Vocabulario Fundamental. Escritor (18) ‘El Quinto Jinete’: Blasco Ibañez y la guerra


Estupendo documental programado en Imprescindibles, ‘El Quinto Jinete’ nos presenta al escritor Vicente Blasco Ibáñez en la época en la que escribiría una de sus obras más célebres, ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’, inspirado por el ambiente social que había creado la Primera Guerra Mundial. El Quinto Jinete’ es un documental dramatizado, producido por Buenpaso Films y TVE y dirigido por Rosana Pastor y Enrique Viciano para dar a conocer la dimensión internacional de Vicente Blasco Ibañez además de narrar los vínculos del escritor valenciano con la guerra mundial.


El documental ‘El Quinto Jinete’ presenta al escritor Vicente Blasco Ibáñez

En el centenario de la Primera Guerra Mundial, que el escritor retrató en ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’

Fue un escritor español de prestigio y fama internacional
Sus títulos fueron grandes superventas mundiales
Sus novelas se adaptaban al cine mudo en Hollywood


El pasado jueves 2 de octubre el Palau de Les Arts Reina Sofia acogió el estreno mundial de la película ‘El Quinto Jinete’. Una visión de la I Guerra Mundial, por Vicente Blasco Ibáñez”. Esta proyección fue una de las actividades programadas por la Conselleria de Educación Cultura y Deporte para conmemorar la Primera Guerra Mundial y su relación con Vicente Blasco Ibañez.

Un autor internacional

El argumento de la película: mientras escuchamos a Blasco Ibáñez en su estudio de la rue Rennequin, París, cómo va escribiendo los artículos periodísticos a favor de los aliados, su estado de ánimo, las disputas con su editor, la visita que el Presidente de la República Francesa le facilita al frente del Marne y a Reims, la persecución que sufre por sus ideas, y cómo ello va orquestando la escritura de la novela, una realizadora de televisión, Clara Fuster, se ha propuesto desentrañar la madeja de opiniones, documentos e imágenes que envuelven al escritor de cara a un encargo para la conmemoración de la I Guerra Mundial.

Expertos en la obra de Blasco Ibáñez

Su productor, Robert Engels, le apremia. Para conseguir su cometido, tiene que documentarse, realizar entrevistas a personalidades y expertos muy diversos relacionados con las dos versiones cinematográficas de 1921 y 1962 que conocen la obra de Blasco Ibáñez (Paul Smith, Christopher Anderson, Pura Fernández, Kevin Brownlow, Patrick Stanbury, Aurora Bosch, Rafael Corbalán, Cécile Fourrel de Fretes, Rosa María Rodríguez Magda, Román Gubern, Joan Oleza, Facundo Tomás, Ramón Tamames, Josep Carles Laínez, Ramiro Reig) y grabar con su equipo en localizaciones muy diversas en Valencia, París, Londres, Los Ángeles y Nueva York.

Con el fondo de imágenes de la I y II Guerra Mundial, la abundancia de documentos y el apoyo de un final cut (herramienta de montaje), Clara Fuster, desde su casa de la Malvarrosa en Valencia, va dando forma a la historia que quiere contar, contrastando las opiniones que encuentra a su paso, y luchando por encontrar objetividad e imparcialidad en un escritor tan controvertido como apasionante.

Vocabulario Fundamental. Escritor (13) En los Reinos de lo Irreal: El misterio de Henry Darger

Documental sobre Henry Darger (Abril de 1892; abril de 1973) escritor e ilustrador estadounidense de carácter reclusivo y anacoreta que vivió toda su vida como un desconocido y en situación de pobreza en Chicago trabajando en empleos de poco fuste que apenas le daban para sobrevivir. Sin embargo, y durante décadas, dedicó la mayoría de su tiempo libre a crear un universo propio que reflejaría en revistas, una autobiografía y su obra magna, un manuscrito épico y fantástico de 15.143 páginas con el bizarro título «La historia de las niñas Vivian, en los Reinos de lo Irreal, de la tormenta de la guerra glandeco-angelinia provocada por la rebelión de los niños esclavos» (The Story of the Vivian Girls, in What is Known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm Caused by the Child Slave Rebellion)«, ilustrada por varios cientos de acuarelas y dibujos, algunos de gran formato. 

