Ciclo de cine europeo (33) ‘Bande á parte’, de Jean-Luc Godard







Vuelven a ser los chicos del estupendo programa de La2 ‘Días de Cine’ quienes introduzcan otra de las películas de nuestros ciclos, en este caso celebrando el 50 aniversario de una de las películas más emblemáticas de la nouvelle vague francesa, ‘Bande á parte», dirigida por Jean-Luc Godard en 1964. Un título mítico, que influenció a numerosos cineastas en las décadas posteriores y que cincuenta años después sigue siendo conservando su frescura y lo revolucionario de su propuesta fílmica. 

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Ciclo de cine clásico USA (9-10-11) Trilogía de ‘El Padrino’, de F.F. Coppola

Hoy es uno de esos días de los que te dices qué sueño cumplido es tener un blog, un espacio cibernético en el que poder reunir obras artísticas del calibre de la Trilogía de El Padrino. Para el Juez Roy Bean sus tres capítulos, también la por algunos denostada tercera parte, forman parte del corpus nuclear de su cinefilia. Con esta trilogía Coppola inventó una nueva mirada para el cine, ampliando los horizontes de una industria que pedía a gritos savia nueva. Por supuesto los tres filmes de ‘El Padrino’ fueron una influencia seminal a la hora de crear los nuevos Corleone del siglo XXI que son The Sopranos, la monumental obra de David Chase; el formato de serie televisiva permitía pasar de las 9 horas del clan de Don Vito a las 72 de los chicos malos de New Jersey, lo que dio la posibilidad de desarrollar las personalidades, las relaciones personales, los traumas íntimos, los problemas cotidianos y las fechorías de una familia mafiosa italoamericana, delatando asimismo la fascinación social por lo que ya se ha convertido en un icono de la cultura estadounidense.

Una trilogía sostenida por el genio de su director, unos guiones soberbios escritos por Mario Puzo (y Coppola) y unos repartos actorales magníficos entre los que destacan tres actores superlativos como son Marlon Brando, Robert de Niro y Al Pacino, todo ello para retratar la historia del clan Corleone desde sus origenes sicilianos, la llegada de un joven Vito Corleone a la isla de Ellis y la forja de su carrera mafiosa, desde la creación del clan en Estados Unidos a la muerte de Vito y su sustitución por su hijo Michael, del fraticidio que lo consolida como cabeza de la famiglia a su decadencia, acosado por la culpa y la búsqueda de la redención. Estas obras ya son Patrimonio de la Humanidad y como tal aquí las publicamos (gentileza del estupendo blog Cineteca Universal), por si las quieren volver a disfrutar, en calidad dvd y versión original subtitulada. La Trilogía de ‘The Godfather’, nada menos. 

El Padrino I (1972)



Años 40. Don Vito Corleone es el respetado y temido jefe de una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Tiene cuatro hijos: una chica, Connie, y tres varones: el impulsivo Sonny, el pusilánime Freddie, y Michael, que no quiere saber nada de los negocios de su padre. Cuando Corleone, siempre aconsejado por su consejero Tom Hagen, se niega a intervenir en el negocio de las drogas, el jefe de otra banda ordena su asesinato. Empieza entonces una violenta y cruenta guerra entre las familias mafiosas.


El Padrino II (1974)
Continuación de la saga de los Corleone con dos historias paralelas: Una, la elección, tras la muerte de Don Vito Corleone, de su hijo Michael comol cabeza de familia. Al tener que negociar con la mafia judía, pierde el apoyo de uno de sus hombres, Frankie Pentageli. Tras escapar por los pelos de un atentado, Michael trata de encontrar al culpable, siendo su mayor sospechoso Hyman Roth, el jefe de la mafia judía. En la segunda, se retratan los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, cuando llega a New York a principios de siglo, donde rápidamente, se convirtió en uno de los cabecillas del barrio usando la violencia como medio para solucionar cualquier asunto. Solo al principio, logra levantar un verdadero imperio, origen de la fortuna de la familia Corleone.

