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Grandes batallas de la Historia
Vocabulario Fundamental. Puta guerra (24) Orígenes y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial
Las más de 5 horas de imágenes que contiene la serie incluyen escenas inéditas tomadas por corresponsales de guerra, soldados, ciudadanos privados e incluso miembros de la resistencia de la época, con imágenes en color para las escenas bélicas y en blanco y negro para las escenas del Holocausto Judío. Sus seis entregas relatan el descomunal conflicto a través del trágico destino de quienes fueron a la guerra (soldados), quienes la sufrieron (civiles) y quienes la dirigieron (líderes militares y políticos). Es una serie imprescindible que transcurre con ritmo muy fluido y se caracteriza por ser excelente en contenido, brillante en la presentación (donde destaca la excelente restauración de las imágenes coloreadas), con una certera narración e impecable en relación entre imágenes, momento histórico, explicación ideológica y consecuencias humanas. Durísima, e implacable como deben ser los documentales sobre estos hechos tan aberrantes.
Antecedentes 1 El ascenso de Hitler / La amenaza
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El ascenso de Hitler 2 El Führer
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Episodio 1 – La agresión (The Aggression)
(1933-1939): El surgimiento del nazismo y la campaña de Polonia
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(1939-1940): La falsa guerra, la caída de Dunkerque y la Batalla de Francia.
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(1942-1943): Las derrotas de Stalingrado y El-Alamein, la campaña de Italia y la batalla de Kursk.
Episodio 6 – El fin de la pesadilla (The End Of The Nightmare)
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Campanadas de la Historia (40) Setenta años de aquel Día D
Seguido va un interesante documental con testimonios de algunos de los soldados que en ella participaron (y que aún, cada vez menos, sobreviven…) para acompañar material fotográfico nunca visto de los hechos ocurridos aquel 6 de junio del 44.
Campanadas de la Historia (31) Veinte años de la batalla de Mogadiscio
Durante el octubre de 1993, soldados estadounidenses de élite de los Rangers y la Fuerza Delta fueron enviados a Mogadiscio, Somalia, como parte de una operación de paz de las Naciones Unidas: los cargamentos de alimentos enviados por la ONU eran sistemáticamente robados por las milicias de los señores de la guerra, que no dudaban en ametrallar a inocentes civiles para conseguirlos. Cuando uno de los soldados Rangers cayó de un helicóptero empezaron los problemas de verdad. Los rebeldes lograron impactar y derribar uno de los Black Hawk y poco después otro de los helicópteros que acudieron al rescate también fue abatido. Las imágenes de los tripulantes de los helicopteros linchados y arrastrados por las calles de Mogadiscio recorrieron el mundo e hicieron preguntarse a la opinión pública norteamericana qué hacían allí sus soldados.
Con dos helicópteros derribados, la misión de entrada, captura y salida se convirtió en una misión de rescate a vida o muerte que acabaría con la peor derrota estadounidense desde Vietnam. Estos hechos, que años después inspirarían un libro y una película dirigida por Ridley Scott determinarían la retirada estadounidense del Cuerno de África y que la comunidad internacional no moviera un dedo cuando un año después comenzara el espantoso genocidio en Ruanda. Un artículo de El Mundo nos lleva al Mogadiscio actual para ver qué queda de aquellos hechos y luego un buen documental nos narra los terribles hechos sucedidos en aquella ciudad sin ley a principios de octubre, hace veinte años.
La batalla de Mogadiscio, 20 años después
Ese momento crítico marcó el final de una rápida y calculada operación de captura y el comienzo de una sangrienta operación de rescate en pleno avispero somalí: el mercado de Bakara, centro de operaciones del señor de la guerra Mohamed Farah Aidid y, aún hoy, 20 años después, uno de los lugares más peligrosos y corruptos del planeta. EL Mundo ha visitado los lugares de la batalla de Mogadiscio y traza el recorrido que hizo el convoy desde las afueras hasta la zona de caída de los helicópteros.