Darger escribió y dibujó durante décadas y en absoluta soledad en su habitación una obra extraordinaria donde los niños, la guerra y las influencias religiosas eran fundamentales y que sólo fue descubierta cuando su casero y vecinos entraron en ella tras el ingreso de Darger en San Agustín, la institución católica donde había muerto su padre y donde semanas después también él moriría. Cuando acudieron a San Agustín a despedirse de él, le dijeron cuánto les había impresionado el mundo intramuros que había creado y la abrumadora obra artística en él guardada, Darger sólo pudo contestar «es demasiado tarde ahora».
Este premiado aunque poco conocido documental dirigido por Jessica Yu en 2004 usa entrevistas con los pocos amigos y vecinos de Darger y la narración de pasajes de su novela, junto con sus ilustraciones, para explorar las facetas tanto artística como psicológica del personaje. Fue un hombre ensimismado, con un gran talento -que ha sido apreciado por la cultura popular americana como unos de los ejemplos más sobresalientes de arte marginal- pero su difícil vida (marcada por la soledad, la pérdida y los problemas mentales) y sus deficiencias sociales hicieron que nunca pudiera ver ese talento reconocido. Y aún por reconocer, porque la propia desmesura de su obra hace que difícilmente podrá ser revisada en su totalidad. A él y a los genios desconocidos que desarrollan sus propias obsesiones siendo ignorados por la gran mayoría dedicamos esta entrada. 

Henry Darger y los reinos de lo irreal
La obra que comentamos esta semana, épica en dimensiones y contenido, no se escribió para ser leída. No se encuentra en las vitrinas de ninguna librería del mundo, dado que nunca fue ni será publicada, y no resulta descabellado suponer que, entre los pocos individuos que la habrán tenido entre las manos, ninguno la haya leído en su totalidad. Este mundo de ficción debía haber muerto junto con su artífice, que fue a su vez creador y protagonista, y en lugar de eso, acabó convirtiéndose en ejemplo de post-modernidad.

La inusual obra se titula “La historia de las muchachas Vivian, en lo que se conoce como los reinos de lo irreal, de la tormenta de la guerra glandeco-angelinia provocada por la rebelión de los niños esclavos (The Story of the Vivian Girls, in What is Known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm Caused by the Child Slave Rebellion), y fue escrita por Henry Darger (1892-1973), solitario, profundamente creyente, y conserje de profesión (trabajaría en un hospital católico casi toda su vida). Compuso esta monumental obra de más de 15000 páginas a lo largo de 4 décadas, y a pesar de su grandiosa extensión, aseguran los que sí han tenido acceso a los volúmenes que están perfectamente organizadas en partes y subdivididas en múltiples capítulos de gran complejidad y detalle.

La historia de las jovencitas Vivian se ambienta en Abbieannia, reino católico situado en un planeta alrededor del cual orbita la tierra. En ese mundo, los niñosson sometidos a esclavitud y obligados a realizar trabajos forzados; mas, bajo la égida de las Vivian Girls y con la ayuda de unas criaturas llamadas blengins, se rebelarán contra sus opresores los glandelinios (adultos con toga y birrete que se dedican a la explotación y al maltrato infantil). La rebelión llevará a una cruenta guerra entre los dos bandos, un enfrentamiento que algo tiene de guerra santa, puesto que los infantes luchan en la esperanza de que venza el cristianismo. Y no sólo eso, sino que serán sometidos a terrible torturas, persecuciones, masacres y crudelísimos martirios que emulan aquellos de los santos paleocristianos: regueros de figuras evisceradas, crucifixiones y ahorcamientos pueblan las páginas de The Story of the Vivian Girls . Eso sí, sin medias tintas: en esta guerra los niños también luchan, disparan y cercenan.

Pero Darger no se limitó a describir este mundo mediante la palabra, sino que lo recreó en imágenes fantásticas. A través de collages y de dibujos a lápiz, carboncillo y acuarela sobre papel de estraza, inspirados en recortes extraídos de revistas, anuncios publicitarios e imágenes religiosas, Darger puso cara a las niñas Vivian, a los soldados de ambos bandos, a sus generales y oficiales, a los niños salvajemente torturados, dio forma a jardines, ríos y campos de batalla. En definitiva, trazó físicamente el mundo de Abbieannia.

El documental “The realms of the unreal”, dirigido por Jessica Yu en 2004, ofrece fragmentos de su obra escrita, de su producción pictórica, testimonios de sus vecinos, de su autobiografía (The History of my Life). Un hombre silencioso que revolvía en la basura en busca de material gráfico (revistas, periódicos, tebeos): “nadie sabía que hacía arte con eso”, declara una vecina, como si eso elevase su estatus ante el público y ante la ciudadanía. “En misa siempre se sentaba en la primera fila”, “Se sentaba en el último banco para no ser molestado por nadie”, “Se sentaba en el medio”, testimonian aquellos que lo veían ir a misa cada día.


