Campanadas de la Historia (43) La tregua de Navidad de 1914

A pesar del carácter laico y poco dado a las tradiciones (menos aún a las navideñas) del Juez Roy Bean hoy no podemos por menos que recordar cómo hace cien años, el 24-25 de diciembre 1914, tras cinco meses de comenzada la primera gran guerra mundial, soldados de algunos sectores a lo largo del frente occidental pactaron espontáneamente una tregua humanista y pacifista en la que confraternizaron para celebrar la fiesta de la Navidad e intentar olvidar, al menos durante un breve tiempo, las penalidades de la guerra de trincheras.

En un lugar donde combatían alemanes, escoceses y franceses, cerca de la localidad belga de Ypres, en medio de los mutuos bombardeos, del intenso frío y la humedad permanentes, de la suciedad y las ratas de las trincheras y de los cadáveres congelados, algunos centenares de hombres mugrientos celebraron la Navidad de un modo extraordinario, hechos que fueron adaptado al cine por el director francés Christian Carion (film del que publicamos una de sus más emotivas escenas).
 
Esta insólita tregua daría lugar a algunas escenas inéditas en la historia bélica moderna. Algunos ejemplos son la celebración de una misa del Gallo en pleno frente, la noche del 24 de diciembre, y a la que acudieron los tres ejércitos. O la celebración de partidos de fútbol entre las «selecciones» de los mismos ejércitos que horas antes trataban de matarse. 

Breves pero jubilosas campanadas de paz de la Historia que los altos mandos de ambos lados se cuidarían mucho de evitar en los siguientes años de la guerra. Así que, aunque solo sea en el recuerdo de aquellos soldados -aquella desdichada carne de cañón- que decidieron contradecir la esencia misma de la puta guerra y aunque fuera por apenas unas horas, feliz Navidad a todos.

Freakonomics, el lado oculto de la economía

‘Freakonomics, el lado oculto de la economía’ es una adaptación del popular libro homónimo escrito en 2005 por el economista Steven Levitt y el periodista Stephen Dubner, que ofrecían distintos apuntes económicos relacionados con asuntos de la vida diaria. El reportaje se compone de una colección de pequeños documentales dirigidos por distintos realizadores que exploran el lado oculto de la naturaleza humana a través de las investigaciones estadísticas y las ciencias económicas. La película está dividida en capítulos de temáticas diferentes entrelazados y contados con interesantes animaciones. Las temáticas son tan variopintas como por ejemplo si el destino de un niño está influenciado por el nombre que se le pone, si la disminución del crimen está influenciada por la aprobación de leyes que legalizan el aborto o descubrir cómo instituciones gubernamentales que se suponen limpias están corruptas analizando el mundo del sumo japonés. 

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Sueños que el dinero no puede comprar

Soy cámara. CCCB – Sueños que el dinero no puede comprar

24 may 2014

¿Existe algo que el dinero no pueda comprar? Según Michael Sandel, autor de «What Money Can’t Buy», es necesario un debate público sobre los límites del mercado y su papel en las relaciones humanas. Con su colaboración en el programa, «Sueños que el dinero puede comprar» lleva estas cuestiones a la pantalla, exponiendo ejemplos y proponiendo preguntas referidas a asuntos sensibles como la venta de órganos o la compra de privilegios ante la justicia.

Guión y dirección: Andrés Hispano y Félix Pérez-Hita

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El origen de todo, según Tres14

¿Cómo empieza todo?

¿Cómo empezó todo?: el universo, la vida, el hombre, cada uno de nosotros…es la gran pregunta que mueve la ciencia.

Antes del big bang para que se creara el universo hubo una lucha entre materia y antimateria en el que acabó ganando la materia
Creemos que la vida empezó una vez pero pudo haber empezado varias veces en varios intentos
El ser humano no apareció de golpe. Es producto de un proceso de adquisiciones.
La vida de un ser humano es un proceso continuo desde la fecundación hasta el nacimiento.


