Ciclo de cine clásico USA (16) Adiós a Mike Nichols / ¿Quién teme a Virginia Woolf?

Una vez más recurrimos a Días de Cine para despedir a un cineasta, esta vez al director alemán nacionalizado estadounidense Mike Nichols, fallecido el pasado 19 de noviembre. Nacido en Berlín en 1931 como Mikhail Igor Peschkowsky, su familia huiría del nazismo rumbo a Estados Unidos, donde estudió con Lee Strasberg e hizo carrera en Broadway como director de escena. Fue en 1966 cuando entró en el mundo del cine con la adaptación a la gran pantalla de ‘Who’s afraid of Virginia Woolf?’, la obra teatral del mismo título de Edward Albee. Nominada en todas las categorías ganó cinco premios Oscar. Richard Burton y Elizabeth Taylor actuaron los roles principales (realizando ambos una de las mejores interpretaciones de sus carreras) y George Segal y Sandy Dennis en el papel de la pareja sparringDe gran éxito de público en el momento de su estreno, esta película lanzó a la fama al joven realizador que al año siguiente reeditaría el éxito con otro clásico imperecedero, ‘El Graduado’ (a la que ya dedicamos una entrada y tres de nuestras adherencias). Después su obra cinematográfica alcanzaría cotas interesantes en películas como ‘Primary Colours‘, ‘Regarding Henry’, ‘Armas de mujer’, ‘Closer’ o ‘La guerra de Charlie Wilson’ pero en nuestra memoria emocional quedarán para siempre sus dos primeras obras cinematográficas, la historia de Benjamin Bradock y la señora Robinson y esta despiadada y trágica autoinmolación de un matrimonio en la pira del alcoholismo y la manipulación emocional que les ofrecemos seguidamente. Descanse en paz Mike Nichols.  

Días de Cine – Mike Nichols


¿Quién teme a Virginia Woolf?

George y Martha son un matrimonio que se profesa un odio salvaje. Ambos tienen personalidades autodestructivas, conocen perfectamente las debilidades del otro y saben cómo exasperarlo. George es un profesor de historia alcohólico. Martha, la hija del director de la universidad donde George da clases, es una mujer frustrada y vulnerable. Un sábado por la noche, después de una fiesta, invitan a su casa a un nuevo profesor y a su esposa. La presencia de esta pareja no evita que Martha y George se humillen y maltraten como de costumbre. A través de este cruel juego sale a relucir la verdad tanto sobre los anfitriones como sobre los invitados.

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Ciclo de cine clásico USA (15) ‘La leyenda del indomable’, de Stuart Rosenberg

Invocamos por segunda vez (la primera fue en ‘El buscavidas’) en este ciclo de cine norteamericano al gran Paul Newman y lo hacemos con una obra maestra del género carcelario, ‘La leyenda del indomable’ (Cool Hand Luke) dirigida en 1967 por Stuart Rosenberg. Basado en la novela de resonancias autobiográficas ‘Cool hand Luke’, de Donn Pearce, autor asimismo del guión, la acción de esta película tiene lugar en una prisión sureña de carretera en los primeros años 60. 

Narra la historia de Luke «Cool Hand» Jackson (Paul Newman), héroe condecorado de la IIGM, con dificultades de adaptación, que es detenido por la policía tras romper, en estado de embriaguez, varios contadores de aparcamiento en su pequeña y aburrida ciudad natal. Condenado a 2 años de trabajos forzados, es recluido en la Road Prison 36 (Florida), donde la vida es durísima y donde tendrá que convivir con presos condenados por delitos muy graves. La violencia de éstos y de los carceleros se ha convertido en un hábito imposible de erradicar. Es en esa prisión donde Luke, un espíritu libre e inconformista de carácter solitario y rebelde, se verá obligado a ganarse el respeto y la simpatía de sus nuevos compañeros y a luchar contra el despotismo, el sadismo y los sistemáticos abusos de poder de quienes rigen la prisión. 