Personalmente me resulta extraño escribir sobre un libro que no podré leer jamás, hurgar en la vida de Darger y sus criaturas, aunque la curiosidad siempre puede más que el escrúpulo, me temo. Sólo espero tener acceso algún día al volumen editado por Bonesteel que, aunque únicamente recoja fragmentos, porporciona acceso de primera mano al material original, y no a las elaboraciones póstumas de segunda, tercera y cuarta generación.

Dudo incluso sobre cómo referirme aella: es una obra, “una cosa hecha o producida por un agente”, como lo es un acueducto, una clepsidra, el motor de una batidora, los engranajes de un reloj, una alfombra persa; pero también es la biografía de Darger (no en vano se incluyó en la historia como el General Darger, defensor de la causa de los niños), un desvarío, una fantasía mastodóntica, un diario inventado, una reinterpretación del mundo. Y es también un algo del que desconozco el nombre, un invento venido del país de Cucaña, de Mu, de Lemuria, de la luna o del fondo del mar.

Muchos académicos tratan a Darger y su trabajo como la obra de un discapacitado psíquico (“mentally ill”), cuya producción se inscribiría en la llamada “outsider art”, también conocido como art brut o art naïve, dependiendo del analista en cuestión; maravilloso contrasentido este, por cierto, que siendo un outsider, la propia creación se pueda encasillar en una etiqueta que acomuna1. The Story of the Vivian Girls, in What is Known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm Caused by the Child Slave Rebellion: uno de los pocos ejemplos en los que el título casi supera a la historia en extensión.

Algunas notas editoriales y bibliográficas

Bonesteel, Michael (ed.). Henry Darger: Art and Selected Writings. New York: Rizzoli, 2000.
MacGregor, John M. Henry Darger: In the Realms of the Unreal. New York: Delano Greenridge Editions, 2002.
Morrison, C. L. The Old Man in the Polka-Dotted Dress: Looking for Henry Darger. New York: Farrar Straus and Giroux, 2005.

Vocabulario Fundamental. Escritor (12) La escritura embrujada de Gabriel García Márquez

Murió Gabriel García Márquez y resuenan por doquier loas a su enorme figura humana y literaria. Pudimos leer hace ya bastantes años ‘Cien años de soledad’, ‘El coronel no tiene quien le escriba’, ‘Crónica de una muerte anunciada’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’ (su novela preferida de entre las suyas y probablemente también la mía), obras maestras que fascinaron nuestra primera juventud, aunque hace mucho que no he vuelto a leerle. Después de su muerte nos queda su recuerdo y su escritura embrujada, como se titula el documental que les ofrecemos. En él algunos fragmentos de su obra acompañan al propio Gabo que relata su infancia en Aracataca, la influencia de aquel ambiente caribeño, de las numerosas mujeres que poblaban y organizaban su casa hablándole de historias míticas y sobrenaturales que impregnarían su escritura, de su abuelo que le contaba de la política y la guerra, de su descubrimiento de Kafka y ‘La metamorfosis’ y las inmensas posibilidades cuando a la narrativa se le insuflaba la magia y otras metarrealidades, de cuando se mudó a Bogotá y sus tiempos de periodista, de los casi diez años que vivió en Barcelona y en los que creó el universo Macondo y comenzó su gran obra literaria, de su compromiso social, de su gran amor por el cine y por supuesto la literatura… en fin, un interesante documental para recordar a un genio de la literatura universal. Descanse en paz el gran Gabo. 

Vocabulario Fundamental. Escritor (11) Nadie escribe como Lobo Antunes. Ni él mismo.

«Quizás usted y yo, todos, nacemos con una idea que no nos abandona nunca. Yo no tengo certidumbres, ni respuestas. Sólo escribo libros. Me gustaría que cambiaran el mundo, pero no van a cambiar nada. Aunque tal vez sean una compañía, un placer para algunas gentes. Yo solo soy un chico que escribe libros y espero morir con la misma inocencia.»


Publicamos una entrevista a António Lobo Antunes en su casa de Lisboa en la que el autor portugués expresa su convicción de ser de alguien que no se concibe sino como escritor, un narrador poseedor de un lenguaje y universo únicos, minucioso hacedor de una narrativa prodigiosa donde la memoria, la infancia, la enfermedad, la familia, la muerte acechante, la amistad, los demonios interiores, la guerra (como la de Angola, dónde estuvo quince meses que le marcarían para siempre), la melancolía, el amor o el paso del tiempo son temas seminales. Como relataba en un antiguo post, a Lobo Antunes tuve la fortuna de verle hace un par de años en una charla que dio en Madrid. Me coloqué sentado en el suelo, delante, a unos cuatro metros de él y mira que creo que no soy mitómano, pero viendo su cara un poco rosa y un poco triste y oyendo su voz monocorde desgranar algunas de las anécdotas sobre las influencias fundamentales (en el artículo relata cómo algunas fueron un loco, una enferma terminal y un niño moribundo) que forjaron su condición de escritor que siempre escribe libros sobre su alma, sobre todas las almas, me pareció ver a un tipo que, a pesar de sobrarse en algunos tramos de sus libros deliberadamente cacofónicos y confusos, se podría sentar en la misma mesa que Shakespeare, a charlar de sus cosas de genios.