Documental – La verdadera historia de ‘Blackhawk derribado’
Vocabulario Fundamental. Extinción (30) El último mameluco de Napoleón
Campanadas de la Historia (28) Gettysburg, el principio del fin del Sur
En la guerra de Secesión norteamericana, que tuvo lugar entre 1861 y 1865, se enfrentaron las fuerzas de los estados del Norte (la Unión) contra las de los recién formados Estados Confederados de América, integrados por once estados del Sur que proclamaron su independencia de la Unión. En el trasfondo era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista (Norte) y otra agraria-esclavista (Sur). Los sureños declararon que no peleaban sólo por el mantenimiento de la esclavitud, pues, de hecho, la mayoría de los soldados confederados eran demasiado pobres para poseer esclavos. El Sur estaba empeñado en una guerra de independencia que mantuviera las relaciones entre el Norte y el Sur, manteniendo éste su propio status quo. Los confederados generalmente tuvieron la ventaja de pelear en su propio territorio y su moral era excelente aunque siempre dispusieron de menos soldados, desventaja que, según avanzaba la guerra y las bajas se acumulaban, se tornó crucial.
En el ecuador de la contienda, el ejército confederado de Robert E. Lee (quien había derrotado en numerosas ocasiones a los unionistas en la primera fase de la guerra) invade Maryland, uno de los estados frontera entre norte y sur (pero alineado con la Unión) con el objeto de destruir el ejército federal del Potomac (comandado por el Mayor General George G. Meade), lo que les hubiera abierto las puertas a la ocupación de Baltimore y de llegar incluso a Washington, para intentar poner fin a la guerra.
Hace 150 años, del uno al tres de julio de 1863, se desarrolló alrededor del pueblo de Gettysburg, Pennsylvania (como parte de la campaña homónima) la mayor batalla que ha tenido lugar en América del Norte y una de las más cruciales en la Guerra Civil Estadounidense, pues su desenlace cerraría para siempre la posibilidad del Sur de ganar la guerra y marcaría el punto de inflexión en la contienda que llevaría a la rendición del General Lee en Appomattox en abril de 1865. Esta batalla, la más sangrienta de la guerra con casi 8.000 muertos y unos 30.000 heridos, se considera el punto de inflexión de la contienda, a partir del cual las tornas cambiaron en favor de los Estados de la Unión.
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Campanadas de la Historia (27) Recordando Krasny Bor
«…la causa que defendían era infame, pero eso no alteraba el hecho básico: eran compatriotas, estaban en el infierno y pelearon con bravura admirable.»
Un lúcido como pocos artículo de Arturo Pérez Reverte en XLSemanal nos recuerda una fecha de la que no nos habíamos percatado, el 70º aniversario de la batalla de Krasny Bor, y nos habla de lo peor de nuestro carácter nacional conservado a lo largo de los siglos, de Goya como su pintor maestro y de una Historia ni buena ni mala sólo vibrante, terrible, injusta, apasionante Historia, válida para entender pasados, descifrar presentes y prever futuros. Y en la historia de España está la División Azul y su fiero combatir al lado de las tropas de Hitler, en las peores condiciones y en el peor teatro de guerra de la IIGM, el Ostfront en el que chocaron brutalmente los ejércitos rusos y alemanes.
A rebufo del artículo del cartagenero entramos en profundidad en los terribles hechos de guerra y heroísmo sucedidos aquel 10 de febrero de 1943 cuando, a las afueras de Leningrado, unos 5.600 hombres de la División Azul hicieron frente a 44.000 soldados, casi un centenar de tanques y centenares de piezas de artillería del 55 Ejército de la Unión Soviética y evitaron la ruptura del frente a un alto precio de vidas. Un artículo de El Mundo nos relata la batalla en los recuerdos de y la contextualiza dentro de las intentonas soviéticas de romper el cerco de Leningrado.
Recordando Krasny Bor
Arturo Pérez Reverte XLSemanal – 22/4/2013
Mi abuelo paterno, que era uno de esos republicanos de antes, cultos, viajados y con biblioteca, escéptico como todo hombre sabio, solía repetir una frase que yo, de pequeño, no alcanzaba a penetrar del todo: «Los españoles sólo servimos para salir en los cuadros de Goya». No fue sino más tarde, cuando leí libros, viajé y me familiaricé con cuadros como los del 2 de Mayo en Madrid o el Duelo a garrotazos, cuando comprendí a qué se refería mi abuelo, y por qué, entre todos los pintores españoles, utilizaba a Goya como clave lúcida. Como amarga referencia.
Adolf Hitler se entrevista con Muñoz Grandes, a cuyo mando estaba la División Azul.
«Fuimos a luchar contra el comunismo, no contra los rusos», afirma Juan Serrano Mannara, veterano granadero del 262º regimiento ‘Pimentel’. Estuvo hasta 1944 en la Unión Soviética, pero no combatió en Krasny Bor. Siete décadas después, apenas quedan algo más de 400 veteranos de los 45.000 hombres que lucharon en la División Azul. Y de aquel pueblo a las afueras de San Petersburgo, la antigua Leningrado, quedan muchos menos: hubo 3.645 bajas y 300 capturados en la batalla, un millar de ellos muertos sólo el primer día.
