Absurdeces, bocachanclismos y otros extravíos (28) Las mujeres del PP aplauden la ley del aborto






«No sé quiénes sois. No pertenecemos a la misma especie. De dónde habéis salido, manolas de corrida de toros que aplauden la escabechina de una libertad, la llegada del unicejo adorado. No soy vosotras. No sois yo. No sé qué cojones aplaudís, señoritingas, desde el tendido, madres de familia numerosa sin miedo a los recortes, al dolor de vuestros hijos, cargadas de una arrogancia y una falta de solidaridad que aterra.» Patricia Esteban Erlés (foto)

Jarawas, zoológicos humanos y hombres elefantes: del ser humano como atracción de feria

“La ruta a través de la reserva tribal fue como un safari, ya que viajábamos por una densa selva tropical, buscando animales salvajes, a indígenas jarawas, para ser específicos” Una turista en la Andaman Trunk Road.

La campaña que Survival International para denunciar la invasión y acoso a los que el turismo de masas está sometiendo a una tribu recientemente contactada, los jarawa, que habitan las islas Andaman nos lleva a ahondar en una de las lacras de la condición humana, la que nos lleva a mirar al Otro, al distinto, al deforme, al más desvalido como una atracción morbosa y exótica. Y lo haremos a través de dos documentales y una película inolvidable. 

Comenzamos con los Jarawa. Esta tribu de las Andaman, -un grupo de islas situadas en el Océano índico y bajo soberanía india- de la que ya hablamos en otro post de este blog– está siendo sometida a un acoso intolerable a su dignidad y su modo de vida al permanecer abierta al turismo la carretera (declarada ilegal por la Corte Suprema india en 2002) que atraviesa la reserva donde viven. Survival ya destapó este escándalo hace muchos años y el año pasado el periódico británico The Observer publicó un video que probaba que la policía estaba implicada en estos ‘safaris humanos’, aceptando sobornos de los turistas para obligar a mostrarse y a bailar a los jarawa.

Sin embargo, la Andaman Trunk Road continua abierta por la administración local y los turistas siguen circulando por la tierra de los jarawa, intentando atraerlos con galletas y dulces para poder filmar y fotografiar a los exóticos ‘salvajes’ y echarse unas risas por sus aspecto y costumbres. En fin, un breve pero esclarecedor reportaje de VICE aborda estos hechos lamentables que siguen ocurriendo en pleno siglo XXI. Como el director de Survival Stephen Corry declaró “esta situación apesta a colonialismo y a los repugnantes y degradantes ‘zoos humanos’ del pasado. Claramente, las actitudes de algunas personas sobre los pueblos indígenas no han cambiado un ápice. Los jarawas no son animales de circo que bailen para el primero que pase por ahí”.

Esto nos lleva a abrir plano y, a través del documental «Zoológicos humanos» volver al momento en que se pusieron de moda las llamadas ‘exposiciones etnológicas’ o más bien zoológicos humanos que se dieron en la ensoberbecida Europa colonialista desde 1870 hasta las primeras décadas del siglo XX e incluso la imagen de al lado fue tomada en Bruselas en 1958, con una señora muy civilizada ofreciendo un plátano a una niña del Congo. Pueblos de los más lejanos rincones del mundo eran normalmente arrancados de sus tierras mediante engaños o a la fuerza y exhibidos como animales (muchas veces en los propios zoos) en actos supremacistas y racistas que excitaban de exotismo la curiosidad de la gente. Estas personas fueron expuestas no sólo a la mirada morbosa de los europeos, sino que también, sometidos a distintos tipos de abuso físico y sicológico, ocasionando la muerte de la mayoría de éstos en tierras totalmente ajenas a sus vidas, tradiciones y condiciones materiales y espirituales.

Para acabar el post (y teniendo en cuenta que ‘Freaks’, de Tod Browning, ya la publicamos hace tiempo en el blog) recurriremos a ese gran clásico de David Lynch que «El hombre elefante», un film que nos muestra cómo han sido tratados durante mucho tiempos muchos seres humanos por el simple hecho de tener alguna conspicua minusvalía o deformidad corporal, convirtiendo sus vidas en una maldición. La inolvidable película de Lynch nos cuenta la verdadera historia de Joseph Merrick (llamado John Merrick en la película) un hombre gravemente deformado que vivió en Londres durante el siglo XIX. La película, protagonizada por John Hurt, Anthony Hopkins y Anna Bancroft, tiene un guion adaptado por Lynch de los libros «El Hombre Elefante y Otras Reminiscencias (1923)» de Sir Frederick Treves y «El Hombre Elefante: Un Estudio de la dignidad humana» (1971) de Ashley Montagu. 