Comencé a leer a Lobo Antunes en los relatos breves que se publicaban en el Babelia, historias que luego formarían sus Libros de Crónicas, quizá lo más accesible para introducirse en su a veces exigente literatura (con algunos pasajes deliberadamente confusos y cacofónicos), aunque como él dice en esta misma entrevista respecto a esta obra breve suya: «Eso solo lo hago porque pagan bien. A la gente le gusta porque son como piscinas para niños. Es imposible ahogarse. Los libros, en cambio, están hechos para que se ahoguen». Tiene razón, aunque también en breve desborda talento. Luego vinieron las novelas, ‘El orden natural de las cosas’, ‘Fado alejandrino’, ‘En el culo del mundo’ y ‘No entres tan deprisa en esa noche oscura’ pero creo que podría volver a sumergirme en ellos sin recordar nada de su argumento -porque éste es lo de menos- y volvería a disfrutarlos igual, a perderme (a veces literalmente) en esos párrafos abismales en los que hilvana con tacto de minucioso orfebre personajes y situaciones que desnudan la condición humana. Grande Lobo Antunes. 


António Lobo Antunes: “Nadie escribe como yo. Tampoco yo”

El más importante de los autores vivos en lengua portuguesa publica en España ‘Sobre los ríos que van’
Es un trasunto literario, tierno y terrible como toda su obra, de la enfermedad que hace unos años le tuvo al borde de la muerte


Afuera, la tarde en Lisboa es gris y fría, con un aguacero feo que parece no cansarse nunca de ladrar. Dentro, en su casa de barrio pobre, como él dice, António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), rodeado de libros por todas partes, de frases de escritores anotadas en la pared, fuma sin parar, sonríe a menudo, bromea, invita a grappa y echa la ceniza, invariablemente, en la cajetilla vacía del Marlboro light. Se nota que está contento. Hace dos años, el escritor portugués, candidato eterno al Nobel y autor de un puñado de obras maestras por las que cualquier novelista mataría —Fado Alejandrino, Esplendor de Portugal, El orden natural de las cosas, Manual de inquisidores, En el culo del mundo…— recibió a este corresponsal en la mesa pequeña del rincón donde se sienta a trabajar día tras día con el ánimo por los suelos, debido a que, según él, probablemente no iba a terminar ningún libro más. Desde entonces ha escrito dos novelas o, como él dice con su sonrisa irónica, “dos cosas”. De ahí la sonrisa de quien no se concibe sino escribiendo. En España se publica ahora Sobre los ríos que van (Random House), en la que narra su paso por el hospital en 2007 para operarse de un cáncer que superó. La experiencia, eso sí, está descrita a la manera alucinada, intensa y poética de este escritor dueño de un universo propio. Por eso, además de enfermeras, médicos, aparatos, pastillas y un paciente llamado Lobo Antunes a merced del destino y del tic-tac del reloj de la muerte, el protagonista soberano es la infancia.

António Lobo Antunes se enciende un pitillo en el salón de su casa de Lisboa, durante la entrevista. / FRANCISCO SECO

Pregunta. Así que acabó superando usted la crisis creativa.

Respuesta. Es que los comienzos de los libros son terribles. Recomenzar, recomenzar… A veces me entretengo escribiendo a la manera de Scott Fitzgerald o Gómez de la Serna o copio páginas de otros para aprender. Copio, qué sé yo, de Balzac. Así aprendo.

P. ¿Pero aún necesita aprender? ¿Todavía no está seguro de su escritura?

R. Mire: yo después de los cánceres ya no miento. Yo sé que nadie escribe como yo. Tampoco yo. El reto es llegar cada día más lejos, cada día hacerlo mejor, llegar más cerca. Observe el teatro de Chejov: asombra que en unas pocas frases aparentemente sencillas como “tengo frío” o “por fin he llegado”, pueda transmitir tanta gama de sentimientos. Todo a base de trabajo: tengo fotocopias de sus manuscritos, y están llenísimos de correcciones.