¿Cómo empezó todo?: el universo, la vida, el hombre, cada uno de nosotros…es la gran pregunta que mueve la ciencia y las principales inquietudes del ser humano

En el caso del origen del universo la teoría del big bang, la de que todo se originó a partir de una gran explosión, es la más consensuada por la familia científica. Sin embargo, todavía sigue siendo un misterio para la ciencia qué es lo que había antes de esa gran explosión para que se pudiera crear el universo.

El origen de la vida hace 3.800 millones de años fue producto de un proceso de reacciones químicas que dio complejidad a unas moléculas creando al primera forma de vida primigenia, a la que llamamos LUCA. Y en ese proceso la existencia de agua fue fundamental. Pero la gran pregunta es: ¿Hubo un único origen de la vida o hubo varios intentos hasta que triunfó lo que conocemos hoy por forma de vida?

Una evolución, la humana, que no se ha detenido y que también nos permite preguntarnos en qué momento empieza realmente la vida de un ser humano, desde la fecundación al nacimiento.Si la vida fue la consecuencia de un proceso químico complejo, el origen del hombre también fue producto de un proceso, pero en este caso evolutivo. El hombre no apareció de golpe sino que fue fruto de un conjunto de adquisiciones.

De dónde viene todo y de dónde venimos nosotros siguen siendo las grandes dudas en las que los científicos sustentan sus investigaciones para seguir avanzando. Juan García-Bellido trabaja desde la física teórica para dar con las claves del posible origen y también del posible final del universo. Carlos Briones investiga qué pudo suceder para que la vida brotara en un primer momento. Eudald Carbonell estudia la evolución de nuestros primeros ancestros humanos para intentar dar respuestas a nuestro propio origen como especie. Anna Veiga ayuda a crear nuevas vida humanas. Y fuera de lo estrictamente científico, Salvador Pániker ofrece su visión filosófica del origen de todo.

Además, en este programa:

Herzog en la Antártida: encuentros en el fin del mundo

Volvemos con otro de los personalísimos documentales de Werner Herzog con ‘Encounters at the end of the world’ realizado en el año 2007 cuando viajó a la comunidad antártica de la base McMurdo Station, sede de la Oficina Central de la National Science Foundation y hogar de cientos de personas durante el verano austral (Octubre-Febrero). En el curso de este viaje Herzog examina la naturaleza humana y la relación con la Naturaleza de quienes que por distintas razones han ido a parar allí. Alternando espectaculares localizaciones y tomas submarinas, Herzog conversa con los físicos, biólogos de la base pero también con cocineros, camioneros y otros outsiders que comparten con él experiencias vitales, reflexiones profundas o surrealistas de quienes han elegido formar parte de un lugar y una sociedad humana tan remotos como uno nunca hubiera podido imaginar.





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Estupor y Temblores (19) Alma, hija de la violencia

Un estremecedor documental de Miquel Dewever-Plana e Isabelle Fougère y dirigido por Ruben Korenfeld, de producción francesa y año 2012, nos permite conocer la historia de Alma, una joven guatemalteca que vivió cinco años con la mara 18, uno de las más violentas del país centroamericano, en el que más 20.000 jóvenes del país participaban de esta violencia organizada. En esos años de ‘clica’ y ‘homies’ fue cómplice de numerosos crímenes, un periodo de su vida que frente a la cámara denuncia y muestra la aflicción, la culpa y las heridas que aún sigue arrastrando. Para profundizar más en este documental RTVE ha creado un web doc que está también muy bien.
Documentos TV. «Alma, hija de la violencia»

Alma formó parte de una de las maras más violentas de Guatemala
En el documental Alma cuenta los crímenes que cometió y el precio de su salida

Alma es una joven de 26 años que se integró en una de las maras más violentas de Guatemala durante cinco años. Documentos TV estrena el galardonado documental en el que Alma cuenta su experiencia a cara descubierta; un infierno en primera persona: “Yo sabía desde el principio que las reglas eran matar, robar y extorsionar”, confiesa con una entereza escalofriante.