Esta brumosa, dickensiana y tenebrista master piece (introducida por Patricia Esteban Erlés), llena de sugerentes claroscuros y conmovedores planos maestros, evoca las grandes películas de siempre, transportándonos a Londres en los últimos estertores del siglo XIX, con las calles infestadas por toda una fauna de pícaros y trabajadores pobres y desastrados que malviven en una sociedad victoriana de moral hipócrita, industrial y contaminada, carente de escrúpulos y compasión. Y allí, en una caseta de feria de freaks, oculto con un saco y explotado por un amo mezquino y brutal, pena sus días un desdichado ser humano que es anunciado como «El hombre elefante». Hasta que un hombre justo se cruza en su camino para devolverle la dignidad. En fin, con todo ello les dejamos.


1. Safaris humanos en las islas Andaman


Nuevos planes del Gobierno enfrentan a los jarawas a la amenaza de los “safaris humanos” durante todo el año


Jarawas en la carretera que atraviesa su reserva, Andaman Trunk Road, y que los expone al riesgo de enfermedades para las que no tienen inmunidad.


© Ariberto De Blasoni/Survival

Mientras el mundo celebraba el Día Internacional del Turismo, la administración de las islas Andamán de la India se prepara para promover que las islas pasen de ser un destino turístico temporal a anual, lo que impediría respiro alguno para los jarawas de los turistas que realizan “safaris humanos” a través de su hogar en la selva. Actualmente la temporada abarca desde el mes de septiembre hasta mayo, época en la que miles de turistas toman un “safari humano” cada semana al pasar a través de la selva de la tribu para “comerse con los ojos” a los jarawas recientemente contactados. Pero ahora la tribu tendrá que enfrentar este escandaloso nivel de intromisión durante todo el año. Un conductor de taxi dijo: “Algunas personas van para darles galletas y tomarles fotografías…Tan solo verlos es un juego, ¿sabes? Como un entretenimiento”.

El señor C.G. Vijay de la Dirección de Información, Publicidad y Turismo anunció recientemente, en ferias de turismo en la India y en el exterior, los planes de promover actividades tales como “safaris en la selva y senderismo para promover las islas como un destino para todas las temporadas”. El anuncio ha saltado las alarmas de los que han mostrado su preocupación por la tribu jarawa. El director de Survival, Stephen Corry, dijo hoy: “Antes de que las autoridades de las Andamán comiencen a mercadear las islas como un destino turístico para todo el año, primero debería poner su propia casa en orden. Los ‘safaris humanos’ en la selva de los jarawas son una afrenta a la dignidad humana. No quiero ni imaginar la idea de que ni siquiera durante la temporada de lluvia los jarawas no tengan descanso de la intromisión en sus vidas”.

Desde que Survival hiciera un llamamiento al boicot turístico en las islas Andamán a hace unos meses, miles de personas han pedido que las islas no sean visitadas hasta que se prohíba a los turistas el paso por la carretera que atraviesa la selva de los jarawas, y que sea implementada una ruta marítima alternativa. La administración local de las Andamán se ha comprometido a abrir una ruta marítima alternativa para marzo de 2015, pero incluso esta lamentable fecha tardía parece aún incierta pues los planes aún esperan los informes de impacto ambiental desde Dehli.


2. Zóológicos humanos

3. ‘El hombre elefante’, de David Lynch









«Siempre amé al hombre elefante. Le escribía cartas en blanco y negro y sufría porque nadie entendía su cara de nube, porque nadie más que yo cerraba los ojos y sabía ver en el atormentado cráneo de Jack Merrick un mapa, un paisaje de acantilado inglés oculto tras la niebla. Nunca contestó pero yo le escribía a cada circo y soñaba que los sobres llegaban a su carromato verde. Jack Merrick, Circo Insólito, barraca número 13, su mano de animal rasgando el papel, su mano de caballero alisando el pliego perfumado, leyéndome a la luz de una vela, a la vuelta de la función nocturna. Jack Merrick lloraría salvajemente sobre mis letras heridas, avergonzado de aquel horroroso llanto de mamut, vestido aún con su traje oscuro, calzado con los botines lustrosos de médico, sentado sobre la paja seca, recién cambiada por su amo.»

Patricia Esteban Erlés



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Ciclo de cine europeo (18) ‘Déjame entrar’, de Tomas Alfredson


En Déjame entrar hace frío. Dentro de la casa y en la escuela, fuera, en el exterior nevado y esos columpios donde nadie juega. Oskar arrastra consigo el temblor de los hijos únicos de padres separados, de los niños raros perseguidos por los que no son tan rubios, tan dóciles. Tendrá que llegar un monstruo en forma de chica oscura de ojos grandes al piso de al lado, tendrá que pedirle que le deje entrar para que Oskar comprenda que la vida al final es aprender todas las criaturas tenebrosas que somos, permitir que crucen el umbral y vayan con nosotros, aunque sea dentro de una caja, en cada tren que cojamos.
Patricia Esteban Erlés



‘Déjame entrar’, del amor y la sangre

En esta nueva entrega de nuestro ciclo de cine europeo les ofrecemos «Déjame entrar», película sueca dirigida en 2008 por el realizador sueco Tomas Alfredson y que amablemente ha introducido la gran Patricia Esteban Erlés. 

