siempre. Comunicarlo a los padres ha sido para muchos de los protagonistas de este reportaje el momento más difícil.Alexander Smirnov, uno de los protagonistas de nuestro reportaje nos contó cómo durante años escondió parte de su personalidad y guardó en silencio sus opiniones en su puesto de trabajo. Como portavoz de prensa de la alcaldía de Moscú, tuvo que informar sobre asuntos con los que chocaba frontalmente, como la prohibición en Moscú de la marcha del Orgullo Gay. Aunque incómodo, no le suponía un grave problema ya que él había salido del armario hacía años para sus seres más queridos. 


La ley que castiga y el paso adelante de Alexander

Hace 20 años que Rusia dejó de penalizar las relaciones homosexuales, el mismo tiempo que dejó de considerarlas como enfermedad mental.Alexander hizo pública su orientación cuando se promulgó la ley contra la propaganda homosexual, porque pensó que había que hacer algo. Trabajó en el teléfono de la esperanza, donde había escuchado estremecedores relatos de jóvenes adolescentes que se sentían culpables por su orientación sexual y querían quitarse la vida. Alexander pensó que la nueva ley que impide la difusión de comportamientos sexuales no convencionales, podría incluso privar a estos jóvenes de un asesoramiento profesional.

La ley contra la propaganda, aprobada en junio de 2013, prohíbe la difusión de la información destinada a fomentar comportamientos sexuales no convencionales entre los niños o hacer que esos comportamientos sexuales parezcan atractivos, así como equiparar socialmente a las relaciones tradicionales y no convencionales. Su incumplimiento conlleva penas de prisión y multas que van desde los 125 euros para particulares a los 22.000 en caso de organizaciones. El Gobierno ruso ha aprobado también otra ley por la que ningún país en el que se permita el matrimonio homosexual podrá adoptar niños rusos.

Vocabulario Fundamental. Tigre (3) Buscando a los últimos tigres siberianos



El conservacionista británico Chris Morgan ha recorrido el mundo siguiendo los pasos de algunos de los mayores depredadores del planeta, particularmente osos, lobos y pumas. En esta ocasión intentará filmar al tigre siberiano en su hábitat, libre y salvaje, en los bosques orientales de Rusia, donde la caza furtiva casi ha terminado con ellos. Su referencia y guía será el surcoreano Sooyong Park quien pasó largas temporadas durante cinco años, viviendo solo en la Naturaleza, intentando filmar a los últimos tigres siberianos que allí aún subsistían. De su mano conoceremos la increíble gesta humana de este hombre frugal y tenaz que a pesar de la más absoluta soledad, el intenso frío y las penalidades logró documentar la existencia en libertad de estos animales para intentar protegerlos. 
Park invirtió una gran parte de su vida para fundirse con la Naturaleza de los helados bosques de taiga de la región siberiana de Primorskiy, aprendiendo sobre sus frágiles interrelaciones naturales, consiguiendo imágenes inéditas de la vida salvaje que los poblaban, entre ellas las de tres generaciones de una misma familia de estos impresionantes felinos. Pero también tuvo que sufrir la desolación que le supuso ver cómo los tigres que conoció iban siendo masacrados por los furtivos. 

Siete años después, en 2012, el documental «Hunt for the russian tiger» reúne a ambos amantes de la Naturaleza para volver a explorar los bosques que llegan hasta la costa norte del Pacífico donde Park pasó aquella época de su vida. En su recorrido actual por los bosques podrán comprobar cómo los años de intenso furtivismo han vaciado prácticamente de vida grandes extensiones de los bosques. Pero Chris aún mantiene la fe en poder verificar la existencia de alguno de estos formidables depredadores sin los que la taiga del extremo oriente ruso perdería una gran parte de su alma.              


Vocabulario Fundamental. Gorriones (6) El niño y el gorrión


Dos seres puros estableciendo un vínculo irrompible de por vida. El pajarillo vivirá algunos años y el niño probablemente le sobrevivirá y se convertirá en adulto pero nunca olvidará a su primer amigo del alma. A este viejo juez le reconforta saber que este tipo de historias, tan mínimas, tan trascendentales, siguen sucediendo en el mundo. 


Niño y un gorrión hacen una inusual amistad en Rusia

Un niño ruso de 12 años de edad hizo una inusual amistad con un ave silvestre, al punto de que ambos ahora son inseparables.