El Padrino III (1990)


Estamos en 1979, y Michael Corleone ya es un hombre maduro, de cerca de 60 años, y enfermo. Ha vendido sus casinos y se ha convertido en una persona respetable, digna incluso de ser condecorada por la Iglesia a causa de sus obras filantrópicas – con las que trata de hacerse perdonar sus muchos pecados -. Sus hijos ya son mayores, y no le hacen demasiado caso (sobre todo el chico, que se empeña en ser cantante de ópera en lugar del abogado de la familia). Pero a Michael su pasado mafioso se niega a abandonarle definitivamente, y vuelve de nuevo punzante y doloroso, para recordarle que un Don no se retira hasta que elige a su sucesor. Y ya hay uno de su misma sangre que apunta maneras: Vincent, el hijo bastardo de su hermano Santino, dispuesto a todo por agradar a su medio tío. Mientras, en el Vaticano, la ambición comienza a mover la silla de San Pedro, y Michael volverá a colocarse, o mejor, a ser colocado, una vez más, en el ojo del huracán…

Ciclo de cine clásico USA (6) ‘El crepúsculo de los dioses’, de Billy Wilder


‘El crepúsculo de los dioses’ (Sunset Boulevard) fue dirigida por Billy Wilder en 1950 e interpretada por William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim y Nancy Olson. En ella, Joe Gillis (interpretado por Holden) es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine. 

Esta obra maestra retrata con ácida ironía los excesos del mundo de Hollywood, el paso del tiempo, los egos inmensos y el desesperado intento de recuperar el esplendor perdido se concentran en la violenta, enajenada e impresionante mirada de la Swanson. Imprescindible.

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El Crepúsculo De Los Dioses, de Billy Wilder


Nos encontramos con una de las dos radiografías, junto con «Fedora» (1978), que Billy Wilder realizó sobre el universo cinematográfico en particular, y de la fama por extensión. Ambas son películas descarnadas, tristes y claramente pesimistas, paradójicamente una ha logrado colarse entre las grandes de la historia del cine, la que vamos a tratar, y la otra ha sido olvidada sistemáticamente por el gran publico y por gran parte de los cinéfilos.

En «El Crepúsculo de los Dioses», Billy Wilder y Charles Brackett en su ultima colaboración juntos, nos narran la historia de un guionista de poca monta llamado Joe Gillis (William Holden), que huyendo de sus acreedores, conoce a Norma Desmond (Gloria Swanson), antigua diva del cine mudo que vive encerrada en una gran mansión de Sunset Boulevard junto a su sirviente Max von Mayerling (Erich von Stroheim), Joe es contratado para ayudar a Norma Desmond ha escribir el guión de «Salomé», entre ellos acabará creándose una relación amor/odio o dependencia/desprecio de gran tensión, Joe conocerá a Betty Schaefer (Nancy Olson), joven y alegre, contrapunto y polo opuesto de Norma , con la que empezará a colaborar para la creación de un guión, y de la que acabará enamorándose. Al final la tragedia, avanzada desde el inicio del metraje, se ceba con los protagonistas de la mano de la muerte y la locura.

Billy Wilder, conocido más conocido por su faceta cómica, nos presenta esta película negra y desoladora, donde tiene cabida el humor, pero es un humor que cae a gotas, gotas de ácido sulfúrico, que más que provocar una sonrisa, la congelan. Que para ser un director considerado como claro exponente de la narración clásica por excelencia, en esta película se toma ciertas libertades narrativas poco frecuentes en su cine, la película empieza por el final, en la que vemos a un muerto en la piscina (una de las escenas memorables del film) y del que sabemos que se trata de un guionista llamado Joe, a partir de entonces la película avanza en un largo flash back; pero la osadía no termina ahí, el narrador omnipresente resulta ser… el propio muerto, un muerto vivo, echo que contrasta con los protagonistas de la película, muertos en vida. Aunque si por algo destaca la película es por sus numerosos contrastes, el principal: la relación entre realidad y ficción.

La película permite numerosas lecturas, la más obvia es la crítica que realiza al mundo del cine, tan dado a la creación de estrellas, y poco después olvidarlas. En este caso hace especial hincapié en las estrellas del cine mudo que fueron olvidadas y dejadas de lado (muy pocas supieron o pudieron adaptarse), cuando el cine sonoro irrumpió. Esta critica cruda y desesperanzada, cuya enorme mansión con aspecto abandonado representa símbolo cruel de la decadencia y el olvido, pudo haberse dado porque Billy Wilder empezó su carrera como guionista durante la época del cine mudo, y aunque pudo adaptarse al cine sonoro, y muy bien, siempre guardó cierto respeto y añoranza hacia la época muda, su carácter europeo (jamás se llegó a integrar a la «filosofía» o modo de pensar americano, siempre esperanzador y algo ingenuo) cargado de ironía, cuando no de directo sarcasmo, hizo el resto.

