Adherencias (9, 10 y 11) ‘El Graduado’, de Mike Nichols

Créditos de inicio: un recién licenciado regresa, cansado y desorientado, de la universidad, donde acaba de ganar un meritorio premio. Va a pasar el verano en casa de sus padres. La cinta transportadora de un aeropuerto arrastra su cuerpo indolente. Se escucha «Sound of silence» mientras los altavoces anuncian los próximos vuelos. Un largo plano que concentra la primera parte de la película y que se contrapone con el último plano de la película en el autobús, que cierra este post y la transformación radical de la vida y el carácter de su protagonista.
En 1967 el director Mike Nichols dirigía The Graduate, encadenando su segunda obra maestra tras la devastadora ¿Quién teme a Virginia Woolf? («Who’s afraid of Virginia Woolf?«, 1966) y alcanzando la cumbre de una desigual carrera. El Graduado tuvo un gran impacto en la época por la radicalidad de su mensaje y porque era la primera vez que se mostraba sin tapujos el adulterio de una mujer casada, alcohólica y bastante neurótica -interpretada magistralmente por Anne Bancroft-, con alguien a quien doblaba la edad (en la película al menos).

La iconoclastia moral del film barrenaba pilares morales de la familia media-alta norteamericana como el matrimonio, las convenciones sociales y algunos símbolos religiosos, mostrando algunas situaciones políticamente incorrectas que mostraban las hipocresías de la pacata clase alta norteamericana de finales de los sesenta y su desconexión existencial con la generación de sus hijos, en unos tiempos en que las sociedades occidentales eran más conservadoras que hoy en día (aunque ahora en España estamos en una preocupante involución hacia tiempos peores).
El Graduado es una magnífica película que, a pesar de tener elementos de comedia, reflexiona con amargura sobre las siempre complejas y difíciles relaciones interpersonales, sobre la confusión vital de la juventud y sobre la incomunicación en la familia, mostrando la vacuidad y las apariencias en que se basan algunas de sus esencias. Todo lo cual sigue siendo válido también para nuestra sociedad y nuestra época. La película tiene además una estupenda banda sonora de Simon y Garfunkel que, llevados por ánimo iconoclasta nos hemos permitido suplantar para realizar tres de nuestras Adherencias.

El film de Nichols cuenta la historia de Benjamin Braddock (interpretado por Dustin Hoffman en uno de sus primeros papeles protagonistas), recién licenciado y con un premio académico bajo el brazo, regresa a casa de sus padres en verano, para descansar y pensar en su futuro.

La primera parte de la película se desliza hacia la comedia al presentarnos la incomunicación y alienación que siente Ben, tan buen estudiante como tímido e inmaduro, en el entorno social de sus padres mientras es exhibido a sus amigos, que le aturden con felicitaciones. En una fiesta en su honor en la que un montón de gente a la que apenas recuerda le felicita y aconseja sobre el brillante futuro que le aguarda, conoce a la señora Robinson, atractiva madurita amiga de sus padres que coquetea con él y le arrastra hasta su casa con intención de seducirle. Benjamin la rechaza y logra escabullirse cuando el señor Robinson llega a casa.

Adherencia 1 – Tus manos en mi garganta





La canción de Death in Vegas «Your hands around my throat» (Scorpio Rising, 2005) acompaña el final de esta escena, que enlaza con la de su cumpleaños, cuando es obligado por sus padres a exhibir ante los amigos de la familia un regalo que le hace sentirse manipulado y… absurdo.

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Sin embargo, al poco tiempo la tentación y el deseo vencen su resistencia e inician una furtiva relación adúltera en un hotel en la que el inexperto Benjamin es iniciado en el sexo y la mentira por la experimentada y manipuladora Mrs. Robinson.