24horas.cl 24 de agosto 2013

Vadim Veligurov cuida a «Abi», un polluelo de gorrión, desde que lo encontró en un jardín cerca de la casa de su abuela en Minusink, una ciudad al sur de Siberia. El niño pasaba allí sus vacaciones cuando encontró al polluelo abandonado y caído al suelo con apenas unos días de vida. Vadim lo alimentó durante semanas con la esperanza de que cuando comenzara a volar volviera a la vida silvestre. Sin embargo, «Abi» decidió quedarse con él en lugar de marcharse. «Abi» parece feliz posado en los hombros del muchacho, come de su mano y hasta parece darle besos a Vadim. El niño planea llevar al ave con él a su ciudad natal después de que termine el verano.

Las dos Ucranias luchan y ¿se dividen?

Tras unas semanas de lucha cuerpo a cuerpo en las calles de Kiev y otras ciudades ucranias los hechos se suceden rápidamente. Tras las presiones y la defección de parte de la policía y de miembros de su propio gobierno Viktor Yanukovich, a quien incluso su propio partido ya ha calificado como traidor culpándole de las muertes sucedidas (y de un tren de vida estrafalario), huyó en avión a la zona oriental del país y luego intentó hacerlo a Rusia, pero fue interceptado por los guardias de frontera. Se dice que puede estar escondido en algún lugar de la región de Donetsk, en la parte oriental de Ucrania -la otra Ucrania-, de mayoría rusohablante o en el sur, en Crimea, hogar de la poderosa flota rusa del Mar Negro, graneros electorales del depuesto presidente. Yulia Timoshenko fue liberada y este fin de semana dió su primer speech en la plaza Maidan, para alborozo de sus miles de seguidores. La oposición ha tomado posiciones en la Duma y Alexandr Turchinov, del partido de Timoshenko, ha sido nombrado presidente en funciones, asegurando que el país volverá a retomar el camino de la integración europea y pidiendo a Moscú respeto para esta decisión. Además se han convocado elecciones residenciales anticipadas el 25 de mayo y vuelto a la constitución de 2004. 


Hoy los manifestantes de la plaza Midan, cuya resistencia y determinación ha conseguido doblegar al régimen, lloran a sus muertos y dicen que no piensan retirarse de la plaza de la Independencia hasta estar seguros de que los nuevos dirigentes van a responder a sus deseos y no a traicionarles como sucedió, según su percepción, tras el primer Maidán, en otoño 2004. Pero hay muchos interrogantes en el futuro cercano de la revolución ucrania, casi todos en referencia a la división que escinde el país por la mitad. Profundamente dividida por el lenguaje, por la historia y por la política. Un tercio del país habla ruso como lengua materna, y en la práctica la utilizan día a día y viven en la mitad oriental del país, los ucraniano-parlantes viven en la occidental. Pero no es sólo que Ucrania tenga dos mitades que hablan predominantemente diferentes idiomas sino que estas tienen diferentes políticas y diferentes visiones para su país. En los mapas a la izquierda puede verse claramente. Los dos primeros muestran la lengua y la división étnica, los dos de abajo se muestran los resultados de las elecciones para las elecciones presidenciales de 2004 y 2010. Las líneas son idénticas. Sí bien alrededor de la mitad de los ucranianos dicen que quieren el acuerdo con la Unión Europea otro tercio dice que prefiere la integración en la Unión Aduanera de Eurasia, dominada por Rusia.

El fantasma de una guerra civil, hacia la que Ucrania parecía encaminarse hace 48 horas, deja paso ahora, si no prevalece el buen sentido, a la amenaza de una ruptura en dos de la ex república soviética. Dirigentes de las regiones prorrusas se reunían ayer de urgencia para desafiar la legitimidad del Parlamento nacional. Que la secesión no prospere dependerá decisivamente de la actitud del Kremlin frente a la mitad del país que se identifica con su legado y Dimitri Medveded ya ha dicho que los nuevos gobernantes son amotinados armados, lo que pinta mal… Pero en el escenario ucranio, junto a la expresión admirable de un pueblo decidido a no dejarse aplastar por el autoritarismo, han emergido fuerzas peligrosas, ultranacionalistas y ultraderechistas, cuyo papel en los acontecimientos de Kiev puede resultar determinante en el futuro inmediato. Así de primeras, los grandes actores internacionales tendrán que mojarse desde ya porque las nuevas autoridades anunciaron hoy que necesitarán cerca 35.000 millones de dólares de ayuda hasta finales del próximo año para estabilizar la situación económica en el país. En fin, les dejamos con el En Portada de la semana pasada que analizaba las raíces del conflicto y el papel de EEUU, Rusia y la Unión Europea en la situación en aquel país donde confluyen y chocan desde hace siglos Europa y Asia.  
En Portada. «El tablero de la paz fría»