La figura de la diva egocéntrica y narcisista también esta excelentemente desarrollada, apoyada tanto en el extraordinario guión como por la, aun más extraordinaria, actuación de Gloria Swanson, increíblemente expresiva y gesticulante, como buena actriz muda, dando gran envergadura a su interpretación. La mitomanía recibe aquí un duro revés, pues se asocia con la locura (el final de Norma) y con el servilismo deshumanizado y esclavista voluntario que representa Erich von Stroheim, antiguo director y marido de Norma Desmond, evolucionado hasta el papel de servil y ultraprotector criado.

El análisis psicológico de los personajes es excelente, la relación de Joe (cuya interpretación contenida y sobria contrasta con la voluntariamente exagerada de Gloria Swanson) con Norma cuya ecuación necesidad/dependencia/ vampirismo/seguridad/ ambición crea la situación perfecta para que el personaje necesite escapar de su situación, así la introducción de Betty no resulta gratuita o artificiosa, pues representa todo lo contrario: Ilusión/ esperanza/ alegría/ riesgo, de ahí el dilema interior que sufre el personaje, pues debe decidir entre una apuesta segura y ambiciosa, y otra arriesgada pero ilusionante.

El film más allá de la genialidad narrativa e interpretativa, guarda escenas de gran fuerza cinematográfica (quizás el «punto débil» de Billy Wilder era que casi siempre daba más importancia, o mimaba más, a la palabra que a la propia imagen), como la ya mencionada escena inicial con el muerto en la piscina, aunque si hay alguna escena inolvidable es la final, con Norma Desmond bajando las escaleras, para ser detenida por la policía, en medio de los numerosos focos periodísticos y las cámaras de la televisión, como si fuera la estrella que nunca dejó de ser en su enloquecida cabeza, ante la emocionada mirada de su protector y admirador criado Max. Y es que en su crítica al mundo del cine, Wilder, realiza la película cuyo lenguaje es más puramente cinematográfico de todas las que ha filmado.

La relación entre realidad y ficción que plantea la película se ve enriquecida con los numerosos guiños u homenajes que podemos comprobar: la visita a Cecil B. DeMille a los auténticos estudios de la Paramount en pleno rodaje REAL de «Sanson y Dalila» (DeMille había dirigido a Gloria Swanson en varias ocasiones en la época del cine mudo); los amigos de Norma, llamados maliciosamente «figuras de cera», son actores que fueron olvidados y dejados de lado cuando apareció el cine sonoro, entre los que destaca la presencia de Buster Keaton; la película que ven en el salón de la mansión es una película real inacabada, «La reina Nelly» (1928), interpretada por Gloria Swanson y dirigida por el propio Erich von Stroheim (director de la obra maestra «Avaricia»(1923), así como la utilización de reporteros reales en la escena final y muchos otros detalles más que dificultan la delimitación de las fronteras de la realidad con la ficción.

Como colofón una curiosidad, antes del estreno se realizo un pase de la película para la propia gente de Hollywood, cuentan que cuando acabó la película, Barbara Stanwyck se arrodillo ante Gloria Swanson y el besó el vestido; mientras que Louis B. Mayer, jefe de la Metro y autentico todopoderoso en Hollywood, se dirigió a Wilder diciéndole: «¡Es usted un cabrón! Ha desprestigiado a la industria del cine. Ha mordido la mano que le convirtió en alguien y que además le dio de comer. Deberían alquitranarle, emplumarle y arrojarle del país». Como respuesta solo recibió de Wilder un «que te jodan». En definitiva, una obra maestra inolvidable, por numerosas y diversas cuestiones. 

Ciclo de cine europeo (31) ‘A bout de souffle’, de Jean-Luc Godard

Continuamos nuestro ciclo de cine europeo con un clásico del cine francés, ‘A bout de souffle’ (traducida como ‘Sin aliento’ o ‘Al final de la escapada’) una de las obras maestras de la ‘nouvelle vague’ francesa. Un film revolucionario y vitalista debut cinematográfico de Jean-Claude Godard en 1960 que inauguraría la modernidad narrativa en el cine europeo y que sigue conservando el charme y la frescura más de medio siglo después. Después una buena crítica encontrada en la web ‘La peli de la semana’ nos la ubica como obra seminal de un movimiento fundamental en la historia del cine de nuestro continente.