Pobreza, violencia y sentimiento de pertenencia a un grupo

Como ella, miles de chavales de la calle procedentes de familias desestructuradas y abandonados por todo lo que arrastra la pobreza, entran a formar parte de estas pandillas violentas. Se calcula que en Guatemala, más de 20.000 jóvenes participan en ellas. “En la calle buscaba amor, comprensión, alguien que me diera afecto», afirma Alma mientras llora amargamente. 

En Alma, hija de la violencia, la protagonista relata experiencias espeluznantes, como la paliza que le dieron sus compañeros para entrar en la pandilla y su primer encargo: matar a una chica. Extorsionó, robó, participó en varios asesinatos y fue utilizada de gancho para atrapar a las mujeres que después violaban sus compañeros. Todo, a cambio de valoración y de un sentimiento de pertenencia a un grupo. “En mi clica, encontré la familia que yo tanto buscaba”, dice Alma.

Su vida cambió radicalmente cuando se quedó embarazada y, a causa de una paliza que le propinó su pareja y compañero de mara, perdió a su hijo. Reflexionó sobre todo el dolor que había causado y quiso de alguna manera redimir su culpa, poniéndose delante de una cámara con el objetivo de persuadir a los más jóvenes de lo que las maras esconden y, en especial, de lo difícil que es salir de ellas indemne. Cuando Alma decidió cambiar de vida, sus compañeros la dejaron parapléjica.

Alma, el webdoc, también en RTVE.es

Alma, hija de la violencia se estrenó en Documentos TV el lunes 29 de septiembre a las 00:00 h. en La 2 de TVE. Y, por primera vez en la historia del programa, su emisión en televisión se simultaneó con el estreno del webdoc del mismo título; un documental interactivo que ha recibido los principales premios del mundo documental digital, entre ellos, el World Press Photo al mejor documental interactivo y los premios a la innovación de los festivales de Sheffield y Amsterdam.

La versión webdoc de Alma permite al usuario elegir entre la historia de la protagonista limpia de información o, por el contrario, sumergirse en su impactante relato, contextualizando cada uno de los datos que ella aporta.

Alma es una joven de 26 años que se integró en una de las maras más violentas de Guatemala durante cinco años. En el documental que estrena Documentos TV, Alma cuenta a cara descubierta los crímenes que cometió y cómo abandonar la mara casi le cuesta la vida. Por primera vez en la historia del programa, junto al reportaje para televisión se estrenará en RTVE.es un documental interactivo, que permite al usuario navegar por el relato de la protagonista.

Vocabulario Fundamental. Evolución (15) Los rostros de Tres14

Celebramos el retorno a La2 del programa de divulgación científica Tres14 que ya creíamos extinto bajo la bota represora del duo Somoano-Echenique (éste último recién caído) y esta vez lo hacen mirando a algo tan esencial como son los rostros de los seres vivos. Bienvenidos otra vez a la televisión pública, bienvenidos a nuestro blog. 

La cara

18.09.2014

El ser humano tiene una tendencia natural a ver caras por todas partes
El fondo de ojos blanco humaniza el rostro de un animal
La idea de rejuvenecer pasa por modelar la cara
El ser humano solo es capaz de reconocer sentimientos en un 50% de las caras

Los animales no siempre hemos tenido cara, pero en el actual punto de la evolución, sin cara no se es nadie. Por este motivo, el ser humano tiene la habilidad de interpretar las caras de sus parecidos de manera innata, aunque solo lo haga correctamente la mitad de las veces. Incluso llega a ver expresiones donde parece que no las hay, ya sea en objetos o en los movimientos faciales de los fetos. Aun así, no es capaz de interpretar correctamente las expresiones de otros animales sin entrenamiento, como en los chimpancés, que cuando parece que sonríen, realmente muestran miedo, o en los gorilas, que encarnan el mito de ser agresivos por no tener el fondo de los ojos de color blanco.