Adherencia 2. Amor y traición




Ben y Mrs. Robinson inician una relación clandestina en la habitación de hotel que albergó su primera cita, pero la cosa no tarda en deteriorarse. Benjamin se siente culpable y distante con su familia por su inconfesable relación con Mrs. R. y se va volviendo más cínico y frío ante una situación que le hace sentirse mal consigo mismo. Mike Nichols nos ofrece un magistral encadenado de escenas de Ben en casa de sus padres y en el hotel con su amante que hemos reinterpretado con la canción «Love And Treachery» (Amor y traición) de Madeleine Peyroux (Bare bones, 2009), que le va genial.

La inminente llegada de Elaine, la guapa hija de los Robinson, (interpretada por Katherine Ross) provoca los celos de Mrs. Robinson, que hace jurar a Ben que nunca saldrá con ella. Sin embargo, cuando Elaine aparece, las convenciones familiares provocan que ambos jóvenes acaben conociéndose y saliendo juntos una noche.

Para evitar las represalias de Mrs. Robinson, Ben se muestra frío con Elaine hasta humillarla en un local de strip-tease, pero contemplar el sufrimiento de Elaine provoca que Ben se arrepienta de su actitud con ella y aparte los obstáculos que había colocado entre ellos, lo que hace que ambos jóvenes acaban enamorándose. Pero el comienzo de su relación provoca la venganza de la despechada señora Robinson y un vuelco en la vida de todos los personajes de la historia. Ben intenta confesar su relación a Elaine pero es Mrs. Robinson quien dará su propia y manipulada versión, en la que acusa a Ben de haberla violado. Los Robinson, Elaine incluida, se mudan a Berkeley y es entonces cuando Ben vive su propia catarsis al darse cuenta de su única certeza, debe recuperar a quién es su auténtico amor.

Ben también se muda a Berkeley, donde alquila una habitación en un hostal -con casero poco amistoso- y comienza a seguirla para ver su vida sin él, en lo que se convierte en una época de descubrimiento de Elaine y de sí mismo, mientras piensa en qué hacer para poder explicarle lo que realmente pasó con su madre y expresarle sus sentimientos.

Un día se hace el encontradizo con ella en un autobús y la acompaña hasta el zoo, donde ella ha quedado con su nuevo novio, un pijín relamido llamado Carl, un amigo de la familia Robinson con el que está comprometida. Sin embargo al día siguiente Elaine se presenta en su habitación y pide explicaciones a Ben de por qué está allí. Al final Ben logra explicarle cómo ocurrió todo y ambos jóvenes comienzan a verse otra vez. Sin embargo un día inesperadamente irrumpe en la habitación de Ben el señor Robinson quien acusa a Ben de haber roto su matrimonio y le avisa de que Elaine ha roto con él definitivamente, va a casarse con Carl y nunca volverá a verla, lo que es confirmado por Elaine en una nota de despedida. Es entonces, cuando Ben decide reivindicarse como individuo y comienza una frenética busqueda de Elaine para intentar impedir su boda y si para ello ha de profanar las convenciones sociales, la Iglesia o el matrimonio, así lo hará.

Adherencia 3. Inténtalo

Para nuestra tercera y última adherencia sobre esta estupenda película recurrimos a su gran final, que posee una pasión que siempre gustó mucho a este redactor y al que adherimos una canción que va perfecta con su espíritu. El tema «Try», de los noruegos Sidsel Endresen & Bugge Wesseltoft (de la que les dejamos la letra) nos habla de seguir intentando conseguir lo que realmente deseamos, de seguir sintiendo, de seguir buscando, de seguir amando, de seguir cometiendo errores, de sacudir nuestro mundo y luchar para conseguir lo que nuestro corazón nos pide. Tan sencillo, tan complicado.