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Terminaba la década de los cincuenta cuando un grupo de jóvenes franceses, que trabajaban como críticos de cine en la renombrada revista Cahiers du cinéma, decidieron sustentar sus duros ataques al cine comercial francés, al que acusaban de falso y burgués, tomando ellos mismos el control de las cámaras y enseñando al mundo una nueva serie de filmes que cambiarían la historia del cine.

‘À bout de souffle’ es la primera película del extraordinario director Jean-Luc Godard, quien junto a François Truffaut y Claude Chabrol fundarían el movimiento cinematográfico-filosófico conocido como Nouvelle Vague, cuyo discurso pondría los cimientos de lo que ahora conocemos como cine de autor y revolucionaría tanto los paradigmas clásicos del estilo narrativo, como las temáticas a tratar en las cintas.

La crítica y el público quedaron asombrados con la historia de amor entre un maleante francés, obsesionado con emular a Humphrey Bogart, y una joven periodista norteamericana cuyo principal trabajo era vender el New York Herald Tribune en las calles de París. El complejo e innovador desarrollo del romance entre los dos personajes antagónicos, que se construye debido al tiempo que debe pasar oculto el joven ladrón en el apartamento de la periodista al ser buscado por la policía, es tan impredecible y tan carente de lugares comunes, que medio siglo después no parece haber envejecido en absoluto.


Un joven y en ese momento prácticamente desconocido Jean-Paul Belmondo, encarna a uno de los personajes más emblemáticos de la cinematografía mundial, cuya visión existencialista de la vida lo lleva a un callejón de insatisfacción que, aunque se oculta hábilmente bajo su estudiada fachada de galán, termina siendo su perdición. Jean Seberg, quien nunca volvería a acercarse a la calidad interpretativa que demuestra en este filme, funciona como la contraparte de Belmondo. Una mujer independiente que lucha por conseguir trabajos como reportera, pero que a pesar de la abrumadora fuerza vital de la que hace alarde en toda la película y del estupendo momento en el que toma las riendas de la historia, finalmente no consigue escapar a su sino de mujer sumisa y dependiente.


Todos los acontecimientos en À bout de souffle tienen la esencia del azar vital impregnada en ellos, desde el absurdo asesinato que comete Belmondo en contra de un policía, hasta la hermosa secuencia final cuyo diálogo ha sido motivo de infinidad de artículos que debaten su significado. Sin embargo este azar no se limita únicamente a las imágenes que vemos, ya que toda la filmación de À bout de souffle estuvo inmersa en él gracias a que Godard improvisaba los diálogos en el momento del rodaje, e incluso muchos de los geniales avances estéticos y narrativos que se atribuyen a la cinta se debieron a carencias presupuestales, como los cortes secuenciales, que surgieron de una recomendación que hizo Jean-Pierre Melville para acortar la cinta a la hora y media de metraje requerido.

Es gracias a éste filme, que ya ha sido inscrito en letras doradas como una indiscutible obra maestra, que el mundo conoció el genio de Jean-Luc Godard, quien a la fecha sigue sin traicionar sus motivaciones iniciales y que esperemos continúe empujando los límites narrativos del cine muchos años más.

Ciclo de cine de animación (20) ‘Fantastic Mr. Fox’, de Wes Anderson

Un astuto zorro llamado Fox (con voz original de George Clooney) parece llevar una vida idílica con su esposa (Meryl Streep) y con su hijo Ash (Jason Schwartzman). Pero, por las noches, el señor Fox se dedica a robar gallinas, patos y pavos en las granjas vecinas, razón por la cual los granjeros deciden cazarlo. A destacar el breve y epifánico encuentro con otro gran perseguido, el lobo. Basada en un famoso libro para niños de Roald Dahl.