Llegamos a Kiev cuando estaba amaneciendo. El hotel estaba en el epicentro de las revueltas, así que, por seguridad, la puerta principal estaba cerrada y las luces apagadas. Había que entrar por una pequeña puerta. Y así, en medio del cansancio y el mucho frío, y una sensación de irrealidad, empecé a ver pasar, mientras bajábamos las maletas, a hombres con cascos, mascarillas y bates o palos. Todo con un toque de surrealismo. No imaginaba que, en los días siguientes, iba a vivir un incesante ir y venir de gentes que no paraban de hacer cosas. Allí estaba también mi compañero de Moscú, Carlos Franganillo, que llama en broma a los revolucionarios Lemmings, porque no paran en ningún momento.


Opositores. Entre Grushevski y Euromaidán

Unas pocas, muy pocas, horas después, nos pusimos manos a la obra. Fue entonces cuando fuimos conscientes de que al girar la esquina a la derecha teníamos la calle Grushevski, ésa donde en apenas unos cientos de metros se producían los violentos enfrentamientos entre los manifestantes más radicales y los antidisturbios, y girando a la izquierda, Euromaidán, la aldea de los galos, como di en llamarla. Y una noche, cansada de pasar frío, me dediqué a observar el asalto de la Casa Ucrania, justo enfrente del hotel, desde la habitación.

Y el paramilitarismo que se observa en ciertos grupos del movimiento de protesta es muy preocupante ante la amenaza de que la extrema derecha pueda sacar partido de la situación.Pero, cuando salíamos de territorio ocupado, estaba claro que la vida seguía con normalidad en el resto de la ciudad y en el país, aunque es, lógicamente, una normalidad engañosa, porque, en el fondo, nadie sabe cómo va a salir Ucrania de ésta. Se notaba claramente que las fichas del tablero del ajedrez geopolítico y geoestratégico se movían en un juego más allá de Euromaidán, entre Estados Unidos y la Unión Europea y Rusia, y que los partidos políticos de la oposición han perdido el control de la calle. Me resultó curioso comprobar que el que parece llevar la voz cantante en el centro de prensa de Euromaidán es un norteamericano.


Partidarios de Yanukovich

Visitamos también el campamento de los partidarios de Yanukovich que, ¡oh casualidad!, está al lado del parlamento, en la zona gubernamental, ésa a la que no dejan acercarse a los manifestantes opositores. Ellos se mantienen firmes en que el presidente fue elegido democráticamente -lo cual es cierto, otra cosa es la deriva que ha tomado desde entonces el régimen- y que los opositores deben esperar a que se celebren los próximos el año que viene, cuando toca. Las posturas son difíciles de reconciliar pero, ciertamente, a pesar de que se han querido hacer sonar “de forma interesada” tambores de guerra civil, no es esa la sensación que se tiene cuando se habla con los dos bandos.


Por eso, en el “Tablero de la Paz Fría” hemos querido ahondar en las raíces del conflicto y en la idiosincrasia de la propia Ucrania. Sólo así se puede entender la peligrosa encrucijada en la que se encuentra, en la crisis más grave desde su independencia de la antigua Unión Soviética. Lo que sí está claro es que los Euromaidán quieren cambios, cambios profundos, cambios de calado en el sistema y acabar con la endémica corrupción, vivir en un país moderno, desarrollado, democrático y europeo. Y que no están dispuestos a cejar en el empeño hasta conseguirlo.

Campanadas de la Historia (34) ‘Los niños de Rusia’, de Jaime Camino

Aún no teníamos en nuestra web el documental «Los niños de Rusia» así que subsanamos la incidencia con este post. Dirigido en 2001 por Jaime Camino cuenta la historia de los millares de niños de la España republicana que, durante nuestra guerra civil fueron enviados a distintos países para alejarlos del conflicto. Aproximadamente tres mil de ellos fueron acogidos por la Unión Soviética.


A través de los testimonios de quienes hoy tienen más de setenta años, el film indaga en su peripecia vital, a la vez que recuerda los hechos: la victoria de Franco, la invasión de la URSS por los ejércitos alemanes en 1941, los sufrimientos provocados por la Segunda Guerra mundial, las características del régimen estalinista y de la educación en aquel país, su difícil regreso a España y el desarraigo que muchos sintieron serían los acontecimientos que marcarían sus vidas. Un documental imprescindible para entender una parte de nuestra historia.