Así nuestro Benjamin Braddock se lanza sin dios ni amo a la búsqueda de Elaine en una frenética carrera contra reloj para impedir su boda. Simon y Garfunkel ralentizan los últimos acordes de Mrs. Robinson mientras a Benjamin Braddock se le acaba la gasolina. Y aún tiene que llegar a la iglesia antes de que Elaine Robinson cometa el mayor error de su vida…

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Try – Sidsel Endresen and Bugge Wesseltoft (Out Here, In There, 2002)

Keep on looking / you keep on searching / you keep on moving / and you get a little further / you keep on trusting / you keep on hoping / you keep on facing your faith just to keep on growing / just try…try..you just try keep on wondering / you keep on asking / keep on reaching / keep on taking chances keep on longing / you keep on dreaming keep on doing what you do never give up believing / just try…try..you just try you just try….try…just try maybe your world shakes / you try to hold on / maybe your heart breaks / just keep on loving maybe you’ll find out / it’s meant to be this way / maybe you’ll learn this / or maybe we’ll learn this keep embracing each day keep on yearning / keep on making mistakes just to keep on learning keep on giving, you keep on wanting / keep on fighting, just get up every morning and try…try….just try / you just try…try….just try / you just try…you just try…just try

Y culminando uno de los grandes finales de la historia del cine termina la película, con Elaine y Ben en un autobús, aún sin creerse lo que ha pasado, sonriendo ante la hazaña y el hecho de que vuelven a estar juntos y quizás empezando a pensar qué será de sus vidas a partir de ese momento. En fin, una muy recomendable película cuyo mensaje sigue vigente hoy en día y a la que hemos querido homenajear reinterpretando algunas de sus mejores escenas.

The Cure – A thousand hours

Un usuario de Youtube realiza esta linda adherencia entre Nightmare Before Christmas, de Tim Burton y el romanticismo desesperado de A thousand hours (Kiss me, kiss me, kiss me, 1987) una canción que siempre ha tocado el corazón de este fiero impartidor de justicia a este lado del Pecos y una de nuestras preferidas de la gran banda británica The Cure.


For how much longer can i howl into this wind?
for how much longer
can i cry like this?
a thousand wasted hours a day
just to feel my heart for a second
a thousand hours just thrown away
just to feel my heart for a second
For how much longer can i howl into this wind?

Vocabulario Fundamental. Amor (1) Un sms tuyo bastará para sanarme

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño:
creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.»
Desmayarse. Soneto 126 Lope de Vega (1604)
«Desde el primer momento en que la ví no pude quitarle los ojos de encima, ella era la cosa más erótica que jamás había visto. Era muy hermosa, con la piel y el cabello dorados y de sangre italiana. Empezamos a hablar y mi cabeza comenzó a girar»
Bob Dylan, tras conocer a Suze Rotolo (1961)


Intro

«El amor fue algo que sentí muy de repente, poco después que ella se lanzara a contar lo que prometía ser una historia bastante larga y aburrida (suscitada indirectamente por la llegada de equipajes en la cinta de al lado) sobre unas vacaciones estivales que pasó con su hermano en Rodas. Mientras Chloe hablaba, me puse a mirar sus manos, que jugueteaban con el cinturón de su abrigo de lana beige (tenía un par de lunares en la base del dedo índice) y cai en la cuenta, como si hubiera sido la más evidente de las verdades, de que la amaba. No puse menos que concluir que, por muy molesto que fuera el hecho de que casi nunca terminase sus frases, o a pesar de su angustia y de cierto mal gusto en la elección de sus pendientes, era adorable. Fue un momento de idealización total que dependía tanto de una inexcusable inmadurez emocional como de la elegancia de su abrigo, de mi cansancio tras el viaje, de lo que había desayunado y del deprimente aspecto que ofrecía la zona de recogida de equipajes de la terminal cuatro, frente al cual su belleza adquiría aún mayor relieve.» 
Del amor. Alain de Botton


A pesar de que el amor recorre muchas de las entradas de este blog no podía faltar en éste una serie de entradas dedicadas en exclusiva a esta pulsión primordial de la raza humana que, en sus diversas manifestaciones y fases, mediatiza y vertebra nuestras emociones, comportamiento y sensación de felicidad a lo largo de nuestra biografía. Todo empieza cuando, sin saber bien por qué, la mirada o la piel de otra persona producen el primer estremecimiento de sinapsis en nuestro sistema cerebral de placer y recompensa. Comienza el Amor.

