V.V.A.A. / Dirge (Death in Vegas, 2002)
Gracias, Ana Rodríguez.
La iconoclastia moral del film barrenaba pilares morales de la familia media-alta norteamericana como el matrimonio, las convenciones sociales y algunos símbolos religiosos, mostrando algunas situaciones políticamente incorrectas que mostraban las hipocresías de
la pacata clase alta norteamericana de finales de los sesenta y su desconexión existencial con la generación de sus hijos, en unos tiempos en que las sociedades occidentales eran más conservadoras que hoy en día (aunque ahora en España estamos en una preocupante involución hacia tiempos peores).La primera parte de la película se desliza hacia la comedia al presentarnos la incomunicación y alienación que siente Ben, tan buen estudiante como
tímido e inmaduro, en el entorno social de sus padres mientras es exhibido a sus amigos, que le aturden con felicitaciones. En una fiesta en su honor en la que un montón de gente a la que apenas recuerda le felicita y aconseja sobre el brillante futuro que le aguarda, conoce a la señora Robinson, atractiva madurita amiga de sus padres que coquetea con él y le arrastra hasta su casa con intención de seducirle. Benjamin la rechaza y logra escabullirse cuando el señor Robinson llega a casa.Adherencia 1 – Tus manos en mi garganta
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Así nuestro Benjamin Braddock se lanza sin dios ni amo a la búsqueda de Elaine en una frenética carrera contra reloj para impedir su boda.
Simon y Garfunkel ralentizan los últimos acordes de Mrs. Robinson mientras a Benjamin Braddock se le acaba la gasolina. Y aún tiene que llegar a la iglesia antes de que Elaine Robinson cometa el mayor error de su vida…Keep on looking / you keep on searching / you keep on moving / and you get a little further / you keep on trusting / you keep on hoping / you keep on facing your faith just to keep on growing / just try…try..you just try
keep on wondering / you keep on asking / keep on reaching / keep on taking chances keep on longing / you keep on dreaming keep on doing what you do never give up believing / just try…try..you just try you just try….try…just try maybe your world shakes / you try to hold on / maybe your heart breaks / just keep on loving maybe you’ll find out / it’s meant to be this way / maybe you’ll learn this / or maybe we’ll learn this keep embracing each day keep on yearning / keep on making mistakes just to keep on learning keep on giving, you keep on wanting / keep on fighting, just get up every morning and try…try….just try / you just try…try….just try / you just try…you just try…just try
Y culminando uno de los grandes finales de la historia del cine termina la película, con Elaine y Ben en un autobús, aún sin creerse lo que ha pasado, sonriendo ante la hazaña y el hecho de que vuelven a estar juntos y quizás empezando a pensar qué será de sus vidas a partir de ese momento. En fin, una muy recomendable película cuyo mensaje sigue vigente hoy en día y a la que hemos querido homenajear reinterpretando algunas de sus mejores escenas.
For how much longer can i howl into this wind?
for how much longer
can i cry like this?
a thousand wasted hours a day
just to feel my heart for a second
a thousand hours just thrown away
just to feel my heart for a second
For how much longer can i howl into this wind?
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso:
«El amor fue algo que sentí muy de repente, poco después que ella se lanzara a contar lo que prometía ser una historia bastante larga y aburrida (suscitada indirectamente por la llegada de equipajes en la cinta de al lado) sobre unas vacaciones estivales que pasó con su hermano en Rodas. Mientras Chloe hablaba, me puse a mirar sus manos, que jugueteaban con el cinturón de su abrigo de lana beige (tenía un par de lunares en la base del dedo índice) y cai en la cuenta, como si hubiera sido la más evidente de las verdades, de que la amaba. No puse menos que concluir que, por muy molesto que fuera el hecho de que casi nunca terminase sus frases, o a pesar de su angustia y de cierto mal gusto en la elección de sus pendientes, era adorable. Fue un momento de idealización total que dependía tanto de una inexcusable inmadurez emocional como de la elegancia de su abrigo, de mi cansancio tras el viaje, de lo que había desayunado y del deprimente aspecto que ofrecía la zona de recogida de equipajes de la terminal cuatro, frente al cual su belleza adquiría aún mayor relieve.»