En Leningrado murieron más de un millón de civiles durante los 900 días que duró el asedio de la Wehrmacht, según algunos estudios, aunque las fuentes oficiales rusas calculan algo menos de 700.000, sin contar la marcha de refugiados. El ejército alemán llegó a las puertas de la ciudad en septiembre de 1941 y no fue expulsado hasta 1944. Sin embargo, lo más duro tuvo lugar hasta enero de 1943: fue cercada al sur por los alemanes y al norte por los finlandeses para dejarles morir de hambre y frío por orden de Hitler. El único corredor para hacer llegar comida y combustible a la ciudad era el congelado lago Ladoga, el ‘camino de la vida’.
La 250. Einheit spanischer Freiwilliger llegaría al sector de Krasny Bor en otoño de 1942. En enero del siguiente año, mientras caía el kessel alemán de Stalingrado, el ejército soviético logró conquistar un pequeño corredor por tierra hasta Leningrado. La operación ‘Estrella Polar’, continuación de la ‘operación Chispa’, debía ampliar este camino y romper rápidamente las líneas de la División Azul para envolver al 18 Ejército alemán. La ‘Blau division’ lo evitó.
La batalla de las cruces de hierro
«El que diga que no tiene miedo, miente. Una cosa es miedo, otra es terror, y otra cosa es decir ‘voy porque tengo que hacer eso y me pongo a hacerlo'», afirma sin albergar ninguna duda Luis Gallego, sargento de Ingenieros en el Radio Grupo de Telecomunicaciones. Como Serrano Mannara, no estuvo en Krasny Bor, pero sus experiencias, materializadas en heridas de guerra, ilustran aquellos tiempos.
En septiembre de 1942, unas ráfagas le pillaron «como pudieron pillar a otro» y quedó atrapado entre dos líneas. Volvió a España con tres operaciones, dos de ellas sin anestesia. «Unos me agarraron de los brazos, de los pies otros, me pusieron de espaldas para dar el corte, y de anestesia… pues una toalla», recuerda.
El objetivo soviético era romper el frente en poco tiempo y envolver a los alemanes. El invierno en Leningrado es muy frío y anochece prontísimo. Sin embargo, la Stavka fracasó: el barrizal provocado por el fuego artillero sobre la nieve atrapó a los carros de combate y los supervivientes del regimiento opusieron una fiera resistencia hasta el final.
Los soldados españoles se reagruparon como pudieron para defenderse, incluso se desplegaron en los cráteres abiertos por la artillería rusa. Entre las hazañas que se recuerdan está, por ejemplo, la del divisionario al que explotó la mina que colocó en un carro pesado.
A pesar del ataque, dos divisiones alemanas situadas en el flanco derecho de la División Azul no acudieron al rescate porque esperaban un ataque que nunca tuvo lugar. Entre ellas estaba la 4 Polizei Division de las Waffen SS. Pasado el mediodía, el Ejército Rojo logró romper las líneas por tres zonas y tomar casi entera Krasny Bor. Sin embargo, los restos de la División Azul aún resistían al sureste del pueblo y en los aledaños del río Ishora.
Aunque las tropas soviéticas lograron penetrar tres kilómetros, su cuartel general ordenó parar el avance al anochecer. Los alemanes habían enviado refuerzos y la rotura del frente era inviable tan tarde. El Ejército Rojo había tomado Krasny Bor, pero fue una victoria pírrica. Los 11.000 fallecidos en la operación ‘Estrella Polar’ se sumaría al millón de soldados soviéticos muertos en toda la batalla de Leningrado y el frente seguiría estable un año más.
A 3.000 kilómetros de casa
Un rótulo colgado en la Fundación División Azul recuerda a sus 4.954 fallecidos y 12.000 bajas durante la campaña del Este. En su local hay museo con recuerdos de la guerra, como una bandera soviética capturada en los campos de batalla. Allí se reúnen aún los veteranos.
¿Qué empujo a aquellos hombres a ir a luchar bajo las órdenes alemanas a 3.000 kilómetros de su país? «En la División Azul, cada hombre era un mundo. Había falangistas, aventureros, militares, simpatizantes de los alemanes o gente que necesitaba el dinero en la posguerra», explican en la Fundación.