Primera parte. El amor en el cerebro
Para comprender los cambios que el amor produce en la química de nuestro cerebro que producen el enamoramiento, para entender por qué esa persona nos ha robado el pensamiento, dos de nuestros programas de divulgación científica de referencia, Redes y Tres14, se encargan de ello.

Redes 187 – La quimica del amor

«Los síntomas del enamoramiento se deben a que la actividad química de nuestro cerebro cambia. Aumentan los niveles de dopamina, norepinefrina y disminuye los de otra molécula, la serotonina. Este cóctel químico nos hace sucumbir al amor y a todos sus efectos. El o ella se convierten en el centro de todo, la dopamina y norepinefrina ayudan a focalizar nuestra atención, miramos al amado como algo único y nuevo. Y recordamos detalles minúsculos de esta persona y del tiempo que hemos pasado juntos gracias a la norepinefrina la cual aumenta la capacidad de recordar estímulos nuevos. No podemos dejar de pensar en él o ella, es inevitable, los niveles de serotonina disminuyen y provocan un pensamiento obsesivo. Buscamos la manera de tener cosas en común cambiando nuestra manera de vestir, nuestros gustos, con el fin de agradarle. La causante es la dopamina que se asocia con la motivación y las conductas orientadas a alcanzar un objetivo concreto.

Si surgen obstáculos para la relación, los sentimientos se intensifican; este hecho se conoce como el “efecto Romeo y Julieta” y ocurre porque percibir la adversidad hace que aun aumente más la dosis de dopamina. No es de extrañar que los amantes crucen continentes para abrazarse solo por unos días o cambien de trabajo o incluso mueran el uno por el otro. Cuando este sistema se activa poco podemos hacer. La dopamina llega a regiones cerebrales donde se genera la motivación para alcanzar recompensas. Si tarda en llegar, los productores de dopamina prolongan su actividad, los niveles aumentan y la motivación cobra más fuerza. Si ese teléfono aun no suena, se enviarán señales a la amígdala y se desencadenará la ira; de esta manera el amor y el odio están íntimamente conectados en el cerebro, producen las mismos síntomas y ponen en actividad las mismas sustancias químicas, de ahí que el cerebro humano haya capacitado al amante abandonado a odiar fácilmente a la persona que adoraba. Es solo un juego de combinaciones químicas donde los límites son muy frágiles. El amor y el odio son cosas muy iguales, la indiferencia es su contrario. Amamos a una persona y la odiamos al mismo tiempo y aquello por lo que suspiramos se llama indiferencia. El amor y el odio tienen mucho en común, cuando odiamos concentramos nuestra atención tanto como cuando amamos. Nos cuesta comer y nos cuesta dormir.

Cuando surge la decepción, tenemos una tristeza enorme, el amante rechazado al final se rinde, y esto se debe a que el cuerpo humano, químicamente, no puede hacer frente a tanto desgaste energético. La ira nos abandona y nos resignamos a la pérdida. Los sentimientos de resignación y de desesperación son los protagonistas del final del amor. Estos sentimientos están directamente asociados con el sistema de recompensa del cerebro y con su combustible, la dopamina. Cuando al final nos damos cuenta que la recompensa no llegará, las células productoras de dopamina disminuyen su actividad; los niveles bajos de dopamina se asocian al abatimiento y al letargo. Cuando el estrés del abandono es prolongado disminuyen las tres sustancias, la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, haciéndonos caer en una depresión. Un mecanismo para empezar de cero. Estamos diseñados para sufrir cuando nos falla el amor, sólo el tiempo nos saca de la angustia y la desesperación.
Tras la borrachera bioquímica del enamoramiento, el cuerpo y la mente deben recuperarse. Si nos pasáramos toda la vida enamorados, no tendríamos la suficiente atención ni la energía necesaria para hacer nada más. Por tanto, es necesario que se acabe. El hipotálamo, se encarga de poner orden, de crear lazos de cariño. La locura del amor romántico se transforma en un sentimiento de calma y unión con una pareja. Sin embargo, la felicidad no es eterna, la monogamia no es eterna, tiene fecha de caducidad, unos 4 años; al cabo de este tiempo existe una tendencia universal de cambiar de pareja. Somos monógamos pero estamos hechos para tener varias parejas. La mayoría de nosotros anhela una pareja para toda la vida, muchos consiguen ser feliz y mantener la química del apego, del cariño y de la complicidad durante muchos años ; es cuestión de suerte, al fin y al al cabo nosotros poco decidimos, nuestra biología se encarga de ello sin que nos demos cuenta.»