P. En este Sobre los ríos que van aparece, a la par que la enfermedad y la sombra de la muerte, la infancia. ¿Por qué?

R. Mi intención era… Bueno, no tenía ninguna intención, solo que no me apetecía hablar de la muerte. Me apetecía hablar de la vida. Yo no soy crítico, ni teórico de la literatura, así que no puedo responder bien a esa pregunta. Pero tal vez sea por eso. Para mí la infancia es la salud, la vida, la alegría, la esperanza… Pero no sé explicarlo bien. Simplemente tenía que ser así. Cuando escribes, tienes la sensación de que es inevitable que sea así.

P. Habla como si los libros ya estuvieran escritos antes de escribirlos…

El autor, con el manuscrito del libro que está acabando. / FRANCISCO SECO


R. Sí, como estatuas enterradas en el jardín que hay que desenterrar, y luego limpiar y limpiar. Quizá un libro sea una eficaz, sola y larga palabra.

P. Y usted, ¿salió distinto del hospital?

R. Seguí siendo el mismo. Pero hay cosas que de repente me empezaron a gustar muchísimo. El sol, por ejemplo, un día de sol, un día bonito, el hecho mismo de estar aquí, hablando los dos. Estar vivo es un privilegio, un azar y un privilegio. Aunque, ¿Sabe lo que más me impresionó del hospital?

P. ¿Qué?

R. La inmensa dignidad de la gente, de los enfermos de la planta de oncología. Todos eran príncipes. Era un hospital del Estado, así que había gente pobre, portándose con una dignidad de aristócratas, con coraje, nunca les oí una queja, a nadie oí rogar, o pedir “sálvame”. La gente aguantaba callada, sonriendo, saludándote, deseándote que mejoraras, muchos de ellos con metástasis por todas partes. Sabías que se iban a morir, y se morían sin quejarse, sin miedo. Yo he visto a gente borrarse de miedo en la guerra. Y el espectáculo de la cobardía es horrible. Vi a un teniente así: todos los oficiales le daban puntapiés y le insultaban, y el tipo no hacía otra cosa que llorar. La cobardía, físicamente, es fea. Te reduces a un ser miserable, despojado de toda dignidad de hombre.

P. En la guerra colonial usted estuvo quince meses ¿Qué significaron?

R. No sé decirle. Quizás usted y yo, todos, nacemos con una idea que no nos abandona nunca. Yo no tengo certidumbres, ni respuestas. Sólo escribo libros. Me gustaría que cambiaran el mundo, pero no van a cambiar nada. Aunque tal vez sean una compañía, un placer para algunas gentes. Yo solo soy un chico que escribe libros y espero morir con la misma inocencia. Al fin y al cabo, somos muy inocentes. Viene un médico, te dice que te vas a curar, que vas a mejorar, y te lo crees…

P. En este libro dice que su madre curaba todo con una aspirina

R. Ójala estuviera mi madre con su aspirina….

P. ¿No ha pensado alguna vez se acabó, ya no escribo más?

R. Pero ¿cómo voy a pensar eso? Si hay tanto por escribir…. De cualquier forma, esto quedará en algún momento interrumpido. Definitivamente interrumpido.

P. En Portugal es muy conocido también por sus crónicas en semanarios y periódicos…

R. Eso solo lo hago porque pagan bien. A la gente le gusta porque son como piscinas para niños. Es imposible ahogarse. Los libros, en cambio, están hechos para que se ahoguen. Comencé a hacer esas crónicas junto a mi amigo José Cardoso Pires, a quien extraño mucho.

P. Siempre habla mucho de sus amigos.

R. La amistad es como el amor: instantánea y absoluta. Conoces a alguien y te conviertes en su amigo suyo de la infancia, aunque ya tengas cuarenta años. Para mí es el sentimiento más importante.

P. ¿Más que el amor?

R. ¿Y qué es el amor? ¿Usted lo sabe?

P. Bueno, yo solo soy el que hago las preguntas.

R. Qué cómodo eso. ¿Por qué no cambiamos?

In Memoriam, el último de los Panero

«No creo en la bestia de la inspiración, yo cultivo el espanto como una ciencia»

«La locura existe, no así su curación. Al contrario de lo que se piensa, lo malo es el consciente, no el inconsciente. Como decía Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo vuelve monstruoso»

«Yo, que todo lo prostituí, aún puedo prostituir mi muerte y hacer de mi cadáver mi último poema»

«Ante todo era poeta. Vomitaba poesía. Era como su alimento natural, y eso hacía que no le prestara mucha importancia al lector, él escribía porque le nacía» 
Antonio Huerga, su editor. 

