Ciclo de cine europeo (29) El cine de Alain Resnais

El 1 de marzo murió en París Alain Resnais, uno de los grandes directores de cine franceses, uno de los ilustres de la «Nouvelle vague», la nueva ola (junto a François Truffaut y Jean-Luc Godard, entre otros) que revolucionó el concepto del montaje y la fotografía. Autor de algunas películas fundamentales de la historia del cine europeo (también de algunas propuestas fallidas), el trabajo de Resnais comienza tras la segunda guerra mundial y se extiende durante seis décadas, hasta su última película en 2009.

Ya desde sus primeros trabajos realizados anticipaba los recursos que desarrollaría en sus siguientes obras, como el uso de la narración en off, utilizando el cine como forma de experimentación sobre el amor, la historia, la memoria y las complejidad de las relaciones humanas. De primeros de los cincuenta es la premiada ‘Las estatuas también mueren’ (‘Les statues meurent aussi’, 1953), correalizada con Chris Marker, un ensayo fílmico sobre la interpretación colonialista de las obras de arte que ya les ofrecimos en este blog. Dos años después y también con Marker realizaría una de sus primeras obras maestras como fue ‘Noche y niebla’ (Nuit et brouillard’, 1955) un film documental que repasa con ironía, crudeza y, paradójicamente, con una gran delicadeza, las políticas de exterminio sistemático puestas en marcha por el Tercer Reich, así como la responsabilidad colectiva de toda la sociedad alemana de la época. El título hace referencia al Decreto Nacht und Nebel del 7 de diciembre de 1941, firmado por el mariscal Wilhem Keitel y que dio comienzo a la persecución y aniquilación de judíos, disidentes, prisioneros de guerra y otros elementos indeseables para el régimen nazi. 



Otro de sus mejores trabajos también llegaría al final de esa fecunda década cuando en 1959 dirigió ‘Hiroshima, mon amour’, una hermosísima reflexión entre el documental y la ficción sobre el amor, la guerra y los recuerdos. Su etapa posterior la conozco menos (recuerdo hace unos años dejar de ver Smoking/No smoking porque no me estaba enterando de nada, aunque creo que la daré otra oportunidad). Ya en 1980 dirigió ‘Mi tío de América’ (Mon oncle d’Amérique, 1980) en la que el filósofo Henri Laborit explica una teoría sobre el comportamiento humano, el libre albedrío y la biología cerebral por medio del estudio de tres historias que acontecen paralelamente. En fin, con un repaso de los chicos de Días de cine de su trayectoria como realizador y con estas tres grandes obras de su cine les dejamos. Descanse en paz Alain Resnais. 


Días de cine – Alain Resnais


Mi tío de América (Mon oncle d’Amérique, 1980)


El profesor Henry Laborit explica una teoría sobre el comportamiento humano por medio del estudio de tres historias que acontecen paralelamente: René (Gérard Depardieu), empleado en una industria textil, debe afrontar la posibilidad de ser despedido. Janine (Nicole García) es una actriz que, al descubrir que la mujer de su amante está gravemente enferma, decide que él debe estar a su lado en esos momentos. Jean (Roger Pierre) es un polifacético escritor y político que debe tomar una decisión que implica renunciar a su carrera.

Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959)

Después de rodar una película en Hiroshima, una joven actriz francesa pasa su última noche en un hotel, en compañía de un japonés. Son dos desconocidos, pero lo que podría ser la fugaz aventura de una noche se convierte en un intenso idilio que hace que ella rememore un amor imposible vivido en Nevers (Francia) unos años antes. La relación amorosa se convierte entonces en un proceso introspectivo a través del cual la mujer reconstruye su pasado y revela sus sentimientos más íntimos a su compañero. 

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Noche y niebla (Nuit et brouillard, 1955)

Doce años después de la Liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais entra en el desierto y siniestro campo de Auschwitz. Lentos travellings en color sobre la arquitectura despoblada, donde la hierba crece de nuevo, alternan con imágenes de archivo (en blanco y negro, rodadas en 1944) que reconstruyen la inimaginable tragedia que sufrieron los prisioneros así como las causas y las consecuencias de esa tragedia: desde el advenimiento del nazismo y la deportación de los judíos hasta el juicio de Nuremberg.