Tres14 – Hombres y mujeres 

Los animales tardan minutos en elegir pareja. Los humanos, sin embargo, necesitamos hasta año y medio. Es la fase del amor romántico. Un ritual de cortejo en el que vemos al otro como alguien especial. Un alto nivel de dopamina en el cerebro hace que ignoremos los defectos de nuestro amante. Otras dos hormonas, la vasopresina y la oxitocina, se encargan de estimular lazos con la pareja. El deseo y la confianza, o los celos y la incomprensión, todo sucede en los cerebros de mujeres y hombres. Por eso puede estudiarse científicamente. Unos como la neurobióloga Mara Dierssen y el escritor Allan Pease analizan cómo sienten y se relacionan mujeres y hombres. Otros como la prestigiosa antropóloga neoyorquina Helen Fisher, estudia la química del amor. tres14 habla con ellos para saber ¿en qué nos parecemos los hombres y las mujeres? ¿cómo reacciona el cerebro cuando nos enamoramos? ¿cuál es la fórmula de las parejas que duran? ¿en qué se fijan los hombres?. Y además en este programa hablamos de: amor químico; ¿somos tan diferentes los hombres y las mujeres?; ¿en el origen todos somos hembras?; ¿el amor es universal?; ¿por qué el beso es el símbolo del amor?; ¿nacen más niñas que niños?; ¿cuál es el origen del matrimonio?



Segunda parte. Un sms tuyo bastará para sanarme

Sin embargo no toda la hipnosis del amor podría explicarse sólo en términos de neurotransmisores y hormonas. Como todas las emociones humanas fundamentales, en el amor existe algo elusivo e indescriptible que se escapa a todo análisis, que se revela en clave de magia, embrujo y placer. José Antonio Marina nos hablará sobre ello. Después de Marina, una preciosa versión de una canción de The Cure cantada por Mariee Sioux en el album tributo a The Cure «Perfect As Cats» y la inolvidable instantánea de Annie Leibovitz a un John Lennon entregado al amor horas antes de morir, nos ofrecen otras miradas al hedónico absolutismo del amor.

El amor no es sólo bioquímica

José Antonio Marina El Mundo / Ciencia 14/02/2008

Mi fascinación por los fenómenos afectivos deriva, entre otras cosas, de su complejidad. Nuestros sentimientos dependen de la actividad cerebral, de la acción química de neurotransmisores y hormonas, lo que no significa que sean solamente eso. Cuando sucesos fisiológicos se convierten en consciencia, surge un territorio nuevo. Lo mismo ocurre cuando de elementos inorgánicos brota la vida. Vida y consciencia son fenómenos emergentes de la materia. Saltos de fase.

Pero lo cierto es que las sustancias químicas producen estados sentimentales. En eso radica el éxito de las drogas. ¿Hay una química del enamoramiento? El amor apasionado aparece súbitamente. Una persona concreta se convierte en polo único de interés o de deseo. Ortega decía que el amor es una enfermedad de la atención. Produce, desde luego, pensamientos intrusivos. El amante no puede dejar de pensar en la persona amada, dotada en ese momento de todo tipo de perfecciones. Esta experiencia –que se da en todas las culturas– es agradable, energética y euforizante. La realidad entera se transfigura y los enamorados se sienten ágiles y vitales, por eso corren y saltan, como se ve en numerosas películas.