Murió a los 65 años Leopoldo María Panero, y según parece lo hizo en paz, más de la que pudo disfrutar en vida, que transcurrió en buena parte en establecimientos psiquiátricos como el de Las Palmas, donde ha fallecido. Sin ser muy conocedor de su obra, de la que reconozco apenas he leído algunos poemas -que sí muestran una alucinada lucidez, su oscuridad gestada en los insondables paisajes de una mente hiperestésica, distinta-,  sí recuerdo el impacto que me produjo hace años la visión de dos descarnados documentales (o docudramas) que mostraban el decadente, disfuncional e hipercreativo medioambiente en el que crecieron él y sus hermanos Juan Luis (muerto hace seis meses) y Michi, fallecido en 2004. El primero «El desencanto», de Jaime Chávarri realizado en 1976 y el segundo casi veinte años después «Después de tantos años», de Ricardo Franco. Ambos suponen un doble documento desolador, el sórdido ajuste de cuentas de una saga maldita y más allá de las probables melodramatismos o imposturas que siempre pueden existir en este tipo de obras, diseccionan a la perfección los demonios de la memoria y la genialidad, la tragedia del paso del tiempo y de las desintegraciones familiares. 

Descanse en paz el último de los Panero, Leopoldo María.
El laberinto Panero

FilmAffinity 9 de Mayo de 2008

A pesar de que Michi Panero ya murió hace unos años, en Después de tantos años dirigida por el también defenestrado Ricardo Franco; asistimos perplejos a la revelación de la absoluta decadencia de los personajes de El Desencanto: A un Leopoldo María cada vez más loco, a un Juan Luis cada vez más evasivo y a un Michi que se consume poco a poco, atreviéndose a rascar cada vez más en el interior de las miserias familiares de los Panero.

Si en El Desencanto eramos capaces de vislumbrar el interior de personajes como Felicidad Blanch, verdadero eje conductor de la película muy a pesar del fantasma del poeta Panero; y esbozar las ruinas personales de cuatro individuos; en Después de tantos años, a través de un Michi enfermo y envejecido encontrarmos una realidad más desolada. La que abre las puertas del final más absoluto. Para mi estas dos películas, más que un símbolo de la decadencia del franquismo, son una atrevida apuesta por explorar en los entresijos de las relaciones familiares, con la interesante, sin duda, elección de una familia burguesa intelectual del postfranquismo español venida a menos. Sus forma de hablar: Felicidad Blanch más que hablar recita, Leopoldo María representa una tragedia, Juan Luis declama al viejo estilo y Michi, simplemente,se descojona de todos. Su forma de abrir su intimidad a la cámara, su forma de interpretar personajes que llevan toda la vida ensayando, su elegancia y saber estar , incluso con muchas copas de más, es asombrosa.

En definitiva, a pesar de que esta segunda parte no tiene la frescura y naturalidad de la cinta de Chavarri, y hay un exceso de licencias visuales ajenas al relato y la banda sonora tampoco es demasiado adecuada; el dolor contenido de Michi es tan real y tan transparente su sinceridad que has de darle la razón: «Lo peor que se puede ser en la vida es un coñazo».
Además de verdad, Michi.

El desencanto (Jaime Chávarri, 1978)


El poeta Leopoldo Panero murió en 1962 en Astorga, su ciudad natal. Catorce años más tarde Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos evocan aquel caluroso día de agosto. Y a partir de ese recuerdo surgen otros que se van encadenando. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la historia de unos años y de unas personas unidas por vínculos familiares que en ningún momento huyen de la expresión de sus diferencias y de sus identidades.

Después de tantos años (Ricardo Franco, 1994)


Continuación de la película «El desencanto» (Jaime Chávarri, 1976). Los años han pasado para la familia Panero. Desaparecida Felicidad Blanc, la viuda y madre, ya sólo quedan los tres hijos del llamado «poeta del franquismo». Estos han seguido trayectorias vitales muy distintas pero que convergen en el olvido, la ruina y la desesperanza.

Vocabulario Fundamental. Escritor (10) ‘Taro. El eco de Manrique’

‘Taro. El eco de Manrique’

Imprescindibles 25.01.2013

‘Taro. El eco de Manrique’ es una visión Internacional de la obra, los valores y los ideales medioambientales que Manrique defendió siempre.

Cuando se han cumplido veine años de la desaparición del artista canario, dedicamos un homenaje uniendo arte, ciencia, Medio Ambiente, Arquitectura, Naturaleza y Conciencia en una película que vaya más allá del propio artista para dejarnos su mensaje: «Quiero dejar patente mi manera de sentir y caminar por la vida, por creer que pudiera servir a todos los que se encuentran dentro de un concepto libre, constructivo y sano de la existencia y defender a toda costa a este fascinante planeta en donde nos ha tocado vivir, por si les puede servir de enseñanza las obras realizadas por mí, respetando profundamente cada latitud de la tierra, con sus propios materiales, con sus tradiciones, y agregando lo más sabio del progreso, sin romper la armonía del ambiente, y aplicar toda la sensibilidad y talento en todo lo que el arte puede intervenir, en todo lo que el arte puede soñar.»