«En cierto modo el film de Anderson más completo y satisfactorio. (…) Asombrosa inventiva y habilidad (…) es la película que un niño anonadado con la ficción de Roald Dahl y fascinado con los enigmas del mundo adulto hubiera soñado con hacer»
A. O. Scott: The New York Times
«Otros cineastas hacen historias para niños cuando tienen hijos propios. Anderson parece haber hecho esta película para su propio niño interior (…) un cuento de hadas para adultos»
Ty Burr: Boston Globe
«Visualmente es una auténtica maravilla (…) se siente como algo completamente nuevo»
Sara Vilkomerson: The New York Observer
«Una película animada que no tiene nada en común con la animación tradicional (…) Los niños en particular encontrarán cosas que no entenderán y cosas que podrían asustarles. Excelente. Una buena historia para niños debe sugerir una dimensión oculta (…) Roger Ebert: Chicago Sun-Times
«Podría afirmarse que Anderson ha logrado su obra más luminosa, comunicativa, elocuente… y humana. (…) Una obra mayor, única» Jordi Costa: Fotogramas
«Un precioso y preciosista troquelado artesanal (…) un entramado fascinante (…) una gozada que no obliga a llevar gafas 3D (…) Javier Cortijo: Diario ABC
«Es una veloz comedia screwball en la que hilarantes intercambios verbales y brillantes gags físicos se suceden sin reposo (…) la película más desternillante y emotiva de Wes Anderson, y la más compleja en la forma y el fondo. (…) Nando Salvá (Diario El Periódico)

Ciclo de cine europeo (30) ‘La Brujería A Través De Los Tiempos (Häxan)’ de Benjamin Christensen



Película danesa del año 1922 que mezcla el documental y la ficción dramática para desvelar la relación de los hombres de la Edad Media (su actitud y la proliferación de brujos y brujas) con algunas situaciones actuales. Un repaso al mundo del ocultismo, la magia negra y la brujería, a través de varios siglos, para dibujar un panorama fascinante y estremecedor. Película parcialmente basada en un manual alemán para inquisidores del siglo XV.

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Ciclo de cine europeo (29) El cine de Alain Resnais

El 1 de marzo murió en París Alain Resnais, uno de los grandes directores de cine franceses, uno de los ilustres de la «Nouvelle vague», la nueva ola (junto a François Truffaut y Jean-Luc Godard, entre otros) que revolucionó el concepto del montaje y la fotografía. Autor de algunas películas fundamentales de la historia del cine europeo (también de algunas propuestas fallidas), el trabajo de Resnais comienza tras la segunda guerra mundial y se extiende durante seis décadas, hasta su última película en 2009.

Ya desde sus primeros trabajos realizados anticipaba los recursos que desarrollaría en sus siguientes obras, como el uso de la narración en off, utilizando el cine como forma de experimentación sobre el amor, la historia, la memoria y las complejidad de las relaciones humanas. De primeros de los cincuenta es la premiada ‘Las estatuas también mueren’ (‘Les statues meurent aussi’, 1953), correalizada con Chris Marker, un ensayo fílmico sobre la interpretación colonialista de las obras de arte que ya les ofrecimos en este blog. Dos años después y también con Marker realizaría una de sus primeras obras maestras como fue ‘Noche y niebla’ (Nuit et brouillard’, 1955) un film documental que repasa con ironía, crudeza y, paradójicamente, con una gran delicadeza, las políticas de exterminio sistemático puestas en marcha por el Tercer Reich, así como la responsabilidad colectiva de toda la sociedad alemana de la época. El título hace referencia al Decreto Nacht und Nebel del 7 de diciembre de 1941, firmado por el mariscal Wilhem Keitel y que dio comienzo a la persecución y aniquilación de judíos, disidentes, prisioneros de guerra y otros elementos indeseables para el régimen nazi. 



Otro de sus mejores trabajos también llegaría al final de esa fecunda década cuando en 1959 dirigió ‘Hiroshima, mon amour’, una hermosísima reflexión entre el documental y la ficción sobre el amor, la guerra y los recuerdos. Su etapa posterior la conozco menos (recuerdo hace unos años dejar de ver Smoking/No smoking porque no me estaba enterando de nada, aunque creo que la daré otra oportunidad). Ya en 1980 dirigió ‘Mi tío de América’ (Mon oncle d’Amérique, 1980) en la que el filósofo Henri Laborit explica una teoría sobre el comportamiento humano, el libre albedrío y la biología cerebral por medio del estudio de tres historias que acontecen paralelamente. En fin, con un repaso de los chicos de Días de cine de su trayectoria como realizador y con estas tres grandes obras de su cine les dejamos. Descanse en paz Alain Resnais. 