Vocabulario Fundamental. Puta guerra (15) Band of brothers (2) Episodios 6 al 10
En nuestra segunda entrada sobre la serie de HBO «Band of brothers» les ofrecemos el resto de capítulos, del sexto al décimo y último. Para la tercera entrega reservamos los extras.
6 – Bastogne (Bastogne)
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7 – The breaking point (Punto de ruptura)
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10 – Points (Puntos)
Campanadas de la Historia (22) Waterloo, la última batalla de Napoleón
Un estupendo artículo de Jacinto Antón, que viaja junto al escritor Ildefonso Arenas, nos lleva al campo de batalla de Waterloo de la mano de Miguel de Álava, militar y diplomático español y única persona que estuvo en Waterloo y en otra batalla crucial de nuestra Historia, Trafalgar. Álava fue ayuda de campo del célebre Arthur Wellesley, duque de Wellington y comandante de las fuerzas aliadas en Waterloo, hecho fundamental del mundo moderno que acabaría con la derrota total de las fuerzas napoleónicas y el segundo y definitivo exilio de Bonaparte (uno de los grandes mass-killers de la Historia) en la remota isla de Santa Elena, de donde ya no saldría vivo. Tras el artículo les adjuntamos un buen documental que muestra todo lo que ocurrió en las jornadas del 15 al 18 de junio de 1815 cuando se decidió el destino de Europa tras el ciclón destructivo -e ideológico- que para nuestro continente supusieron los tres lustros en el poder del pequeño y terrible corso.
El escenario bélico de Waterloo: La defensa de La Haye-Sainte por la legión alemana del Rey, de A. Northern.
Ildefonso Arenas (Madrid, 1947), una figura prácticamente desconocida hasta ahora de nuestras letras pero que cuenta ya con Carmen Balcells como agente, ha alumbrado una novela extraordinaria: por el tamaño (1.214 páginas: imaginen lo que es llevarla en Ryanair y arrastrarla por media Bélgica, lloviendo), el asunto (la última campaña de Napoleón y el antes y el después de la misma) y la calidad literaria. Es Álava en Waterloo(Edhasa) una novela histórica de las importantes, grandísimo fresco de toda una época, en la que caben sutilezas políticas, escenas de cama (o bañera: ¡Talleyrand y su sobrina!) y bailes, junto a grandes maniobras, sanguinarias acciones bélicas y salvajes amputaciones. Pese a todas las atrocidades que, al cabo relato de una guerra, no puede evitar, el libro está atravesado por una fina ironía y un gran sentido del humor.
El itinerario con Arenas, tras encontrarnos en el aeropùerto de Charleroi, comienza de manera bastante poco prometedora en Fleurus, donde nos perdemos en busca del molino Naveau desde el que Napoleón oteó a los prusianos el 16 de junio, antes de pegarles una paliza en Ligny (“en realidad Waterloo son cuatro días y seis batallas”). Al final damos con el dichoso molino. “Ahí arriba, en una plataforma que le montaron, se situó el Emperador con el catalejo mientras las pasaba putas a causa de un cólico nefrítico. Ligny podría haber sido una batalla decisiva, pero Napoleón dejó escapar luego a los prusianos. Ahí empezó a perder la batalla de Waterloo”. Arenas, que manifiesta una curiosa predilección por los prusianos (“fueron los verdaderos vencedores de Napoleón, pero Wellington era un genio del marketing”) quiere que sigamos la ruta de retirada de éstos. Lo hacemos, en coche, al pass de charge de los grenadiers-à-pied, mientras el escritor va brindando informaciones. “Napoleón tenía el ejército lleno de prima donnas, hasta 25 mariscales en 1815; piensa que los prusianos, gente seria, tenían solo dos”. “Aquella fue una campaña de locos, todos cometieron errores, los franceses y la Séptima Coalición de los Aliados, aunque al final pasó lo que era lógico: el ejército de 220.000 hombres derrotó al de solo 125.000”. En Ligny —lugar de la derniere victoire de Bonaparte—, el museo dedicado a la atroz batalla está cerrado, pero paramos en una curva para retratar un cañón de 12 libras (“Napoleón los llamaba belles filles, este se le conoce como Le Formidable) en la cuneta. Le pregunto a Arenas, para calentarme, por ese mundo de la alta sociedad que retrata en su libro, lleno de aristócratas rijosos y duquesas y princesas casquivanas. “Si no fuera inmoral no sería interesante, en todo aquello había intereses y política, pero también mucho vicio”.