Un artista social


La vertiente activista resulta fundamental para entender la figura de Manrique y su proyección de artista social, con arraigo público y de fuerte carácter icónico para la comunidad. Su implicación, la labor de denuncia que ejerció abiertamente, su confrontación directa con autoridades y promotores, y su compromiso con los valores culturales y paisajísticos de la isla, lo convirtieron en un símbolo, añadiendo a su personalidad creativa una dimensión sociopolítica inédita en el panorama artístico español. La actitud propositiva y la denuncia conviven en un perfil de artista complejo y polifacético. En palabras de Fernando Gómez Aguilera, Director de la Fundación César Manrique:

«…las convicciones que profesó César Manrique: creencia en la belleza como estado superior del hombre; conveniencia de instalarnos en armonía con los ritmos de la Naturaleza; propuesta de un Arte Total; apelación al modelo natural; necesidad de que el hombre sus fragmentaciones interiores y viva desde la reconciliación; obligación moral del artista de defender el medio, de actuar con vocación didáctica y de contribuir a la felicidad individual y colectiva; construcción de la utopía…etc».

http://www.irtve.es/swf/4.2.15/RTVEPlayerVideo.swf

Vocabulario Fundamental. Escritor (8) Consejos para un escritor 1





El estupendo programa  Página2 sobre esa manifestación de la inabarcable creatividad humana que es la literatura (y al que si se le puede poner una pega es no durar más), ha creado «El escritor», una serie de 25 interesantes capítulos en la que diversos escritores ya consagrados aconsejan sobre los aspectos más relevantes que se han de tener en cuenta para escribir y publicar un libro. En este su blog de confianza los iremos recopilando en tandas de 5 para ver si se nos pega algo. Página 2, una prueba más de que, a pesar de Echenique y sus esbirros, en La2 aún sobreviven excelentes programas que son pura televisión pública. Disfrutemos y aprendamos. 





Capítulo 1

«El escritor». Hemos creado una serie de ficción de 25 capítulos, donde vamos a seguir a un joven escritor que nos ayudará a saber cómo se escribe y se publica un libro. En este primer capítulo, se cita con Ignacio Vidal-Folch, Mathias Enard e Isabel Sucunza.

http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

Capítulo 2

En este nuevo capítulo, habla con Javier García Sánchez y Alicia Giménez Bartlett sobre la creación de personajes.

http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

Capítulo 3

En nuestra serie «El escritor», los autores Enrique Vila-Matas y Enrique de Hériz, le cuentan a nuestro joven escritor cómo se trabaja el territorio literario de una novela.

http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

Capítulo 4

Un nuevo episodio de nuestra serie El escritor, donde Clara Usón y Ramón Andrés le hablan a nuestro joven autor de cómo se documentan para escribir sus libros.

http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

Capítulo 5
Manuel Vicent y Patricio Pron le explican a nuestro joven autor la importancia que tiene la primera frase de un relato.
http://www.rtve.es/swf/4.2.8/RTVEPlayerVideo.swf

Los mundos sutiles, de Eduardo Chapero-Jackson

Eduardo Chapero-Jackson, de quien ya publicamos hace tiempo su trilogía de cortos «A contraluz» reinterpreta en este documental la vida y el universo poético de Antonio Machado a través de la danza, la puesta en escena y la actriz Amaia Pardo, que conectan al poeta andaluz con nuestro tiempo. Absorbente. 


Una evocación poética de los versos de Antonio Machado a través de la danza


Eduardo Chapero-Jackson (Imprescindibles) 01.12.2012


He querido indagar la experiencia subjetiva – como siempre lo es la poesía descontextualizada, al proyectar sobre ella cada cual su propia vida – del encuentro con Machado. Es la vivencia propia lo que hay de verdad en la relación con el arte consagrado, tan repetido y contaminado de referentes ajenos. Resultaba excitante la idea de investigar cómo su obra podía resonar en el imaginario de alguien alejado de toda conexión con él. Si su lírica es atemporal y universal, este enfoque resultaba un bello reto cinematográfico. Además, lo poético en el plano literario tiene un complicado traslado al plano audiovisual.

Todo ello me llevó a sentir que una joven bailarina que crece en la España actual –en relación a la que Machado tanto retrató- podría ser un rico vínculo de puesta en escena.