Días de cine – Alain Resnais


Mi tío de América (Mon oncle d’Amérique, 1980)


El profesor Henry Laborit explica una teoría sobre el comportamiento humano por medio del estudio de tres historias que acontecen paralelamente: René (Gérard Depardieu), empleado en una industria textil, debe afrontar la posibilidad de ser despedido. Janine (Nicole García) es una actriz que, al descubrir que la mujer de su amante está gravemente enferma, decide que él debe estar a su lado en esos momentos. Jean (Roger Pierre) es un polifacético escritor y político que debe tomar una decisión que implica renunciar a su carrera.

Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959)

Después de rodar una película en Hiroshima, una joven actriz francesa pasa su última noche en un hotel, en compañía de un japonés. Son dos desconocidos, pero lo que podría ser la fugaz aventura de una noche se convierte en un intenso idilio que hace que ella rememore un amor imposible vivido en Nevers (Francia) unos años antes. La relación amorosa se convierte entonces en un proceso introspectivo a través del cual la mujer reconstruye su pasado y revela sus sentimientos más íntimos a su compañero. 

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Noche y niebla (Nuit et brouillard, 1955)

Doce años después de la Liberación y del descubrimiento de los campos de concentración nazis, Alain Resnais entra en el desierto y siniestro campo de Auschwitz. Lentos travellings en color sobre la arquitectura despoblada, donde la hierba crece de nuevo, alternan con imágenes de archivo (en blanco y negro, rodadas en 1944) que reconstruyen la inimaginable tragedia que sufrieron los prisioneros así como las causas y las consecuencias de esa tragedia: desde el advenimiento del nazismo y la deportación de los judíos hasta el juicio de Nuremberg.


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Ciclo de cine clásico USA (4) ‘Blade Runner’, de Ridley Scott

Hace ya 30 años del estreno de ‘Blade Runner’ en España pero, como toda gran obra, el tiempo no ha pasado por ella. La distopía ideada por Philip K. Dick en su libro «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» fue adaptada libremente para la gran pantalla por Ridley Scott (quien ya 1979 había engendrado ‘Alien’ otro clásico del género) y hoy sigue conservando su lírica, su complejidad emocional y su capacidad de hipnosis.

Pocas cosas hay que no se hayan dicho de esta magnífica película, una obra oscura, filosófica y melancólica que ha trascendido el concepto de película de culto. Es una película que nos habla de la fugacidad de la vida y la inminencia de la muerte, de las consecuencias morales de la manipulación genética, de la muerte de la Naturaleza, del vivir con miedo, del amor y la compasión, de la memoria (real o implantada y otras porosas fronteras de la condición humana.

‘Blade Runner’ no sólo marcó el futuro del cine inspirando a multitud de directores sino que también se convirtió en un referente ineludible para otras formas artísticas como la literatura, la filosofía, la arquitectura, la fotografía, la moda o la publicidad. Entre la gran cantidad de ensayos, libros, tesis etc que se han hecho sobre esta película existe un muy recomendable libro homónimo (ed. Tusquets) escrito por varios autores hispanoamericanos como Rafael Argullol, Guillermo Cabrera Infante, Fernando Savater y Vicente Molina Foix, entre otros, que profundiza en sus ramificaciones en diversos campos de arte y el pensamiento.

Esta película deja frases y escenas para la posteridad, como el encuentro entre Tyrell y Roy, el dios de la electromecánica y su perfecta creación y el edípico asesinato llevado a cabo por el replicante cuando su padre le confirma que no puede resetear su fecha de caducidad, la realización del test Voight-Kampff a Leon -el primer Nexus-6 en aparecer- y a Rachel -Sean Young-, de quien Deckard termina enamorándose, o las secuencias de la dulce y mortífera Pris –interpretada por Daryl Hannah- en la barroquísima casa de otro inolvidable personaje, J.F. Sebastian, el ingeniero genético que en su soledad construye autómatas que son sus únicos amigos…