‘Cool Hand Luke’ es un film lleno de grandes diálogos y secuencias inolvidables: el combate de boxeo, la apuesta sobre la ingestión de huevos duros, la partida de póker, el sensual lavado de un coche, el combate de boxeo, los trabajos en las carreteras, los rastrillos que suben y bajan sin fin, vigilados por unos ojos implacables ocultos tras unas gafas de espejo que simbolizan el poder omnímodo de los vigilantes… En Wikipedia encontramos que la película fue candidata a cuatro Oscar: al mejor actor (Paul Newman), al mejor actor de reparto (George Kennedy, en el papel que lo hizo famoso), al mejor guión adaptado (Donn Pearce) y a la mejor música original (Lalo Schifrin). Por su trabajo en el film, Kennedy resultó ganador del Oscar al mejor actor secundario y del Premio Golden Laurel 1968 al Mejor actor. La película fue archivada en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, uno de los méritos más importantes que puede lograr una cinta en ese país.

En definitiva, ‘Cool Hand Luke’, es un drama carcelario atípico y con bastante humor en el que Newman hace otra de sus antológicas interpretaciones al lado de un puñado de grandes secundarios, pero sobre todo es un film sobre la lucha por la libertad y el poder del individuo para cuestionar, con su determinación e inteligencia, las normas injustas, el autoritarismo y la opresión. Por películas así amaremos siempre el cine. Y a Paul Newman.

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Ciclo de cine clásico USA (14) 25 años sin Bette Davis / ‘¿Qué fue de Baby Jane?’, de Robert Aldrich







El siempre recomendable programa de La2 nos recuerda el 25º aniversario de la muerte de Bette Davis y lo hacen con un video que repasa la carrera de la gran actriz estadounidense. Después, gentileza nuestra, una de sus mejores y más recordadas películas, ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ (‘What ever happened to Baby Jane’, 1962), dirigida por Robert Aldrich y en la que comparte gloria interpretadora con Joan Crawford. Un film que exhuda claustrofobia y decadencia, sordidez y fraternal insania. Magistral. 

Días de cine – 25 años sin Bette Davis

Parece que fue ayer, pero han pasado 25 años. Gravemente enferma, Bette Davis representó a la perfección su último papel en el Festival de San Sebastián. Unos ojos únicos, los ojos de Bette Davis, como decía la canción, hicieron de su belleza algo diferente, válida para casi todo tipo de papeles. Desde sus magistrales trabajos para William Wyler hasta la Margo Chaning de ‘Eva al desnudo’, o al gran giñol de ‘¿Que fue de Baby Jane?’. Bette Davis estuvo en San Sebastian y se fué, definitivamente, unos pocos días despues, en París el 6 de octubre.





¿Qué fue de Baby Jane?

Las hermanas Jane y Blanche Hudson fueron estrellas infantiles de Hollywood, pero sus carreras siguieron trayectorias muy distintas. Mientras que Jane, al crecer, fue olvidada por el público, Blanche se convirtió en una actriz de éxito. Tras un misterioso accidente de coche, Blanche quedó postrada en una silla de ruedas al cuidado de su hermana Jane que disfruta atormentándola.



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Ciclo de cine clásico USA (13) ‘Simple men’, de Hal Hartley

«There’s no such thing as adventure. There’s no such thing as romance. There’s only trouble and desire.»

Hoy tenemos el honor de incorporar a nuestro blog una de las películas de cine independiente estadounidense preferidas por el Juez Roy Bean, uno de los filmes que más veces ha visto, la surrealista, divertida y desesperadamente romántica «Simple men», dirigida en 1992 por el realizador norteamericano Hal Hartley. Nos ha costado mucho encontrarla en calidad dvd y versión original, pegarle los subtítulos y subirla a nuestro VK, pero aquí está para quién quiera disfrutarla. Quien conozca la obra fílmica de Hal Hartley reconocerá su inconfundible estilo en ella, como en casi todo su cine. Trust (realizada en 1990 y junto con Simple men, sus obras maestras absolutas), ‘Amateur’ (1994), Flirt (1995) y Henry Fool (1997) participan también de las mismas atmósferas de gente de mediana edad bastante desubicada sentimental y profesionalmente que busca su lugar en el mundo y la persona que les ame o les complique la vida en unos peculiares microuniversos situados en varias ocasiones en su Long Island natal. También las publicaremos en este ciclo de cine clásico norteamericano en futuras entradas para conformar un quinteto de obras de Hartley en su mejor momento, los años noventa. Porque a pesar de ser puro cine independiente, el cine de Hartley forma parte de la mejor cinematografía norteamericana de esa década. Su obra en el siglo XXI la conozco menos así que tendré que actualizarme.