Al potenciar el anacronismo, su poesía parecía mostrar más aún su relevancia y vigencia, y la cualidad expresiva del cuerpo en relación con su entorno podía transmitir mejor visualmente los mundos sutiles que él tanto amaba.

En Los Mundos Sutiles conviven la indagación documental biográfica y la búsqueda de la experiencia vital de su poemario. Para retratar el viaje de esta chica, he querido acercarme a ella también con la ingravidez que Machado admiraba, rodando con un equipo ligero, liberándonos en la medida de lo posible del encorsetamiento técnico propio de un rodaje normal, buscando el lenguaje de la imagen del momento, lo que efímeramente se pierde y aquello que Machado dijo para definir la poesía: palabra en el tiempo.

No es un viaje al pasado, es una búsqueda de conexión entre el poeta y nuestro tiempo.

¿De qué trata ‘Los mundos sutiles’?


Acción Cultural Española (AC/E) recuerda el centenario de la publicación de Campos de Castilla, de Antonio Machado, con el documental Los mundos sutiles, una producción de Amigo dirigida por Chapero-Jackson que se adentra en la trayectoria vital y literaria del poeta a través de la música y la danza. Una joven estudiante del conservatorio de danza tiene que preparar una prueba de fin de curso sobre Antonio Machado, para ello se adentrará en la vida y obra del poeta, protagonizando un viaje cinematográfico híbrido entre el documental y la ficción.


Su reto será intentar traducir la palabra escrita al idioma del cuerpo; su éxito o fracaso dependerá de aprender que éstos en realidad radican en la capacidad de sentir la vida. Aparentemente alejada de toda conexión con el poeta, experimentará un profundo impacto al descubrirle, tanto por vivir en los campos de Castilla de hoy en día, como por sentir la misma cualidad de ensoñación y compartir su anhelo.

En palabras de Ana Amigo, productora de la película

Con estas dos premisas, poesía y modernidad, llegué hasta Eduardo Chapero-Jackson. Al plantearme producir un película sobre Antonio Machado, decidí que se contaría desde su poesía y que transcurriría en la España actual. Y gracias a un equipo humano impresionante en su entrega y en su talento (17 interpretes y 38 técnicos) mas dos cámaras (Red-Epic y Canon Eos 5-D y un Steadycam) ha conseguido que cuando el publico la vea flote como pompas de jabón en un mundo ingrávido y sutil. Él ha inventado un documental lleno de ficción, de efectos especiales, de danza, de dura urbe y espacios sosegados.
http://www.rtve.es/swf/4.1.18/RTVEPlayerVideo.swf

Casi lo peor

Casi lo peor 

Antonio Muñoz Molina 26 sep 2012 

Casi lo peor de todo es pensar en todas las cosas de las que no estamos hablando, que no estamos debatiendo, al extenuarnos una vez más y como casi siempre en la misma greña estéril, en el mismo encono autodestructivo. De nuevo no hay tiempo para debatir con hondura, libertad y sosiego sobre el modelo productivo que nos permitiría salir de la crisis y rescatar un sistema de protección social, ni para ponerse de acuerdo en una reforma verdadera y a largo plazo de la educación, ni para determinar las prioridades en el gasto público, ni por supuesto para poner algún remedio al despilfarro energético o a los cambios inevitables que ya está trayendo el calentamiento global a un país ecológicamente tan frágil y tan deteriorado como el nuestro, ni para restaurar o establecer de una vez por todas una administración pública no infectada de corrupción y clientelismo político. Todos contentos. Cada bando, cada fracción, cada partido, cada patria a lo suyo, mientras hay cada vez más pobres, mientras los intereses de la deuda se comen los ingresos públicos, mientras los trabajadores siguen pagando muchos más impuestos que las empresas, mientras los pocos bosques que nos quedan arden. Cada uno a lo suyo. Como cuando entre unos y otros se empeñaron cerrilmente en destruir desde dentro la hermosa esperanza de la revolución de 1868, que acabó en el disparate del cantonalismo alucinado y en el golpe militar de Pavía; como cuando en 1936 cada una de las fuerzas que hubieran defendido juntas a la República creyeron insensatamente que la sublevación les daría a cada uno la ocasión para conseguir sus delirios particulares. Los unos con sus banderas, con esos paraísos a la vuelta de la esquina que alcanzarán en cuanto se vean libres de la pringue española, los otros con su prisa por recortar derecho sociales y por dar más dinero todavía a los colegios de curas, los socialistas perdidos no se sabe dónde. Nunca en mi vida adulta he sentido una tristeza civil tan grande como la que siento ahora.