Los niños de Rusia

Seguir llamando niños a los que tienen más de setenta años puede parecer un anacronismo, pero es verdad que a partir de su viaje a Rusia todo fue distinto en sus vidas y lo que más les ha marcado es esa añoranza por la patria perdida y jamás recuperada, por la búsqueda de una identidad que tenían cuando eran niños españoles y que posiblemente nunca volverán a tener. Los niños de Rusia comenzaron en el año 1937 un viaje sin regreso, un viaje hacia el extrañamiento, huyendo de las bombas que la aviación fascista tiraba sobre las ciudades republicanas y de aquel cataclismo que intentaron paliar países como Francia, Inglaterra o Rusia acogiendo a los niños republicanos, en el caso de estos últimos los convirtió en unos Ulises -Nadie- que jamás encontrarían su Itaca. Lo que iba a durar tres meses se convirtió en una odisea y fueron sus vidas testigos y protagonistas del devenir de la Europa de esos años, desde la huida por el puerto de Santurce en el barco La Habana hasta llegar a Rusia y la acogida en Leningrado (así se decía entonces) apoteósica, humana y propagandista (no más que cualquiera de nuestros telediarios de hoy), la estancia en las Casas de acogida, la Segunda Guerra Mundial, la batalla de Stalingrado, la alegría del final de la guerra, las purgas de Estalin, la apertura de Kruchef y la primera oportunidad de poder regresar a España.

Estos hitos históricos van estructurando el relato de las vidas y los diferentes juicios de los protagonistas en torno a si debieron o no salir del país, sobre el acierto o no de la decisión de sus padres, de lo que ha supuesto en sus vidas la permanencia en Rusia, sobre el confinamiento que no les permitió volver a su país como los niños que estuvieron refugiados en otros países al acabar la guerra, sobre la Rusia actual en la que de nuevo se impone la influencia religiosa y el hambre. Las opiniones son diversas; en lo que sí están todos de acuerdo es en la bondad del pueblo ruso, en que la acogida estuvo llena de solidaridad y compasión, en que se les intentó formar culturalmente y tenerlos unidos para que no perdieran su cultura; también en que la España que encontraron los que regresaron en el año 56 era una España putrefacta que jamás los admitió como personas, siempre fueron sospechosos y se les intentó purgar del lavado de cerebro que traían con otro peor en el que participaba el país entero bajo el nacional-catolicismo, y así no sólo fueron sospechosos ante la policía española, que dejó que actuará la CIA en nuestro territorio para descubrir planes y planos, sino que sus familiares y vecinos siempre los vieron como algo foráneo y peligroso. Algunos, ante tanta hostilidad, regresaron de nuevo a Rusia.

Resulta conmovedor el contraste entre la serenidad, la sinceridad, la viveza de los recuerdos que los protagonistas van desgranando ante las cámaras en el momento actual y las imágenes en blanco y negro de documentales de aquel tiempo, fotografías y canciones que nos hacen vivir una época que no vivimos, pero que está tan presente en todos nosotros y que les debíamos como homenaje a estas personas. Sus vidas ilustran la veleidad del futuro, la inutilidad de los planes, el desarraigo como una metáfora de la vida, el extrañamiento y la soledad como una forma de ser del hombre, la añoranza y su superación y por encima de todo la dignidad y la sinceridad, la emoción y la entereza de estos protagonistas involuntarios; de este viaje que se prolonga en el tiempo hasta ocupar la totalidad de sus vidas. (Texto: Daniel Arenas)

Sochi, los juegos de Putin


La candidatura de Rusia para acoger los XXII Juegos Olímpicos de Invierno ha estado rodeada de polémica. La ciudad de Sochi, ha sufrido las consecuencias de una construcción desenfrenada que ha dado lugar a problemas medioambientales y al descontento de los habitantes privados de sus derechos. Sochi 2014, también se ha convertido en los juegos más caros de la historia. Unos Juegos Olímpicos que incluyen por primera vez la categoría de salto de esquí femenino, haciendo realidad el sueño de muchas deportistas que llevan años luchando por la igualdad de género.

Amor, odio y propaganda: La Guerra Fría






Serie documental en cuatro episodios que narra el enfrentamiento político, ideológico, científico, tecnológico, cultural y deportivo que, desde 1945 y hasta 1989, mantuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética con el objetivo de implantar su modo de vida en todo el planeta: la Guerra Fría. 










