El perturbador arte de Olivier de Sagazan

Una colaboradora de este blog, Lucía Corral, nos pasa el chivatazo del inclasificable artista, pintor, performancer y escultor francés (nacido en Brazzaville, Congo, en 1959) Olivier de Sagazan. Su arte tiene una marcada obsesión por lo grotesco, las metamorfosis, el horror y la muerte. Las transformaciones que realiza en directo varían según la intensidad y las emociones que maneje es esos momentos. Impactante.

Performance O de Sagazan 08

Transfiguration


¡¡Por fin es Biernes!! (1) Todos los días son Biernes

Hoy 11 de octubre, en el ámbito de La Noche en Blanco, la asociación Biernes en colaboración con la Fundación Movilidad y CEMUSA se conjuran para promocionar el uso de la bicicleta en las ciudades españolas en general, Madrid en particular. Dejemos que ellos se presenten desde su blog:

BIERNES es un colectivo madrileño formado para la promoción de la bicicleta, que actúa creando excusas perfectas para que utilices la bici. La primera excusa será el próximo 11 de Septiembre en Madrid, cuando la ciudad se convertirá en un museo que podrás recorrer en bicicleta para disfrutar de 25 piezas gráficas inspiradas en la cultura de la bici y realizadas expresamente para la Noche en Blanco por algunos de los mejores ilustradores y diseñadores gráficos de España.

En Biernes consideramos el uso generalizado de la bici como una de las mejores cosas que le puede pasar a una ciudad y a los que vivimos en ellas. Sucede que una gran parte de la población no tiene ningún problema con la bicicleta, al contrario, valora positivamente su uso en la ciudad y todas las ventajas que acarrea. Sin embargo existe una barrera entre esa percepción positiva de la bicicleta y el hecho de actuar en consecuencia, es decir, utilizar la bici como medio de transporte sustituto del coche para ir al trabajo, a cenar, al teatro o con los amigos.

El uso de la bici como deporte o como herramienta de ocio está extendido y aceptado, pero su utilización como medio de transporte es juzgada, sin pruebas, como extravagante, incómoda, peligrosa, sucia o cansada. La primera vez que decides utilizar la bici para moverte por la ciudad, se desmoronan casi todos los prejuicios que antes te impedían hacerlo. Por eso esperamos que Biernes sirva para que un día, sólo uno, vayas en bici, por ejemplo, al trabajo.
Pongamos que lo haces un viernes.

(Entre las piezas gráficas seleccionadas, una de nuestra colaboradora Lucía Corral, brackets como cadenas para decorar nuestra sonrisa que publicamos debajo). También nosotros tenemos imagen corporativa (gracias Laura…) de nuestra adhesión a esta iniciativa. Ésta de al lado.

De esta forma, para quitarnos alguno de los clásicos prejuicios (es que sudo, es que hay cuestas…) que en el disfuncional Madrid de Alberto Ruíz Gallardón se tiene a esa modernez de las bicicletas urbanitas, nos invitan a hacerlo por primera vez este sábado a las 23h en el marco de La Noche En Blanco, saliendo desde la Glorieta de Ruiz Jiménez (San Bernardo) hasta llegar a Cibeles.

En este blog evidentemente celebramos esta iniciativa para la adopción del viernes (al menos) como día de celebración del curro que acaba y de los albores finisemanales que llegan, cuando nuestra cabeza inconscientemente ya relame el fin de semana, qué mejor que empezarlo de forma distinta y saludable para nosotros y nuestra ciudad, por lo que cada biernes publicaremos en nuestro blog algunos de las magníficos diseños de inspiración bicecletesca que engalanan su web y su puesta de largo por las calles de Madrid.

Agarremos pues nuestro medio de locomoción «human traction» favorito, un zeppelin a pedales, sus propias piernas, una calesa, bicicleta o velocípedo y regalemos sano ejercicio a nuestro cuerpo y a nuestras ciudades menos ruido, mejor ambiente y más joie de vivre, simplemente moviéndonos con este simpático artefacto a pedales que más que un medio de transporte es un estado mental.

Entrañas, anatomías y otros interiores

En este blog nos gusta importar el conocimiento y la belleza digitalizados que cada día se conforma en Internet, un conglomerado casi infinito de contenidos que abarca muchos de los saberes y talentos del Homo Sapiens Sapiens. Es un momento histórico este en el que vivimos pues todo o casi todo está o se construye en esta federación planetaria de inteligencias que se muestran cada día en la Red.

Así pues integramos en esta entrada dos muestras de esos talentos hechos y aún por hacer, reproduciendo «Interiores», soberbia ilustración de Fernando Vicente (al que ya conocíamos del Babelia y del que recomendamos vívamente sus blogs Vanitas, Anatomías, Atlas y Pin-Ups) y trayendo desde el neonato y magnífico blog de una de nuestras colaboradoras, Lucía Corral, alias Menudinha, su estupenda entrada Anatomía de los cuerpos (en la que además nos cita), sobre las fontanerías de nuestro cuerpo, sobre las comúnmente olvidados engranajes y pulsiones de nuestras entrañas, que a veces nos recuerdan con virulencia su existencia en un hospital o lo hacen amablemente, durante un instante flotando en el mar, mientras marcan con sus secreciones, sus esfínteres y sus latidos buena parte de nuestros caracteres y nuestras vidas.