Pero hoy comenzamos con ‘Simple men’, mi preferida. Una road movie de argumento muy simple: los dos hermanos Bill y Dennis McCabe buscan a su padre, Bill McCabe, un viejo e icónico ex-jugador de beisbol anarquista al que busca la policía, acusado de un poco claro atentado contra el Pentágono hacía 24 años. Siguiendo sus pistas se van encontrando por el camino con unos personajes tan inadaptados y excéntricos como ellos, con los que les suceden extrañas interacciones que les llevarán (o no) por las pistas que ha ido dejando su padre. Hartley conduce a sus extrañados y lacónicos personajes en una búsqueda eterna de amor, deseos sobrevinientes y problemas reales y existenciales desarrollados en unas conversaciones desopilantes, en apariencia intrascendentes pero cargadas de significados.

Y esa magistral escena del baile que comienza con un grito visceral de Martin (Martin Donovan): «¡¡¡Estoy harto de este silencio!!!» al que sigue un baile memorable (con pareja falling in love al fondo) tan enrabietado como sinuoso, de ‘Kool thing’ de Sonic Youth. Y esa estremecedora escena final, ese poético y redundante sin quererlo ‘don’t move’ del policía que quiere detener a un hombre que se acurruca en la mujer de cuyos brazos nunca más querrá moverse. Una escena seguida, ya en los créditos finales, por dos magníficas piezas instrumentales a la guitarra compuestas e interpretadas por el propio Hartley con el pseudónimo Ned Rifle y que el Juez Roy Bean solía escuchar de nuevo tras acabarse los créditos en su cinta vhs, grabada en aquellos años locos en que a altas horas de la madrugada en La2 aún ponían cine de calidad en versión original subtitulada. En fin, es Simple Men en mi blog, al fin… Son los hermanos McCabe en busca de su padre y de sí mismos, es romance, problemas y deseo. Pura magia hecha cine. 

Ciclo de cine clásico USA (12) ‘Senderos de gloria’, de Stanley Kubrick























Francia 1916. El general Mireau, del ejército francés, ordena al coronel Dax y a su regimiento emprender una misión suicida, atacar un punto estratégico alemán, la tarea fracasará, por lo que el general acusará al azar e injustamente a tres soldados inocentes, por cobardía y amotinamiento.

Majestuosa cinta basada en la novela de Humphrey Cobb, adaptada por Stanley Kubrick, co escritor del guión, y sobre todo, en una loable tarea de dirección, llevándonos al corazón de la primera guerra mundial, de las sucias trincheras a la opulencia de los altos mandos del ejército galo. Una indeleble muestra de la maestría de Stanley Kubrick, plasmando una vez más su permanente mensaje sobre la deshumanización, labor que alcanza con creces y que inmortaliza en este film antibelicista por excelencia, que a lo largo de su metraje, y en especial en su enternecedor y sublime epílogo, exaltará los hasta entonces invisibles valores de los soldados del regimiento.