Recordando en ambiente y textura al cine de Kaurismaki o a películas como El dulce porvenir,  Alfredson conduce con el ritmo y el equilibrio precisos una historia de amor y vampirismo, de atmósfera onírica y tono sombrío, transmisora de horror y piedad y realizada con elementos mínimos. El director sueco nos habla de la ternura, de ese frío permanente que apuntaba la Erlés, de la sangre como la esencia de la vida, de abrazar la venganza y la oscuridad y todo lo hace con maestría y gran delicadeza. Para ello cuenta con la ayuda de unos actores perfectos en sus papeles, una estupenda banda sonora y una poética y mortecina iluminación, que juega con los rostros, los cuerpos, las luces y las sombras, enmarcando con precisión planos y escenas.  

La película comienza mostrando cómo pueden operar los abusos, la incomunicación y otras disfunciones emocionales en el cerebro de algunos niños, lo que les genera terribles aislamientos mentales y sociales que suelen devenir traumas psicológicos imborrables y en casos extremos asesinatos múltiples en institutos. Oskar, el protagonista de la cinta es rescatado por unos ojos enormes y tan solitarios e incomprendidos como los suyos y acepta su piel fría acostándose a su lado por la noche y contemplamos cómo estas dos soledades se encuentran y se abrazan, en la ternura y el asesinato. La ambigüedad de la relación entre ambos es la ambigüedad misma de las relaciones amorosas y si bien el espectador asiste con cierto estupor al reemplazo del ya obsoleto sirviente de Eli, la niña vampiro, por Oskar, lo acaba aceptando e impregnándose de su oscuridad y de los paisajes que hielan el corazón de algunas personas que lo mejor que pueden hacer es servir como dispensadores de sabrosa hemoglobina. 

Y entonces llega el magnífico desenlace, que mezcla violencia y sutileza y que cierra de forma perfecta la historia, aunque podemos ver cómo ésta continúa en un vagón de tren, mientras unos dedos tamborilean caricias en morse en una caja de cartón y otros les responden. Es una película de vampiros, pero sobre todo es una perturbadora e hipnótica película de amor y muerte, y aquí se la ofrecemos por si no la han visto o quieren volver a sumergirse en ella. Merece la pena cambiar por dos horas la luz de Madrid por esta delicada flor del mal surgida de la nieve y la sangre.

http://vk.com/video_ext.php?oid=197564815&id=164424179&hash=049855db97e31f07&hd=1

Vocabulario Fundamental. Fantasmas (8) Fin de año, fiesta de espectros



Para terminar el año nada mejor que este cortito estremecimiento de Patricia Esteban Erlés en torno a unas presencias que reaparecen cada año para recordar que siempre han estado ahí. 
Que el 2013 sea mejor de lo que se le espera. 





No nos lo decimos, pero recordamos lo que contaban las abuelas. La última noche del año vendrán a visitarnos los que se fueron. Se asomarán sus almas al cristal de las copas buenas, nos mirarán reír y comer y brindar, discretos espíritus amados, de pie junto a nuestras sillas. Cada fiesta de despedida es un reencuentro de fantasmas queridos que recorren los cuartos y nos ven envejecer, añorando la vida igual que un sabor, sin amargura. No nos atrevemos a decirlo pero todos podemos verlos, aquí mismo. Sí, elegantes y delgados, bellos como radiografías.

In Memoriam, Neil Armstrong

Cuarto In Memoriam de Agosto. Esta vez por la muerte de Neil Armstrong y a cargo de la conspicua Patricia Esteban Erlés, de quien por cierto estrenamos etiqueta.


Amstrong es un apellido gafado. El de los hombres que nunca estuvieron en la luna ni ganaron un tour.
Yo sí me creo que fuiste, Neil. De hecho, me encanta tu huella y la cara triste, de haber querido quedarte allí, flotando como una libélula, que trajiste a la vuelta. Seguro que echaste muchas veces de menos aquella luz mortecina de plató de serie B, que dejaba claro que Dios no tiene ni idea de iluminaciones.
Descansa en paz y pisa con el otro pie.

Patricia Esteban Erlés

Vocabulario Fundamental. Amor (7) Cuando alguien se parezca tanto a ti…

Cuando alguien se parezca tanto a ti que al mirarlo confundas los límites y dudes de quién es quién y quién tú, y los dos unos muñequitos con el mismo pelo de casco y las mismas cejas de niños a punto de caerse, y las mismas manos de personas inútiles para casi todo, manos que dejan resbalar discos y tazas y que solo se sienten en paz enguantadas las suyas con las tuyas y al revés.

Patricia Esteban Erlés 27/02/2012