Del amor. Alain de Botton
A pesar de que el amor recorre muchas de las entradas de este blog no podía faltar en éste una serie de entradas dedicadas en exclusiva a esta pulsión primordial de la raza humana que, en sus diversas manifestaciones y fases, mediatiza y vertebra nuestras emociones, comportamiento y sensación de felicidad a lo largo de nuestra biografía. Todo empieza cuando, sin saber bien por qué, la mirada o la piel de otra persona producen el primer estremecimiento de sinapsis en nuestro sistema cerebral de placer y recompensa. Comienza el Amor.
Primera parte. El amor en el cerebro
«Los síntomas del enamoramiento se deben a que la actividad química de nuestro cerebro cambia. Aumentan los niveles de dopamina, norepinefrina y disminuye los de otra molécula, la serotonina. Este cóctel químico nos hace sucumbir al amor y a todos sus efectos. El o ella se convierten en el centro de todo, la dopamina y norepinefrina ayudan a focalizar nuestra atención, miramos al amado como algo único y nuevo. Y recordamos detalles minúsculos de esta persona y del tiempo que hemos pasado juntos gracias a la norepinefrina la cual aumenta la capacidad de recordar estímulos nuevos. No podemos dejar de pensar en él o ella, es inevitable, los niveles de serotonina disminuyen y provocan un pensamiento obsesivo. Buscamos la manera de tener cosas en común cambiando nuestra manera de vestir, nuestros gustos, con el fin de agradarle. La causante es la dopamina que se asocia con la motivación y las conductas orientadas a alcanzar un objetivo concreto.
Si surgen obstáculos para la relación, los sentimientos se intensifican; este hecho se conoce como el “efecto Romeo y Julieta” y ocurre porque percibir la adversidad hace que aun aumente más la dosis de dopamina. No es de extrañar que los amantes crucen continentes para abrazarse solo por unos días o cambien de trabajo o incluso mueran el uno por el otro. Cuando este sistema se activa poco podemos hacer. La dopamina llega a regiones cerebrales donde se genera la motivación para alcanzar recompensas. Si tarda en llegar, los productores de dopamina prolongan su actividad, los niveles aumentan y la motivación cobra más fuerza. Si ese teléfono aun no suena, se enviarán señales a la amígdala y se desencadenará la ira; de esta manera el amor y el odio están íntimamente conectados en el cerebro, producen las mismos síntomas y ponen en actividad las mismas sustancias químicas, de ahí que el cerebro humano haya capacitado al amante abandonado a odiar fácilmente a la persona que adoraba. Es solo un juego de combinaciones químicas donde los límites son muy frágiles. El amor y el odio son cosas muy iguales, la indiferencia es su contrario. Amamos a una persona y la odiamos al mismo tiempo y aquello por lo que suspiramos se llama indiferencia. El amor y el odio tienen mucho en común, cuando odiamos concentramos nuestra atención tanto como cuando amamos. Nos cuesta comer y nos cuesta dormir.
Cuando surge la decepción, tenemos una tristeza enorme, el amante rechazado al final se rinde, y esto se debe a que el cuerpo humano, químicamente, no puede hacer frente a tanto desgaste energético. La ira nos abandona y nos resignamos a la pérdida. Los sentimientos de resignación y de desesperación son los protagonistas del final del amor. Estos sentimientos están directamente asociados con el sistema de recompensa del cerebro y con su combustible, la dopamina. Cuando al final nos damos cuenta que la recompensa no llegará, las células productoras de dopamina disminuyen su actividad; los niveles bajos de dopamina se asocian al abatimiento y al letargo. Cuando el estrés del abandono es prolongado disminuyen las tres sustancias, la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, haciéndonos caer en una depresión. Un mecanismo para empezar de cero. Estamos diseñados para sufrir cuando nos falla el amor, sólo el tiempo nos saca de la angustia y la desesperación.
Tras la borrachera bioquímica del enamoramiento, el cuerpo y la mente deben recuperarse. Si nos pasáramos toda la vida enamorados, no tendríamos la suficiente atención ni la energía necesaria para hacer nada más. Por tanto, es necesario que se acabe. El hipotálamo, se encarga de poner orden, de crear lazos de cariño. La locura del amor romántico se transforma en un sentimiento de calma y unión con una pareja. Sin embargo, la felicidad no es eterna, la monogamia no es eterna, tiene fecha de caducidad, unos 4 años; al cabo de este tiempo existe una tendencia universal de cambiar de pareja. Somos monógamos pero estamos hechos para tener varias parejas. La mayoría de nosotros anhela una pareja para toda la vida, muchos consiguen ser feliz y mantener la química del apego, del cariño y de la complicidad durante muchos años ; es cuestión de suerte, al fin y al al cabo nosotros poco decidimos, nuestra biología se encarga de ello sin que nos demos cuenta.»