La importancia de una cara

Los análisis por rayos X del pez fósil Romundina han demostrado que fue el primer animal con mandíbula, un rasgo que la evolución ha convertido en indispensable en el rostro. Tan indispensable, que la especie humana ha llegado este 2014 a la creación de prótesis de mandíbulas, entre otros, para reconstruir caras, así como a su moldeado para rejuvenecerlas. Hasta le pone rostros a las máquinas que crea para darles más humanidad.

De hecho, es tan importante que, tanto científicos como artistas, trabajan para comprenderla mejor. Joan Serrallonga y Juan Acosta intentan comprender expresiones que nos cuestan entender. Josep Mª Serra Renom es un cirujano plástico que consigue eliminar los accidentes de la vida. David Masip intenta que las máquinas puedan entender los rostros como los humanos. Antonio López es un artista a la hora de mostrar rostros y expresiones.

Además, en este programa:

El ADN del escenario de un crimen permite conocer el rostro del criminal; los emoticonos activan las mismas áreas cerebrales que las expresiones faciales; porqué abrimos los ojos cuando nos asustamos y los cerramos cuando tenemos asco; investigaciones para reconocer expresiones de rabia y descontento en los conductores. En el Tres14 conversamos con el artista Antonio López, que reproduce rostros que parecen vivos. El primatólogo Jordi Serrallonga, el ginecólogo Juan Acosta, el cirujano plástico José María Renom y el investigador David Massip, nos ayudan a comprender mejor el rostro y su evolución.

Vocabulario Fundamental. Infancia (22) ‘Yo no soy bruja’ / ‘No estoy en venta’, de Raúl de la Fuente

«Una noche mi padre me dijo que nos íbamos a Nigeria. Cuando llegamos una señora le dio dinero y él me dijo que esperara, que iba a comprar pan, pero se fue y me dejó allí. Tuve miedo»

«Juegan, corren, saltan, juegan, se suben a los columpios y hacen acrobacias en cada barandilla que encuentran a su paso. Como cualquier otro niño de su edad. Son los niños sorcier o niños brujos que residen en el hogar Don Bosco de las Misiones Salesianas de Togo y, aunque ahora sí pueden vivir tranquilos, hubo un tiempo en el que no se les permitió tener infancia. No se sabe con exactitud cuántos hay, pero existen y su número aumenta al mismo paso que aumenta la pobreza en el entorno en el que viven: tan solo en la región de Kara, en el norte del país, 773 menores fueron acusados de hacer brujería en el año 2013, según la dirección regional de Acción Social de dicho país. Son inculpados por sus familias y vecinos de todos los males que sufren: desde una enfermedad hasta la muerte, desde una mala cosecha hasta la pérdida de un empleo. Y son maltratados, marginados e incluso asesinados.» 

El realizador navarro Raúl de la Fuente (premiado con el Goya 2013 al Mejor Cortometraje por ‘Minerita’) dirige dos cortometrajes para las Misiones Salesianas (iglesia humanista y militante) en Benín y Togo que denuncian dos terribles realidades que se viven en estos dos países africanos, el tráfico de niños y la persecución a los llamados ‘niños brujos’. Si la pobreza y la desestructuración familiar son dos de las causas principales del tráfico de personas, la ignorancia, la superstición y la mezquindad humanas alimentan las absurdas creencias sobre los ‘dit sorcier’, los niños acusados de brujería (frecuentemente los más inteligentes o más estudiosos) por mediums o charlatanes animistas para expiar los males que aquejan a sus familias.

No estoy en venta

Más de 1,2 millones de niños en todo el mundo son víctimas del tráfico infantil. Padres con deudas que venden a sus hijos, familias engañadas con promesas o niños de la calle que caen en estas redes… En Benín, un niño puede ser vendido por 30 euros. La protección de la infancia y juventud es uno de nuestros objetivos prioritarios. Los Salesianos del Foyer Don Bosco Porto Novo son un referente nacional. No sólo atienden a estos menores y les preparan para reinsertarlos en la sociedad, también denuncian y se enfrentan activamente a este problema. Rachidi y Julius son dos ejemplos. Ambos fueron vendidos por sus familias para pagar deudas y hoy, han recuperado su autoestima y gritan al mundo: ‘no estoy en venta’.