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El documental según Chris Marker (3) Las estatuas también mueren









Las estatuas también mueren


«Cuando los hombres están muertos, entran en la historia. Cuando las estatuas están muertas, entran en el arte. Esta botánica de la muerte, es lo que nosotros llamamos la cultura.» Así comienza este controvertido documental que cuestiona las diferencias entre el arte africano y el arte occidental, pero sobre todo la relación de Occidente con ese arte. Un ensayo sobre la escultura africana permite a Chris Marker y Alain Resnais denunciar el colonialismo francés, el racismo y el declive de un arte que, por culpa de la demanda de los coleccionistas europeos, se convirtió en una artesanía sometida a exigencias comerciales. 



El documental según Chris Marker (2) Recuerdos del porvenir

Segundo post dedicado a las creaciones del realizador audiovisual francés Chris Marker, en este caso al documental ‘Recuerdos del porvenir’ (Le souvenir d’un avenir, 2001), elaborado por Marker con imágenes de la fotógrafa Denise Bellon quien, en otras cosas, pudo fotografiar la primera exposición surrelista de la historia. Para presentarlo, un texto hallado en el blog Mon Oncle que lo analiza y contextualiza dentro de la obra de Marker.


El porvenir de Chris Marker
 

1 agosto 2012 por Ricardo Aldarondo

Entre la amplia y, sobre todo, multiforme obra de Chris Marker, se puede acudir a Recuerdos del porvenir (Le souvenir d’un avenir, 2001), por ejemplo, para rendirle el homenaje privado, tras su muerte el pasado domingo a los 91 años. Tras ese precioso e intrigante título se esconde otra película realizada con la misma estructura que su célebre La jetée (1962): un montaje de fotografías con una voz en off que, más que narrar o describir al modo de un documental, elabora un ensayo lleno de hallazgos. Las fotografías, magníficas todas ellas, pertenecen a una artista, Denis Bellon, que las realizó entre 1937 y 1956. Marker rebusca entre más de 2.500 fotos y elabora con ellas una narración que no es biográfica, en principio, sino como una consecuencia: la vida y las inquietudes de Bellon acaban aflorando a retazos y se revelan en su obra organizada por Marker.

La película revela muy bien la insólita capacidad de Chris Marker para relacionar ideas, la base del montaje cinematográfico, aunque lo haga con fotografías. A pesar de que el origen sea el contrario, parece que Marker encuentra una imagen perfecta para cada una de sus ideas. La primera de ellas es extraordinaria: cómo esas fotos de los años 30, recogen la herencia de la guerra pasada (la Gran Guerra que iba a acabar con todas las guerras), pero también predicen de alguna forma la Segunda Guerra Mundial. Marker elabora un acercamiento tan somero como preciso a algunos de los grandes acontecimientos del siglo por medio de pequeñas ideas que nada tienen que ver con el repaso histórico-enciclopédico. Y parece que Denise Bellon siempre estaba en el lugar adecuado para documentar esas ideas del porvenir de Marker. Aunque en realidad fuera al revés, claro.

Desde una exposición de los surrealistas en París, hasta la expo universal de 1937 en la que estuvieron frente a frente los pabellones de Alemania y Rusia que Marker ‘descubre’ en la lejanía de una foto de la Torre Eiffel, el Frente Popular, la Ocupación, los juegos olímpicos de Helsinki…todo está conectado en las fotos de Bellon ‘leídas’ por Marker. 

Y no sólo ese tipo de acontecimientos históricos: Marker descubre que Bellon hizo la única foto existente de la bañera de la casa de Henri Langlois llena de latas de películas; así comenzó el primer archivo de preservación del cine del creador de la Cinemateque Française, inicio y modelo de todas las filmotecas del mundo. Todo fluye, todo está conectado en esta memoria futurista de Chris Marker. (…)

El documental según Chris Marker (1) La Jetée / Sans Soleil

“Me hubiera gustado vivir una época más pacífica para dedicarme a filmar lo que realmente prefiero, chicas y gatos”

«Recuerdo aquel mes de enero en Tokio o, más bien, recuerdo las imágenes que filmé del mes de enero en Tokio. Se han sustituido a sí mismas en mi memoria. Ellas son mi memoria» Sans Soleil

«Nada diferencia los recuerdos de los momentos corrientes. Sólo más adelante reclaman su memoria. Por sus cicatrices.» La Jetée 


Hoy abordamos la obra del videoartista francés Chris Marker, el creador del documental subjetivo, tan influyente como poco conocido por el público masivo, calificado por el presidente del Festival de Cannes Gilles Jacob como «espíritu curioso, cineasta infatigable, poeta enamorado de los gatos, camarógrafo, personaje discreto, inmenso talento». 