Para descifrar el misterio del enamoramiento, los científicos se han fijado en sustancias que producen sentimientos parecidos. A mediados de los ochenta, Michael Leibowitz, de la Universidad de Columbia, supuso que había una «feniletilamina natural», una variedad de anfetaminas, responsable de esa experiencia cumbre. Antes de que se demostrara su existencia, los periodistas ya la habían denominado «hormona del amor». Otros investigadores más cuidadosos se centraron en hormonas y neurotransmisores ya conocidos.

El sentimiento de intensidad, energía y euforia lo relacionaron con la dopamina y la noradrenalina, que producen esos efectos. Por otras razones investigaron la serotonina. El enamoramiento produce pensamientos casi obsesivos. Mi generación, que aprendió el amor en los boleros, de manera claramente fragmentaria y sectaria, sabía que «Amor es un algo sin nombre que obsesiona a un hombre por una mujer».

En los trastornos obsesivos se detectan bajas tasas de serotonina, luego había que hacerla intervenir en el enamoramiento. Los antecedentes bioquímicos del amor estaban identificados: tasas altas de dopamina y noradrenalina, tasas bajas de serotonina. Al menos eso pensaba el equipo de Helen Fisher. El gran neurólogo Semir Zeki añadió una pieza más. Comprobó que en los enamorados había muy poca activación de las zonas cerebrales responsables del pensamiento crítico, por eso no ven ningún defecto en la persona amada.

Entonces entró en escena mi hormona preferida: la oxitocina, la hormona de la maternidad, el parto y la lactancia. Uvnas-Moberg descubrió que tanto el hombre como la mujer la producen durante las relaciones sexuales. El amor apasionado enlazaba así con la ternura. Bioquímicamente está hecho para durar. Me apasionan estos estudios, pero reducir el amor a bioquímica es como convertir Las meninas en un kilo de azul prusia, dos de blanco plomo, quinientos gramos de tierra de siena, tres litros de aceite, etc. Lo importante no son los ingredientes, sino la novedad del resultado.

Lovesong (The Cure) – Mariee Sioux

Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m home again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m whole again.
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m young again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m fun again.

However far away, I will always love you, however long I stay, I will always love you, whatever words I say, I will always love you, I will always love you.

Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m free again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m clean again.

However far away, I will always love you, however long I stay, I will always love you, whatever words I say, I will always love you, I will always love you.
Tercera parte – El amor agónico / La ruptura

No es que el amor yerre a veces, sino que es, por esencia, un error. Nos enamoramos cuando sobre otra persona nuestra imaginación proyecta inexistentes perfecciones. Un día la fantasmagoría se desvanece y con ella, muere el amor.Estudios sobre el amorJosé Ortega y Gasset

Los acontecimientos del pasado son los que determinan el presente. Por ejemplo, si tus padres no se hubieran conocido, hoy no existirías. Cuanto más se retrocede en el encadenamiento de circunstancias que conforman la historia del mundo, más inesperadas y sutiles serán las consecuencias que acarree el hecho más nimio en una compleja, casi infinita sucesión de concatenaciones. Por ejemplo, si durante el cretácico superior cierto plesiosaurio carnívoro no se hubiera comido los huevos que una hembra de triceratops desovó tontamente cerca de la orilla, quizás, vaya uno a saber, me seguirías queriendo. Concatenación. Temporada de fantasmasAna María Shua

Porque pasa el tiempo y se desvanecen los embriagadoras efluvios del enamoramiento y afloran las diferencias de carácter y al amor le empiezan a lastrar la cotidianidad, los desencuentros y la incomunicación. Se rompe el equilibrio en las sutiles relaciones de poder en la pareja, los cuerpos ya se conocen y llega una paulatina extinción del deseo y si no se le pone remedio, las distancias en la pareja pueden hacerse demasiado grandes y conducir fácilmente a la pérdida de respeto, el desprecio e incluso el odio. O peor aún, a la indiferencia. Es entonces cuando se descubre la naturaleza tan embrujadora como impostora del amor.