1. A la sombra del miedo


2. Aumentando la presión


3. Grietas en el muro


4. La guerra de las palabras

Vocabulario Fundamental. Infancia (19) ‘Quieto, muere, resucita’, la infancia según Vitali Kanevsky

«Este film es la resurrección de mi pasado. El realizador es alguien que muere en su película porque se ha dado enteramente. Los niños son como los adultos: ellos quieren la felicidad. Pero en las condiciones donde vive mi héroe, es decir, yo, la felicidad es imposible. El sistema, el modo de vida de la gente imponen una sola forma de vivr que es el camino de la mentira, del robo, de la violación, de la locura, y de lo monstruoso.» Vitali Kanievski

Quieto, muere, resucita (Zamri, umri, voskresni!) dirigida por Vitali Kanevsky en 1989 (y ganadora de la Palma de Oro en Cannes 1990) cuenta la historia de dos niños que sobreviven a la pobreza y las dificultades de un ambiente hostil en Suchan, una remota población minera de Siberia que en 1947 que formaba parte del gulag soviético al lado de un campo de prisioneros japoneses y disidentes soviéticos. Ambos, en su deambular por el pueblo, realizan un involuntario recorrido por el horror, la miseria y la violencia circundantes. Bajo esta premisa se nos presenta una película que avanza lentamente, en la que hay que ir metiéndose poco a poco, deleitándose con la sencillez y lirismo de unos personajes que rezuman verdad, ternura y poesía por los cuatro costados. Y es que esta historia sobre dos niños que se hacen mayores sin poder disfrutar su infancia es la propia historia del director ruso, que infligió su mirada desolada a su propia infancia en esta pequeña gran película, como si de un reproche eterno por la edad perdida se tratase. 

http://vk.com/video_ext.php?oid=197564815&id=164617761&hash=7e905812553779bb&hd=1


Los niños del frío

«Quieto, muere, resucita», cuyo extraño título hace referencia a un juego y/o canción infantil rusa, es una película muy dura sobre la infancia y, al mismo tiempo, un testimonio sobrecogedor de lo que supuso el estalinismo. Una película tan abiertamente crítica con el régimen de Stalin solo pudo rodarse en la Unión Soviética en los años de Gorbachov y la perestroika, que supusieron un auténtico renacimiento para la cultura rusa. Kanevsky rodaría después, ya en la Rusia de Yeltsin, una secuela de esta película, titulada «Una vida independiente» (1992), en la que presenta de nuevo al niño protagonista del filme anterior, ya adolescente, tratando de encontrar su lugar en el mundo. No la he visto, pero a juzgar por «Quieto, muere, resucita», no me cabe duda de que será una película que valga la pena.

Siberia, poco años después de la Segunda Guerra Mundial. Los protagonistas, Valerka y Galya, dos preadolescentes, viven en Suchan, una ciudad minera del llamado Lejano Oriente ruso, en la costa del Pacífico. Suchan (hoy Partizansk) es también una de las islas del Archipiélago Gulag, cuyo mapa trazó Aleksandr Solzhenitsyn. En realidad, el pueblo en el que viven los chicos es una gigantesca prisión: no hay separación física entre el campo de prisioneros y el lugar de residencia de las gentes del lugar. Y la forma de vida de unos y de otros no difiere en lo esencial. Por eso, las vidas de los chicos se cruzan con las de prisioneros de guerra japoneses y deportados políticos. Las terribles condiciones de vida en esta ciudad siberiana hacen referencia a toda Rusia en la época de Stalin, que era también una gigantesca prisión de la que resultaba imposible escapar.

¿Qué efecto tiene sobre un niño vivir en condiciones tan adversas? La película responde a esta pregunta, sirviéndose para ello de la experiencia personal de su director y guionista, Vitali Kanevsky. Kanevsky recrea episodios de su infancia en Siberia sin pretender ser objetivo: más aún, privilegiando la perspectiva de su protagonista y alter ego, Valerka, y de su compañera Galya. La película es intensamente subjetiva. Por eso los adultos que aparecen en la película son, casi sin excepción, duros y despiadados, y se sacuden a los niños en cuanto pueden, como un molesto problema. Peor es todavía la actitud de los representantes del omnímodo poder estalinista, desde el intransigente director de la escuela hasta los policías y los guardianes del presidio. La fotografía, en blanco y negro, marcadamente expresionista, contribuye a subrayar la dureza de la vida de los protagonistas. 

Se han señalado las semejanzas de este filme con «Los 400 golpes» de Truffaut: tales semejanzas existen, sin duda, pero aquí la experiencia del desarraigo infantil se produce en un ambiente infinitamente más duro y hostil. Un mundo terrible en el que las travesuras arrojan a los niños a la exclusión social, a la marginación, al delito. Excelente película, que vale la pena ver.