Yo no soy bruja

En Togo, un pequeño país del África subsahariana apretujado entre Ghana y Benin, conviven más de 40 etnias diferentes para las que el animismo es una parte fundamental de su cultura. Y allí la acusación de brujería está anclada en las tradiciones más ancestrales, como sucede en algunos otros países de África. El aumento de la pobreza es la causa primera y más directa por la que se incrementa este fenómeno. (…) 

El país, que vive de agricultura de subsistencia, se empobrece velozmente debido al cambio climático, a la deforestación y al uso de abonos químicos que disminuyen las tierras de cultivo. Si aumenta la pobreza, aumentan la enfermedades y la mortalidad por la falta de servicios sanitarios básicos, y la situación acaba degenerando en la creencia de que un espíritu maléfico está perjudicando a la familia, según explica el informe ‘Menores acusados de brujería en la región de Kara’, un documento con el que la orden religiosa pretende sensibilizar a la sociedad y a la comunidad internacional para que los agresores de estos pequeños no queden impunes. “Es muy fácil de entender: a más pobreza, más muertes; a más muertes, más culpables que buscar”, resume el misionero José Luis de la Fuente, director del hogar Don Bosco en Kara desde hace ocho años y coautor del estudio. 
Texto: ‘La maldición de los niños brujo’ El País 23.09.14

Vocabulario Fundamental. Asesinato (11) ‘Into the abyss’, de Werner Herzog


«En el caso de Into the Abyss siempre estuvo claro que el epicentro de las cosas era el crimen, un crimen que está más allá de mi comprensión. Me pareció muy aterrador, ya que era tan extraordinariamente absurdo, totalmente nihilista. Es por eso que me intrigó, quería saber qué había detrás de él: ¿Quiénes son los autores? ¿Quiénes son los supervivientes? ¿Quiénes son los detectives de los homicidios? ¿Qué aspecto tenía la la escena del crimen?» Werner Herzog

«(…) paisajes de pobreza y desolación americanas tomados desde la ventanilla de un coche en marcha: gasolineras en ruinas, anuncios de iglesias apocalípticas junto a las carreteras, las redes de alambre espinoso de una prisión, viviendas en caravanas viejas rodeadas de basuras.» Antonio Muñoz Molina


Hoy publicamos ‘Into the abyss’, un trabajo del documentalista y cineasta alemán Werner Herzog que reflexiona sobre la pena de muerte y la violencia en la sociedad estadounidense a través del caso de dos asesinos convictos, dos jóvenes blancos de clase baja, la llamada ‘white trash’. En octubre de 2001 en una deprimida zona rural de Texas Michael Perry y Jason Burkett, tras una noche de drogas y alcohol, entraron en una zona residencial de clase alta y mataron a tres personas para robar un coche que guardaban en su casa, un Chevrolet Camaro rojo. Tras el asesinato, Perry y Burkett condujeron durante tres días con el coche de un lado a otro, en una alocada huida que terminó en un tiroteo con la policía, su detención y su posterior encarcelamiento y juicio. Perry fue condenado a la pena de muerte y Burkett a cadena perpetua, aunque ellos siempre mantuvieron su inocencia a pesar de las pruebas en su contra. 

Herzog accede a las grabaciones del lugar de los crímenes y en sus entrevistas a los relacionados con el caso (los dos asesinos, sus familiares, los familiares de los muertos, el reverendo que va a escuchar a Perry antes de su ejecución, amigos, conocidos…) muestra los trastornos psicológicos evidentes en los múltiples damnificados por el mismo, retratando una sociedad perturbada por la miseria y la ignorancia, por la violencia explícita que permite el fácil acceso a toda clase de armas y la frustración de quienes quedan en los márgenes del sueño americano. Herzog, como europeo, intenta diseccionar esa cultura de muerte que es la de la pena capital, escrutándola desde todos los ángulos posibles. Los detalles de los crímenes ocurridos y el inminente asesinato a sangre fría institucionalmente ejecutado se añaden a la narración para dotarla de un dolor y una oscuridad que escalofrían e impregnan el ánimo de quien lo ve, hasta tiempo después de haberlo acabado.