Es por eso que, cuando miras algunas de tus antiguas relaciones te preguntas cómo pudiste estar tanto tiempo con esa persona con la que realmente tienes poco en común, ese amor que un día meció tu vida y exaltó tus emociones y que ahora descubres en todas sus imperfecciones entonces ocultas y piensas que bueno, estuvo bien durante un tiempo pero probablemente le sobró el último tramo, lo que llamamos como el amor agónico. En nuestra octava adherencia, Lili Taylor habla de ello a una cámara en Cosas que nunca te dije, la primera y mejor película de Isabel Coixet.



Adherencias (8)

Cosas que nunca te dije (Isabel Coixet, 1996) / Miss you (Trentemoller, 2008)




Sin embargo, es muy complicado que las parejas tengan la lucidez y la valentía de reconocer un amor en caída libre y actuar en consecuencia abandonando la relación de mutuo acuerdo, con elegancia y sin demasiado sufrimiento para las partes. En demasiadas ocasiones hay una persona al que la ruptura le pilla con el paso cambiado y el alma cautiva, mostrando en carne viva todas sus dependencias y vulnerabilidades, preguntándose si existe una combinación de palabras en su idioma que le permita recuperar el amor perdido, pero no, ya no existe. Hasta el teléfono, que antes le acariciaba a distancia con su voz seductora y sus mensajes apasionados se convierte en un objeto inerte, absurdo, hostil.

Cuentan que quienes se sumergen a grandes profundidades pueden llegar a ser poseídos por una especie de ilusión que les hace creer posible la respiración natural dentro del agua lo que puede llevarles a deshacerse de sus tubos de oxigeno y ahogarse. Este hechizo fatal es llamado
“el vértigo de las grandes profundidades”, algo similar a lo que siente a quien abandonaron cuando intenta recuperar su vida y comprueba desolado cómo la piel que respiraba y lo mantenía en el mundo desaparece y se queda paralizado y perplejo, boqueando de dolor y desamor. Y de este estado de coma del alma sólo podrá salir haciéndolo de nuevo, encontrando otra piel que le hipnotice, enamorándose otra vez, las que hagan falta.


Finalizando


Terminamos esta primera entrada dedicada al amor con la cínica mirada de Ambrose Bierce y su Diccionario del diablo, que ya ha cerrado algunas otras entradas de este blog:

Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo.

Vocabulario Fundamental. Olvido (2) Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

Mira, todo se está derrumbando. ¡Te estoy borrando y soy feliz! (Joel)

How happy is the blameless vestal’s lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray’r accepted, and each wish resign’d.

¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha! Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada. ¡Eterno resplandor de una mente inmaculada! Cada rezo aceptado, cada deseo renunciado.


Este verso del poeta inglés Alexander Pope dio pie a dos talentosos creadores como el director audiovisual francés Michel Gondry y al guionista estadounidense Charlie Kaufman a crear en el año 2004 la película Eternal sunshine of the spotless mind, tontamente traducida en España como «Olvídate de mí».

Parece que fue Gondry, autor también de «La ciencia del sueño» (que no nos gustó) y de muchos de premiados anuncios y videos musicales, quien le propuso a Kaufman qué pasaría si un día se encontrara una tarjeta en el buzón que dijera que ha sido borrado de la memoria de alguienKaufman (guionista de otros éxitos del cine independiente estadounidense como «El ladrón de orquídeas» y «Cómo ser John Malkovich») recordó entonces los versos de Pope y con esta inspiración argumental, los dos creadores erigieron una tragicomedia romántica, oscura y melancólica, fundamentada en el olvido como escape del dolor por el amor perdido que nos permita seguir con nuestras vidas.

En ella se cuenta la historia de Joel, un hombre tímido y solitario (interpretado por un contenidisimo y eficaz Jim Carrey) que un día decide improvisar su jornada escapándose en un tren que no le llevará a su trabajo, sino a un pueblecito en la costa y a una playa por la que vagar. En el viaje de vuelta conoce a Clementine, (Kate Winslet, en un gran papel), impulsiva y emocional, de la que se enamora rápidamente. Sin embargo, las diferencias entre ellos que al principio les atrajeron no tardan en pasarles factura, su relación se resiente y comienzan las discusiones.