Marker, nacido el 29 de julio de 1921 y muerto 91 años después, el 29 de julio de 2012, influido e influyendo a la nouvelle vague francesa, miembro del núcleo duro de la rive gauche junto a Alain Resnais y Agnés Varda, fue un tipo poco accesible que cada vez que alguien le solicitaba una fotografía suya para ilustrar un reportaje, un libro o una entrevista, Marker enviaba si es que lo hacía, una foto de uno de sus gatos. Marker fue autor de una extensa y compleja obra de video-creación de enorme densidad poética y narrativa, algo hermética pero llena de sugerencias, plena de reflexiones sobre la condición y las sociedades humanas. 

Aunque, como decía, quizás le hubiera gustado más filmar chicas y gatos, su espíritu inquieto y analítico le llevó siempre a estar en los lugares en los que se creaba la historia (de Chile a Yugoslavia, de EE.UU a Vietnam, de Cuba a Rumanía, de China a Brasil, de Japón a Guinea Bissau), con la cámara siempre cargada, dispuesta a registrar ese gran archivo visual de su tiempo que luego cobraría forma pensante en la sala de montaje, entre fundidos y encadenados, con rótulos caseros y texturas más o menos sucias y profesionales. Parece evidente su influencia en realizadores experimentales actuales que ya han pasado por este blog como el español Elíos León Siminiani

«Mientras la brillantez de Marker como pensador y cineasta ha sido en buena parte (e injustamente) eclipsada por la de Godard, cabe la posibilidad de que no haya un filme en toda la obra de Godard con tanto que decir sobre el estado del mundo, ni que con la inteligencia y belleza del discurso altamente original de Marker deje un sabor de boca tan profundo»
Jonathan Rosenbaum

Así pues comenzamos un miniciclo con algunas de sus mejores obras con El embarcadero (La Jetée’, 1962), su única incursión en la (ciencia) ficción y ‘Sin sol’ (Sans Soleil, 1983) una pequeña joya -difícil de encontrar en dvd e imposible de encontrar en Internet- que supera los límites de lo que se puede llamar documental. 

La Jetée es una creación sobre experimentos científicos y viajes en el tiempo en un mundo post-apocalíptico que serviría de inspiración entre otros a Terry Gilliam para hacer ‘Doce Monos’. ‘Sans Soleil’ es un ensayo sobre la memoria y la Historia, un cuaderno de viajes, un ensayo filosófico, un experimento narrativo que genera una atmósfera onírica y de ciencia ficción y cuyos principales temas son la sociedad japonesa, la memoria y el viaje. El título de la película está tomado de un ciclo de canciones del compositor Modest Mussorgsky. 
En fin, un honor para nuestra web poder mostrar algunas de las obras magnas del gran Chris Marker. Para degustar una y cien veces. Puro talento europeo. 


La Jetée (1962)










Tras una apocalíptica guerra nuclear, el mundo ha quedado devastado. Un grupo de científicos del bando vencedor llega a la conclusión de que el único modo de salvar a la humanidad es recurriendo a los viajes a través del tiempo: o bien mandar a una persona al pasado para pedir ayuda, o al futuro para buscar una solución a la situación presente. El elegido para realizar el viaje a través del tiempo es un prisionero. Historia de corte experimental sobre el poder de la memoria, contada exclusivamente a través de fotos fijas, en la que un hombre trata de reconstruir el recuerdo de su amada, en tiempos de la Tercera Guerra Mundial. Un singular film de ciencia-ficción francés, que inspiró la conocida película americana «12 Monos»












Sans Soleil (1983)

Tres niños en una carretera en Islandia, una tripulación somnolienta a bordo de un ferry, un emú en Île de France, un bello rostro de las islas Bijagos, un cementerio de gatos a las afuera de Tokio, vagabundos en Namidabashi, los habitantes de la Isla de Fogo, Cabo Verde, un carnaval en Bissau… Así inicia el relato una mujer desconocida que lee las cartas remitidas por un operador de cámara, Sandor Krasna, que a través del registro de las imágenes de sus viajes se interroga sobre la memoria y la función del recuerdo, «que no es lo contrario del olvido, sino su opuesto», para conformar, como Sei Shônagon, su particular lista de «cosas que hacen latir el corazón».