Lucía Corral Menudinha – Anatomía de los cuerpos

El sol empieza a caer y ya queda poca gente en la playa. Retas a la brisa de la última hora de la tarde y con relativo valor (especialmente al llegar a la altura de las «pudendas») te vas metiendo en el agua. El cuerpo vence el miedo y se acostumbra a la temperatura atlántica con tal descaro que hasta te decides a ponerte horizontal y dejar que flote y que el mar te meza a su antojo.

Entonces, con el color azul como única visión, dejas de oir los ruidos de la ciudad para percibir con los oidos hundidos en el agua un «bum-bum», como si hubiese un corazón submarino en algún punto lejano. Pero el mar no tiene corazón, el mar se vuelve muy negro por la noche, se muere todas las noches.

El ruido viene de dentro, de tu propio cuerpo, de tus vísceras vivas, las mismas que ignoras todos los días pero que conforman el engranaje que hace que estés vivo. Qué desagradecidos somos con las vísceras, que asco nos dan cuando las vemos en la carnicería colgando de los ganchos de acero, o en las fotos de accidentes de tráfico… con todo el servicio que nos prestan… sólo por estar fuera del cuerpo ya reaccionamos en plan «puagh» y ahí se acaba su historia.

Pues estos ojos que algún día se comerán los gusanos se niega a obrar así y miran de forma optimista y curiosa las vergüenzas humanas, esas partes que realmente no se ponen morenas.

Intento pintar aquello que muchos seres vivos como los anfibios llevan a la vista (léanse las etiquetas de «Transparencias» del Juez Roy Bean presente en las listas de blogs) desde un punto de vista romántico, renacentista a lo mejor. Paso del enfoque cruel y gore que tanto gusta en estos mundos del arte moderno. No, no voy de visionaria. Leonardo Da Vinci aka «Ven aquí joven aprendiz que te voy a dar lo tuyo y lo de tu prima» realizó hermosísimos dibujos sobre la anatomía profunda del cuerpo humano que no respondía a ninguna idea macabra.

Diario de un cólico nefrítico. Capítulos II y III

Tras aquella prometedora y lejana entrada con la que inició sus colaboraciones en este blog y en la que nos ofrecía el primer capítulo de su sorprendente Diario de un cólico nefrítico, Lucía Corral nos ofrece ahora los capítulos II y III de este su particular monstruo de Frankenstein literario en el que plasma de forma magnífica algunos de los a veces turbulentos y siempre complejos munditos en su mente. Ilustra uno de ellos con un revelador detalle de una de estupendas pinturas, dos de las cuáles -aunque una está sin terminar, me permito recordarle- adornan las estancias de la dacha del Juez Roy Bean en el madrileño barrio de Malasaña.

Buenas gentes que lean esto, vivan en La Coruña D. F. y quieran pasar un buen rato y conocer a una polifacética y prometedora artista y una personita bien interesante y querida en la redacción de Vida y Tiempos del…, pásense por su taller en el barrio de La Sagrada Familia de la ciudad coruñesa. ¡Beanrecomendable!


Capítulo
II: Planta Cadáver

En una libreta llena de todo tipo de anotaciones (trabajo, claves de asuntos que ya no recuerdo y hojas desperdiciadas con apuntes de urgencia) me topo con un pequeño escrito suyo donde descubro que, como yo, también él tenía otras ambiciones y sueños, ansias de que alguien descubriese en él al arqueólogo, al cazador. al doctor Livingstone… descubro que entre las vísceras del hombre serio y respetado, que entre los tejidos de la corbata que día sí día también se paseaba a la misma oficina había un crío avergonzado de no haber tenido agallas de manifestar de forma adulta esas imaginaciones documentadas por los libros que ahora estorban por los rincones de la casa.

Yo le conocí hace tiempo, tan atrapado como él deseaba, tan ególatra como el viejo que no tiene consciencia de la duración de esos relatos que aburren tristemente al oyente, tan cobarde, tan sumamente cobarde… Sus escritos son ahora el olor putrefacto procedente de aquella planta firme y enorme que un día se abrió ante nosotros para tornar al momento en una descomposición parduzca sin más.

Capítulo III «Cruzar sin mirar, todo es empezar»

Ahora, por fin, puede ser la vencida. Como Rocky pegando brincos en lo alto de la escalinata del Museo de Arte de Filadelfia, como este símil tan rocambolesco e impropio de una jovencita, así me siento.