Al poco tiempo, Joel descubre que Clementine ha acudido a la consulta de un médico que se dedica a borrar los recuerdos de su relación. Joel decide someterse al mismo lavado de cerebro, pero a medida que ella desaparece de su geografía emocional, vuelve a enamorarse en un laberinto de recuerdos que se resisten a desaparecer y que le indican que, a pesar del triste final de su relación, ha sido la mujer de su vida.

El elemento de ciencia ficción que supone que una empresa (Lacuna Inc.) borre por un sencillo proceso los recuerdos de una persona, pasa instantáneamente a un trasfondo de credibilidad en el juego de planos narrativos con los que Kaufman y Gondry plantean este intenso e íntimo melodrama que fragua su interés en el sugerente término de intentar solucionar en sueños lo que uno no fue capaz de arreglar en la realidad. Bajo la mirada oculta de una Nueva York fría y melancólica, la película de Gondry, sutil y sencilla en su complejidad, es una historia de corazones rotos que nos interpela sobre la vida, el amor, la memoria y el olvido, para concluir que vivir nuestros grandes amores -y desamores- es algo por lo que ya merece la pena nuestro paso por el mundo y que encuentra en su extraño final una ventana a la esperanza, a la creencia en el destino como vía de una indescifrable felicidad.


Una película dedicada al eterno brillo de las mentes inmaculadas (las que evoca el título original), aquellas que saben que no se puede esquivar el amor si este se nos cruza, aunque no recordemos siquiera de quién estamos enamorados o por qué queremos estarlo. Porque, como se dice en alguna parte de la misma, «puedes borrar a alguien de tu mente. Sacarlo de tu corazón es otra historia».

Para terminar la entrada ofrecemos nuestra séptima adherencia en homenaje a esta película y a una canción de Sigur Ros, una canción que meció uno de los grandes momentos de mi vida, que después tuve que poner en cuarentena pues traía recuerdos dolorosos que había que olvidar y que tras ese tiempo, una vez desactivada su ojiva emocional, ha podido acompañar otras miradas, otros amores, otros momentos estremecedores por los que seguir viviendo. 

Adherencias (7)

Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004) / Vaka (Sigur Ros, 2007)




Publicado en el blog
Vocabulario Fundamental del Juez Roy Bean

Creación audiovisual en corto (2) Varias piezas

Presentamos una selección de pequeñas piezas de creación audiovisual de muy distinta inspiración y procedencia, comenzando con algunas de los trabajos que para diversos canales de televisión (Cuatro, Calle13, Antena Neox…) ha realizado la productora audiovisual amiga Lapierna Audiovisual (a quien ya en otras ocasiones hemos dedicado algunos posts), quienes demuestran que no es necesario casi nada

las sillas abandonadas tras una junta vecinal, una escena pastoril, una caótica ciudad india, unas pinzas de la ropa…

para crear trabajos llenos de evocación y poesía si se tiene talento y se sabe mirar. En nuestro segundo video elegido cambiamos completamente de registro y nos adentramos en la cámara subjetiva y los giros de destino del clip de la canción «Luv DeLuxe», de Cinnamon Chasers, dirigido por el iraní Saman Keshavarz. La tercera de nuestras piezas es uno de los cortos de animación finalistas de la pasada edición de los Goya, en el que el canario José Ángel Alayón (y narrado por Luis Tosar) pone imágenes al inquietante relato de Virgilio Piñera «En el insomnio». Para cerrar la entrada les ofrecemos una delicada composición de un usuario anónimo de Youtube que nos honraria tener como una de nuestras Adherencias, la canción «Family Tree» del grupo estadounidense TV on the radio bailando con un lindo cartoon de 1932 que le va niquelado. Disfruten.

Lapierna Audiovisual – Piezas TV

Saman Keshavarz / Cinnamon Chasers – Luv Deluxe

José Ángel Alayón – En el insomnio

http://www.dailymotion.com/swf/video/xgudjv?width=640&theme=none&hideInfos=1

TV on the radio «Family Tree» / Silly Symphonies «Flowers and trees»