Tres14 – Hombres y mujeres
Los animales tardan minutos en elegir pareja. Los humanos, sin embargo, necesitamos hasta año y medio. Es la fase del amor romántico. Un ritual de cortejo en el que vemos al otro como alguien especial. Un alto nivel de dopamina en el cerebro hace que ignoremos los defectos de nuestro amante. Otras dos hormonas, la vasopresina y la oxitocina, se encargan de estimular lazos con la pareja. El deseo y la confianza, o los celos y la incomprensión, todo sucede en los cerebros de mujeres y hombres. Por eso puede estudiarse científicamente. Unos como la neurobióloga Mara Dierssen y el escritor Allan Pease analizan cómo sienten y se relacionan mujeres y hombres. Otros como la prestigiosa antropóloga neoyorquina Helen Fisher, estudia la química del amor. tres14 habla con ellos para saber ¿en qué nos parecemos los hombres y las mujeres? ¿cómo reacciona el cerebro cuando nos enamoramos? ¿cuál es la fórmula de las parejas que duran? ¿en qué se fijan los hombres?. Y además en este programa hablamos de: amor químico; ¿somos tan diferentes los hombres y las mujeres?; ¿en el origen todos somos hembras?; ¿el amor es universal?; ¿por qué el beso es el símbolo del amor?; ¿nacen más niñas que niños?; ¿cuál es el origen del matrimonio?
José Antonio Marina El Mundo / Ciencia 14/02/2008
Mi fascinación por los fenómenos afectivos deriva, entre otras cosas, de su complejidad. Nuestros sentimientos dependen de la actividad cerebral, de la acción química de neurotransmisores y hormonas, lo que no significa que sean solamente eso. Cuando sucesos fisiológicos se convierten en consciencia, surge un territorio nuevo. Lo mismo ocurre cuando de elementos inorgánicos brota la vida. Vida y consciencia son fenómenos emergentes de la materia. Saltos de fase.
Pero lo cierto es que las sustancias químicas producen estados sentimentales. En eso radica el éxito de las drogas. ¿Hay una química del enamoramiento? El amor apasionado aparece súbitamente. Una persona concreta se convierte en polo único de interés o de deseo. Ortega decía que el amor es una enfermedad de la atención. Produce, desde luego, pensamientos intrusivos. El amante no puede dejar de pensar en la persona amada, dotada en ese momento de todo tipo de perfecciones. Esta experiencia –que se da en todas las culturas– es agradable, energética y euforizante. La realidad entera se transfigura y los enamorados se sienten ágiles y vitales, por eso corren y saltan, como se ve en numerosas películas.
Para descifrar el misterio del enamoramiento, los científicos se han fijado en sustancias que producen sentimientos parecidos. A mediados de los ochenta, Michael Leibowitz, de la Universidad de Columbia, supuso que había una «feniletilamina natural», una variedad de anfetaminas, responsable de esa experiencia cumbre. Antes de que se demostrara su existencia, los periodistas ya la habían denominado «hormona del amor». Otros investigadores más cuidadosos se centraron en hormonas y neurotransmisores ya conocidos.
El sentimiento de intensidad, energía y euforia lo relacionaron con la dopamina y la noradrenalina, que producen esos efectos. Por otras razones investigaron la serotonina. El enamoramiento produce pensamientos casi obsesivos. Mi generación, que aprendió el amor en los boleros, de manera claramente fragmentaria y sectaria, sabía que «Amor es un algo sin nombre que obsesiona a un hombre por una mujer».
En los trastornos obsesivos se detectan bajas tasas de serotonina, luego había que hacerla intervenir en el enamoramiento. Los antecedentes bioquímicos del amor estaban identificados: tasas altas de dopamina y noradrenalina, tasas bajas de serotonina. Al menos eso pensaba el equipo de Helen Fisher. El gran neurólogo Semir Zeki añadió una pieza más. Comprobó que en los enamorados había muy poca activación de las zonas cerebrales responsables del pensamiento crítico, por eso no ven ningún defecto en la persona amada.