Qué complicado es despertar de un letargo, volver a la vida. Pero un día tu secuestrador se duerme, o se agarra los testículos con la cremallera y no puede vigilar, ese es el momento: le robas las llaves, abres la puerta del zulo y, tras el shock de recibir la luz solar en los ojos, echas a correr atravesando el jardín lleno de basura y piensas: «Era cierto, aquello no era para siempre».

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… suena en la radio del coche que me trae de vuelta de un paseo más madrileño que coruñés: luz, azul, verde… la mañana sabe a gafas de sol, cañas y mejillones rellenos. Sabe a los domingos de cuando era pequeña y las familiar ultra numerosas aun se podían permitir un aperitivo y un vino después la misa de 12. La tarde sabrá a aguarrás y, si se tercia, a amena compañía. Mi taller está abierto a aquel que quiera pasarse, no es necesario venir vestido de negro y con ganas de reflexionar sobre arte y literatura, me sirve la socorrida conversación que surge a raiz de la pregunta «y a ti cómo te gustan los chicos, ¿rubios o morenos?». El ska de los altavoces potencian el optimismo… ¿el optimismo?… el realismo de saber que la vida con tres cañas en pantalones cortos merece la pena ser vivida.

Pesca sin muerte

Lucía Corral nos envía esta perlita.

Pesca sin muerte

«Sobre la sien liberada por la almohada pesa el kilate de un plomo invisible. Los oidos zumban y los ojos no ven porque es noche y la habitación está oscura. Sin aparentes preocupaciones la mente se relaja pero el cuerpo rema a contracorriente: los conductos nasales se atoran, la lengua se dobla en gimnásticas direcciones y las dos filas de dientes presionan inutilmente para coincidir encajadas a la par. Y el peso de ese plomo invisible se hace cada vez mayor.»

Diario de un cólico nefrítico. Capítulo I

El Juez Roy Bean da la bienvenida como colaboradora a Lucía Corral, que nos envía el primer capítulo de su «Diario de un cólico nefrítico». Gloria Adiós conversa con Platón. Nada menos. Esperamos más noticias.

DIARIO DE UN CÓLICO NEFRÍTICO

Capítulo I: “Cuanto más te rascas más te pica”

A estas alturas de la película Gloria Adiós ya se había dado cuenta (no sin antes recibir un sin fin de collejas emocionales) de que su estrategia, el papel que había decidido representar desde los comienzos de su adolescencia, no sólo estaba mal interpretado sino que jamás cobraría relevancia en la función. Bastantes mujeres se dejan ver mientras caminan haciendo sonar a base de bien sus tacones con ese aire de pioneras triunfadoras. Ya había practicado torpemente ese paso riguroso, fiel al ritmo del metrónomo de una pieza que no permite sincopados tropezones. Los tacones de las otras mujeres nunca se torcían, los suyos… sí, por eso cayó en la cuenta de que de nada sirve sortear a los paseantes con cara de superioridad y seguridad si por dentro eres escarcha en invierno y cenizas en verano.

– ¿Para qué seguir creyendo que engañas a tus iguales cuando a estos les importa una gaita lo que hagas o padezcas?- pensó.

Y tras esta reflexión, probablemente la más sensata que hizo en su vida, optó por llevar a cabo el plan b: leer a Platón. Éste, sabido entre sus cercanos como una puta portera de corrala, le contó lo que charlaban los demás colegas con su maestro, le habló de un tal camino de la sabiduría ajeno a las pasiones que podría quizá poner un poco de orden en su despiste personal. “Sabiduría”, que intrigante ¿verdad?, que fascinada quedó por esa palabra porque ¿qué sería eso de la sabiduría que tan bien sonaba? ¿Algo como tener todas las respuestas a todas las preguntas que nadie te ha hecho?, ¿la chuleta para ir tirando y llegar al final de tu vida habiendo sido la sensación de las reuniones de intelectuales?

– “Pero atenta- dijo Platón – follar, drogarse y mezclar Bacardi con Coca-cola como si lo fuesen a prohibir despista, querida, te aparta del camino, de la verdad, de la vida eterna”.

Gloria Adiós asintió y tímidamente le dio la razón. Pero como se le habían roto tantos tacones en su antiguo papel del creer que se sabe y no saber le hizo notar con mucha prudencia y cierto miedo que quizá si se dejase llevar por los vicios tendría oportunidad de llegar a ese fin que era la sabiduría habiendo aprendido de los infortunios, aunque tardase más, aunque se marease y vomitase en las curvas.

Sería como cuando en las películas el héroe coge el camino oscuro lleno de lodazales y ojos de mirada malvada que brillan entre los arbustos y allí le pasan cantidad de cosas emocionantes. Total, al final llega al palacio igualmente, ¿verdad? ¿o acaso alguien ha contado alguna vez la gran odisea del príncipe que eligió el camino verde y soleado, donde recorrido un tramo largo se sentó en una roca a comerse un bocata y estirar las piernas y en hora y media se puso en Palacio?

Platón le contestó: Haz lo que te de la gana, total, hace buena que estoy muerto.