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Lecciones de abismo


Este hombre joven, Michael Perry, que parece todavía más joven de lo que es y que tiene un flequillo tieso sobre la frente y mira con la intensidad impúdica de un niño, será ejecutado exactamente dentro de diez días. Las dos paletas prominentes exageran su sonrisa y su risa fácil y le dan un aire de caricatura de dibujos animados. Su palidez malsana es la de quien desde hace mucho tiempo no conoce otra luz que los neones punitivos de una galería de condenados a muerte. Tiene veintiocho años, pero podría tener quince o dieciséis, dieciocho como máximo: como si se hubiera quedado en la edad que tenía cuando una noche de pastillas y alcohol fue con un cómplice a robar un coche deportivo rojo que a los dos les gustaba mucho en el garaje de una casa en una zona residencial de Tejas y acabó asesinando a tres personas: la dueña de la casa y del coche, su hijo de dieciséis años, un amigo de su hijo. Al cabo de menos de tres días de ir atolondradamente de un lado a otro en el reluciente coche rojo, y después de un tiroteo y de una huida insensata sobre el asfalto de una zona de descanso para camiones de gran tonelaje, Perry y su cómplice, Jason Burkett, fueron detenidos. En ningún momento hubo dudas sobre la culpabilidad de ninguno de los dos. Perry fue condenado a muerte. Burkett a cadena perpetua.

Perry es menudo, móvil, con una agitación de ardilla, más visible en el espacio hermético del locutorio donde responde a una entrevista, a través de una pantalla de plexiglás. Viste un mono de prisionero blanco y las paredes y los barrotes y la puerta con rejilla metálica del locutorio están pintadas de un blanco sucio de mugre y desconchones. Burkett es alto, serio, con una cabeza imponente, con ojos claros y lentos. Empezó a cumplir su condena con 19 años. Cuando recapacita que en el mejor de los casos podrá solicitar la libertad condicional dentro de cuarenta le cuesta hacer el cálculo de la edad que tendrá entonces. Cincuenta y nueve años, dice con incredulidad, mirando al vacío, abrumado por el peso de una duración inconcebible.

El interlocutor al que se dirigen permanece invisible para nosotros, aunque escuchamos su voz, que se expresa en un inglés muy correcto con acento alemán. Es la voz de Werner Herzog, que yo escuché en este mismo cine hace siete u ocho meses, en otro documental sobre las pinturas de la cueva de Chauvet, Cave of forgotten dreams. En él las linternas encendidas novelescamente sobre los cascos de espeleólogos alumbraban una oscuridad que se había mantenido intacta durante treinta mil años. El documental sobre Michael Perry y Jason Burkett y el torbellino de sangre que los dos desataron para robar un coche rojo se titula Into the abyss, y la negrura que explora es mucho más difícil de traspasar que la de una gruta prehistórica. La austeridad visual es máxima: una galería de personas que hablan mirando a la cámara o apartando los ojos de ella para romper en llanto o para quedarse ensimismadas; filmaciones de la policía tomadas en los lugares de los crímenes o en el lago en mitad de un bosque donde los asesinos arrojaron los cadáveres; paisajes de pobreza y desolación americanas tomados desde la ventanilla de un coche en marcha: gasolineras en ruinas, anuncios de iglesias apocalípticas junto a las carreteras, las redes de alambre espinoso de una prisión, viviendas en caravanas viejas rodeadas de basuras.