Y como no referirnos a una de las secuencias cumbres de la historia del cine, con el replicante Roy Batty persiguiendo al blade runner Rick Deckard -Harrison Ford, en uno de sus mejores papeles- por el tejado del barroco edificio abandonado donde vive J.F. Sebastian, en algún lugar de un Los Ángeles contaminado, lluvioso y ciberpunk, para hacerle pagar las muertes de sus compañeros y en especial la de su amante, Pris, que acabará con el replicante Roy Batty recitando su célebre y hermoso epitafio he visto cosas que no creeríais, mientras tiene a Deckard a su merced, colgado de una mano en una viga del tejado y le dice eso de


Sin embargo, el presentir que su propia y programada muerte es inminente le hace amar aún más la vida, lo que le lleva a sentir la humana empatía necesaria para salvar a Deckard antes de que su vida y sus recuerdos se diluyan para siempre en el tiempo y la lluvia. “Lástima que no pueda vivir, pero… ¿quién vive?” sentenciará después Gaff, el policía interpretado por Edward James Olmos, una frase que condensa una película que ya forma parte de nuestras vidas. En fin, celebramos pues su trigésimo aniversario con el Director’s Cut (sin voz en off ni final feliz) de esta obra cumbre de la ciencia-ficción y la cinematografía. Que ustedes la disfruten.

Ciclo de cine clásico USA (1) ‘Freaks’, de Tod Browning

El amor a la belleza es un sentimiento que se remonta a los inicios de la civilización. La repulsa hacia lo anormal, hacia los deformados y mutilados, procede de nuestros antepasados. Pero la mayoría de monstruos piensan y se emocionan normalmente. Viven una existencia poco natural, por lo que tienen entre ellos un código de ética para protegerse de la gente normal. Se aferran rígidamente a esas reglas. Herir a uno es herirlos a todos; la alegría de uno es la alegría de todos. Ahora la ciencia puede eliminar estos errores de la naturaleza. Avergonzados por las injusticias cometidas contra estas personas, sin poder alguno para controlar su destino, ofrecemos una sobrecogedora historia sobre la anormalidad y los no deseados.” (Tod Browning, sobre “Freaks”)

Comenzamos un nuevo ciclo de cine, esta vez para homenajear el gran cine clásico norteamericano que durante décadas ha creado grandes obras maestras del séptimo arte que forman gran parte del ideario cinéfilo del Juez Roy Bean desde que se recuerda. En nuestro ciclo incluiremos grandes producciones de Hollywood pero también cine independiente pues parece claro que ya son clásicos desde ‘Doctor Zhivago’, ‘Río Bravo’, ‘Grupo salvaje’ o ‘Ciudadano Kane’ a ‘Reservoir dogs’, ‘Malas tierras’ o ‘Taxi driver’. Y lo hacemos con ‘Freaks’, de Tod Browning, aprovechando que en febrero se cumplieron 80 años de su estreno en 1932. Una película que entonces fue un completo desastre de taquilla, que horrorizó al público de la época e incluso a los propios directivos de la Metro, que la retiraron de las salas. Esta película estuvo prohibida en Gran Bretaña más de 30 años y tuvo que esperar hasta 1962 para ser re-presentada en el Festival de Venecia, donde fue recibida con entusiasmo. A partir de entonces la anteriormente película maldita se fue transformando en una película de culto y referencia dentro del género de «terror».


Su creador, Tod Browning, artífice de la mayoría de los filmes terroríficos de Lon Chaney en el cine mudo, selló aquí su obra maestra que, sin embargo, acabó prácticamente con su carrera. La audiencia de la época estaba acostumbrada a ver los freaks de feria en escaparates como si se tratase de animales exóticos, no los consideraban completamente humanos y su tratamiento en el film mostrando comportamientos y emociones como el deseo, el sexo y la venganza como el resto de las personas, perturbó al público que iba a verla.

En un circo lleno de seres deformes, tullidos y personas con diversas amputaciones, Hans, uno de los enanos y prometido con una compañera de misma talla, hereda una fortuna. A partir de ese momento, Cleopatra, una bella trapecista, intentará seducirlo para hacerse con su dinero. Para lograr su objetivo, traza un plan contando con la complicidad de Hércules, el forzudo del circo. Sin embargo, su plan es descubierto por los fenómenos… En fin, no les contamos más. Si quieren pueden encontrar un estupendo análisis de esta película en la web Encadenados. Les dejamos con Freaks y sus seres anómalos, cantando eso tan lindo de «uno de nosotros, uno de nosotros»…