Entonces entró en escena mi hormona preferida: la oxitocina, la hormona de la maternidad, el parto y la lactancia. Uvnas-Moberg descubrió que tanto el hombre como la mujer la producen durante las relaciones sexuales. El amor apasionado enlazaba así con la ternura. Bioquímicamente está hecho para durar. Me apasionan estos estudios, pero reducir el amor a bioquímica es como convertir Las meninas en un kilo de azul prusia, dos de blanco plomo, quinientos gramos de tierra de siena, tres litros de aceite, etc. Lo importante no son los ingredientes, sino la novedad del resultado.
Lovesong (The Cure) – Mariee Sioux
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m home again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m whole again.
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m young again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m fun again.
However far away, I will always love you, however long I stay, I will always love you, whatever words I say, I will always love you, I will always love you.
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m free again,
Whenever I’m alone with you, you make me feel like I’m clean again.
No es que el amor yerre a veces, sino que es, por esencia, un error. Nos enamoramos cuando sobre otra persona nuestra imaginación proyecta inexistentes perfecciones. Un día la fantasmagoría se desvanece y con ella, muere el amor.Estudios sobre el amor – José Ortega y Gasset
Los acontecimientos del pasado son los que determinan el presente. Por ejemplo, si tus padres no se hubieran conocido, hoy no existirías. Cuanto más se retrocede en el encadenamiento de circunstancias que conforman la historia del mundo, más inesperadas y sutiles serán las consecuencias que acarree el hecho más nimio en una compleja, casi infinita sucesión de concatenaciones. Por ejemplo, si durante el cretácico superior cierto plesiosaurio carnívoro no se hubiera comido los huevos que una hembra de triceratops desovó tontamente cerca de la orilla, quizás, vaya uno a saber, me seguirías queriendo. Concatenación. Temporada de fantasmas – Ana María Shua
Porque pasa el tiempo y se desvanecen los embriagadoras efluvios del enamoramiento y afloran las diferencias de carácter y al amor le empiezan a lastrar la cotidianidad, los desencuentros y la incomunicación. Se rompe el equilibrio en las sutiles relaciones de poder en la pareja, los cuerpos ya se conocen y llega una paulatina extinción del deseo y si no se le pone remedio, las distancias en la pareja pueden hacerse demasiado grandes y conducir fácilmente a la pérdida de respeto, el desprecio e incluso el odio. O peor aún, a la indiferencia. Es entonces cuando se descubre la naturaleza tan embrujadora como impostora del amor.
Es por eso que, cuando miras algunas de tus antiguas relaciones te preguntas cómo pudiste estar tanto tiempo con esa persona con la que realmente tienes poco en común, ese amor que un día meció tu vida y exaltó tus emociones y que ahora descubres en todas sus imperfecciones entonces ocultas y piensas que bueno, estuvo bien durante un tiempo pero probablemente le sobró el último tramo, lo que llamamos como el amor agónico. En nuestra octava adherencia, Lili Taylor habla de ello a una cámara en Cosas que nunca te dije, la primera y mejor película de Isabel Coixet.
Adherencias (8)
Cosas que nunca te dije (Isabel Coixet, 1996) / Miss you (Trentemoller, 2008)
Finalizando
Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo.
How happy is the blameless vestal’s lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray’r accepted, and each wish resign’d.
¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha! Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada. ¡Eterno resplandor de una mente inmaculada! Cada rezo aceptado, cada deseo renunciado.
Este verso del poeta inglés Alexander Pope dio pie a dos talentosos creadores como el director audiovisual francés Michel Gondry y al guionista estadounidense Charlie Kaufman a crear en el año 2004 la película Eternal sunshine of the spotless mind, tontamente traducida en España como «Olvídate de mí».
Parece que fue Gondry, autor también de «La ciencia del sueño» (que no nos gustó) y de muchos de premiados anuncios y videos musicales, quien le propuso a Kaufman qué pasaría si un día se encontrara una tarjeta en el buzón que dijera que ha sido borrado de la memoria de alguien. Kaufman (guionista de otros éxitos del cine independiente estadounidense como «El ladrón de orquídeas» y «Cómo ser John Malkovich») recordó entonces los versos de Pope y con esta inspiración argumental, los dos creadores erigieron una tragicomedia romántica, oscura y melancólica, fundamentada en el olvido como escape del dolor por el amor perdido que nos permita seguir con nuestras vidas.