Herzog mira y escucha. Hace preguntas cortas y educadas. El impacto del crimen provoca ondulaciones concéntricas de sufrimiento que nunca se extinguen, ni siquiera cuando uno de los asesinos ha sido ejecutado. La hija y hermana de dos de las víctimas pone sus fotos encima de la mesa para hablar de ellas, y los muertos, al cabo de solo diez años, ya tienen un aire tristísimo de anacronismo, en la melena teñida de la madre, en su sonrisa contra un fondo azul eléctrico; también en el corte de pelo del adolescente que se quedó congelado para siempre en una moda ya obsoleta. Pero para esta mujer que pone delante de la cámara las fotografías de los suyos el tiempo tampoco parece que haya pasado. Aún se niega a tener un teléfono en casa. No quiere que haya un teléfono para que así no exista la posibilidad de otra llamada que corte en seco la vida para anunciar una desgracia.

Los objetos resisten al tiempo con igual contumacia que los recuerdos. El detective que investigó los crímenes y detuvo a Perry y a Burkett señala en un depósito de la policía el Camaro rojo que lleva diez años aparcado allí, entre otros coches relacionados con delitos, coches viejos y estropeados por la intemperie, con cristales o faros rotos, con abollones, con agujeros de balas que se han ido oxidando. El coche rojo ya es una ruina. Lo tuvieron que cambiar de sitio porque un árbol que había echado raíz en una grieta del asfalto estaba creciendo en su interior, entre el desorden de las esquirlas de vidrio y los restos de botellas y recipientes de comida basura que nadie retiró después del tiroteo.

Nadie puede inventar estas cosas. Hay zonas de experiencia en las que la ficción no sabe o no puede aventurarse. No hay película de terror que dé más miedo que esas imágenes rodadas por la policía en el lugar del crimen con una tosquedad de vídeo doméstico, mal iluminado, con movimientos bruscos de cámara: en un salón de distinguido mal gusto todas las lámparas están encendidas y los anuncios y las imágenes de una película se suceden delante de un sofá en el que no hay nadie; el movimiento torpe de la cámara capta la sangre que salpica el dintel de una puerta, la pared, las molduras del techo, como cuando estalla una cafetera o una olla a presión mal cerrada; sobre el mostrador de mármol de una cocina hay una bandeja con pegotes de masa de galletas que alguien estaba a punto de poner en el horno cuando sonó el timbre de la puerta; junto a la bandeja está abierto un libro de recetas; en el suelo de cemento del garaje hay una zapatilla deportiva y un rastro de sangre; junto a cada pista la policía ha puesto pequeñas etiquetas numeradas.

La sala de las ejecuciones por inyección letal es un cuarto de dimensiones mezquinas con las paredes pintadas de verde eléctrico. La camilla sobre la que se tiende al reo tiene dos extensiones laterales para poner los brazos. Atado por varias filas de correas el condenado extiende los brazos como en una crucifixión horizontal. La cortina verde se descorre y los testigos pueden ver la ejecución tan de cerca como si se celebrara en una salita familiar. El formulario en el que se certifica la muerte es una fotocopia de baja calidad. Cuando Michael Perry estaba a punto de perder el conocimiento la hija y hermana de dos de sus víctimas lo miraba a los ojos a través del cristal y vio que por la mejilla se le deslizaba una sola lágrima.

Vocabulario Fundamental. Comida (19) Otra agricultura es posible









¿Qué tienen en común millones de trabajadores sin tierra en Brasil, unos microbiólogos en Francia, la mayor plantación orgánica en Ucrania y las granjas experimentales en la India? Su lucha: mejor calidad de la tierra y acceso a semillas. Sus metas: autosuficiencia agrícola y mejor uso de los recursos limitados. 

‘Solutions locales pour un désordre global’ es un documental del año 2010 dirigido por el francesa Coline Serreau que explora las distintas alternativas que la agroecología o agricultura orgánica ofrece para reformular el modelo agrícola mundial y solucionar sus enormes carencias y servidumbres a grandes corporaciones como la archivillana Monsanto. Para realizar este documental, Serreau necesitó tres años para recorrer varios países como India, Brasil, Francia y Ucrania para retratar a hombres y mujeres comprometidos con el entorno natural donde desarrollan ideas tan sencillas como sostenibles y rentables que podrían solucionar los desórdenes agrícolas mundiales.