Más tarde, precisamente mientras comemos unas boulettes à la liégeoise en Lasne, Arenas explica lo de la herida de Álava. “En la campaña de España, recibió un tiro en un mal sitio, malo de verdad, y quedó averiado para procrear”. Cambio de tercio y le pregunto por la aportación de su libro a la infinidad de relatos sobre Waterloo. “He explicado la campaña en tramos horarios, algo que es original y la hace muy comprensiva, aparte de devolver a Álava su importancia en los acontecimientos”, dice. De vuelta a la batalla, admiramos en el Museo Wellington la prótesis de Lord Uxbridge, sables hallados en el campo de batalla, y el uniforme de un Royal Scot Grey, entre otras maravillas.
Vocabulario Fundamental. Puta guerra (13) Band Of Brothers (1) Episodios 1 al 5
Gran parte de la acción de esta miniserie de diez episodios se centra en las experiencias de la Compañía Easy del 506º Regimiento de Infantería Paracaidista de la célebre 101ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos y en uno de sus primeros jefes de sección, el teniente Richard Winters (interpretado por el actor británico Damien Lewis, el Nicholas Brody de Homeland) durante su participación en la lucha por la liberación de Europa de la ocupación alemana.
La serie se basa en el libro del mismo título, escrito por el prestigioso historiador y biógrafo Stephen Ambrose. Los eventos retratados en ella tratan de ser fieles a la historia y se basan en la investigación de Ambrose y en entrevistas hechas a veteranos de la Easy Company. Todos los personajes que aparecen en la miniserie están basados en personajes reales de dicha compañía, apareciendo algunos de ellos en entrevistas pregrabadas como prólogo a cada episodio.
Esta master piece de la televisión fue estrenada en 2001 por HBO, el gran gurú de las mejores series para la pequeña pantalla (responsable de otros hitos fundamentales de nuestros tiempos como The Wire o The Sopranos, entre otros) y en esta web se la ofreceremos en dos entregas de cinco episodios cada una y una tercera con extras impagables. Disfrútenla, son casi diez horas del mejor cine (anti)bélico.
1 – Currahee
La Compañía Easy comienza su entrenamiento como paracaidistas en Camp Toccoa, en el estado de Georgia. Son presentados la mayor parte de los personajes, particularmente el Tte. Dick Winters y el Tte. Lewis Nixon. El episodio se centra principalmente en la reacción de los hombres al Capitán Herbert Sobel, el egocéntrico y áspero primer comandante de la Compañía Easy. Sin embargo, durante los entrenamientos y ejercicios los hombres comienzan a cuestionar el liderazgo de Sobel en combate, debido a que éste se pone muy nervioso durante las maniobras.
Cuando ya se encuentran en Inglaterra entrenando y esperando los planes aliados para invadir la Europa ocupada por Hitler, Sobel comete un error en un entrenamiento que enfurece a sus superiores, y trata de desquitarse con Winters, su subordinado. Winters no acepta el castigo y elige una corte marcial. Entonces los suboficiales, en un acto de rebeldía, alegan que no quieren continuar como suboficiales en la Compañía Easy y presentan su renuncia ante el Coronel Sink. Como resultado, el Coronel Robert Sink degrada a uno de los sargentos y traslada a Sobel como jefe de una escuela para personal secundario del ejército (corresponsales, capellanes, sanitarios), colocando en su lugar al Teniente Thomas Meehan, de la compañía Baker. Al final del episodio, los hombres son embarcados hacia la costa con el fin de prepararse para el salto sobre Europa, como parte de la Operación Overlord en el Día D.
2 – Day of days (El Día más largo)
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3 – Carentan
De vuelta en Inglaterra, la Compañía Easy recibe a los reemplazos. Winters, ahora capitán, lidera la compañía en un asalto aéreo sobre Holanda, en apoyo a la Operación Market Garden. Durante el episodio, mientras los paracaidistas de la Easy Company se preparan para saltar en la Operacion Market Garden, aparece su antiguo lider, el Capitan Herbert Sobel, quien fuera relegado de su cargo debido en parte a sus malas decisiones durante el combate. El Episodio se narra principalmente desde la perspectiva de los nuevos hombres, así como también desde la del Sargento «Bull» Randleman, que desaparece en combate y se esconde en un granero para evitar ser atrapado por los alemanes en la retirada aliada, pero logra sobrevivir y vuelve a la compañía la mañana siguiente.
5 – Crossroads (Encrucijadas)