En ella se cuenta la historia de Joel, un hombre tímido y solitario (interpretado por un contenidisimo y eficaz Jim Carrey) que un día decide improvisar su jornada escapándose en un tren que no le llevará a su trabajo, sino a un pueblecito en la costa y a una playa por la que vagar. En el viaje de vuelta conoce a Clementine, (Kate Winslet, en un gran papel), impulsiva y emocional, de la que se enamora rápidamente. Sin embargo, las diferencias entre ellos que al principio les atrajeron no tardan en pasarles factura, su relación se resiente y comienzan las discusiones.
Al poco tiempo, Joel descubre que Clementine ha acudido a la consulta de un médico que se dedica a borrar los recuerdos de su relación. Joel decide someterse al mismo lavado de cerebro, pero a medida que ella desaparece de su geografía emocional, vuelve a enamorarse en un laberinto de recuerdos que se resisten a desaparecer y que le indican que, a pesar del triste final de su relación, ha sido la mujer de su vida.
El elemento de ciencia ficción que supone que una empresa (Lacuna Inc.) borre por un sencillo proceso los recuerdos de una persona, pasa instantáneamente a un trasfondo de credibilidad en el juego de planos narrativos con los que Kaufman y Gondry plantean este intenso e íntimo melodrama que fragua su interés en el sugerente término de intentar solucionar en sueños lo que uno no fue capaz de arreglar en la realidad. Bajo la mirada oculta de una Nueva York fría y melancólica, la película de Gondry, sutil y sencilla en su complejidad, es una historia de corazones rotos que nos interpela sobre la vida, el amor, la memoria y el olvido, para concluir que vivir nuestros grandes amores -y desamores- es algo por lo que ya merece la pena nuestro paso por el mundo y que encuentra en su extraño final una ventana a la esperanza, a la creencia en el destino como vía de una indescifrable felicidad.
Una película dedicada al eterno brillo de las mentes inmaculadas (las que evoca el título original), aquellas que saben que no se puede esquivar el amor si este se nos cruza, aunque no recordemos siquiera de quién estamos enamorados o por qué queremos estarlo. Porque, como se dice en alguna parte de la misma, «puedes borrar a alguien de tu mente. Sacarlo de tu corazón es otra historia».
Para terminar la entrada ofrecemos nuestra séptima adherencia en homenaje a esta película y a una canción de Sigur Ros, una canción que meció uno de los grandes momentos de mi vida, que después tuve que poner en cuarentena pues traía recuerdos dolorosos que había que olvidar y que tras ese tiempo, una vez desactivada su ojiva emocional, ha podido acompañar otras miradas, otros amores, otros momentos estremecedores por los que seguir viviendo.
Adherencias (7)
Publicado en el blog Vocabulario Fundamental del Juez Roy Bean
Wall-e (Andrew Stanton,2008) / Iguess I’m floating – M83 (Before The Dawn Heals Us, 2005)
Wall-e (Andrew Stanton, 2008)
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las sillas abandonadas tras una junta vecinal, una escena pastoril, una caótica ciudad india, unas pinzas de la ropa…
para crear trabajos llenos de evocación y poesía si se tiene talento y se sabe mirar. En nuestro segundo video elegido cambiamos completamente de registro y nos adentramos en la cámara subjetiva y los giros de destino del clip de la canción «Luv DeLuxe», de Cinnamon Chasers, dirigido por el iraní Saman Keshavarz. La tercera de nuestras piezas es uno de los cortos de animación finalistas de la pasada edición de los Goya, en el que el canario José Ángel Alayón (y narrado por Luis Tosar) pone imágenes al inquietante relato de Virgilio Piñera «En el insomnio». Para cerrar la entrada les ofrecemos una delicada composición de un usuario anónimo de Youtube que nos honraria tener como una de nuestras Adherencias, la canción «Family Tree» del grupo estadounidense TV on the radio bailando con un lindo cartoon de 1932 que le va niquelado. Disfruten.
Lapierna Audiovisual – Piezas TV
Saman Keshavarz / Cinnamon Chasers – Luv Deluxe
José Ángel Alayón – En el insomnio
http://www.dailymotion.com/swf/video/xgudjv?width=640&theme=none&hideInfos=1
TV on the radio «Family Tree» / Silly Symphonies «Flowers and trees»
Francis F. Coppola – Apocalypse Now Redux (1979)
Jeff Alexander (feat. Bonnie Beecher) – Come wander with me (1964)
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