Una de las más memorables actuaciones del magnifico Kirk Douglas, como el Coronel del regimiento, quien se dispone a luchar hasta el ultimo aliento por su valerosa compañía, en especial por los tres soldados acusados injustamente por cobardía, e interpretados también con afecto y gran esmero por Ralph Meeker, Joseph Turkel ,y Timothy Carey. Tal vez la más grande obra del genial director americano, toda una bocanada de sentimientos a flor de piel, de miseria, ingratitud, furia, y aflicción; al final del infernal calvario bélico y la indiferencia frente al prójimo, vendrá el regocijo. Una cinta inolvidable. (AlohaCriticón)

Ciclo de cine clásico USA (9-10-11) Trilogía de ‘El Padrino’, de F.F. Coppola

Hoy es uno de esos días de los que te dices qué sueño cumplido es tener un blog, un espacio cibernético en el que poder reunir obras artísticas del calibre de la Trilogía de El Padrino. Para el Juez Roy Bean sus tres capítulos, también la por algunos denostada tercera parte, forman parte del corpus nuclear de su cinefilia. Con esta trilogía Coppola inventó una nueva mirada para el cine, ampliando los horizontes de una industria que pedía a gritos savia nueva. Por supuesto los tres filmes de ‘El Padrino’ fueron una influencia seminal a la hora de crear los nuevos Corleone del siglo XXI que son The Sopranos, la monumental obra de David Chase; el formato de serie televisiva permitía pasar de las 9 horas del clan de Don Vito a las 72 de los chicos malos de New Jersey, lo que dio la posibilidad de desarrollar las personalidades, las relaciones personales, los traumas íntimos, los problemas cotidianos y las fechorías de una familia mafiosa italoamericana, delatando asimismo la fascinación social por lo que ya se ha convertido en un icono de la cultura estadounidense.

Una trilogía sostenida por el genio de su director, unos guiones soberbios escritos por Mario Puzo (y Coppola) y unos repartos actorales magníficos entre los que destacan tres actores superlativos como son Marlon Brando, Robert de Niro y Al Pacino, todo ello para retratar la historia del clan Corleone desde sus origenes sicilianos, la llegada de un joven Vito Corleone a la isla de Ellis y la forja de su carrera mafiosa, desde la creación del clan en Estados Unidos a la muerte de Vito y su sustitución por su hijo Michael, del fraticidio que lo consolida como cabeza de la famiglia a su decadencia, acosado por la culpa y la búsqueda de la redención. Estas obras ya son Patrimonio de la Humanidad y como tal aquí las publicamos (gentileza del estupendo blog Cineteca Universal), por si las quieren volver a disfrutar, en calidad dvd y versión original subtitulada. La Trilogía de ‘The Godfather’, nada menos. 

El Padrino I (1972)



Años 40. Don Vito Corleone es el respetado y temido jefe de una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Tiene cuatro hijos: una chica, Connie, y tres varones: el impulsivo Sonny, el pusilánime Freddie, y Michael, que no quiere saber nada de los negocios de su padre. Cuando Corleone, siempre aconsejado por su consejero Tom Hagen, se niega a intervenir en el negocio de las drogas, el jefe de otra banda ordena su asesinato. Empieza entonces una violenta y cruenta guerra entre las familias mafiosas.


El Padrino II (1974)
Continuación de la saga de los Corleone con dos historias paralelas: Una, la elección, tras la muerte de Don Vito Corleone, de su hijo Michael comol cabeza de familia. Al tener que negociar con la mafia judía, pierde el apoyo de uno de sus hombres, Frankie Pentageli. Tras escapar por los pelos de un atentado, Michael trata de encontrar al culpable, siendo su mayor sospechoso Hyman Roth, el jefe de la mafia judía. En la segunda, se retratan los orígenes del patriarca, el ya fallecido Don Vito, primero en Sicilia y luego en Estados Unidos, cuando llega a New York a principios de siglo, donde rápidamente, se convirtió en uno de los cabecillas del barrio usando la violencia como medio para solucionar cualquier asunto. Solo al principio, logra levantar un verdadero imperio, origen de la fortuna de la familia Corleone.

El Padrino III (1990)


Estamos en 1979, y Michael Corleone ya es un hombre maduro, de cerca de 60 años, y enfermo. Ha vendido sus casinos y se ha convertido en una persona respetable, digna incluso de ser condecorada por la Iglesia a causa de sus obras filantrópicas – con las que trata de hacerse perdonar sus muchos pecados -. Sus hijos ya son mayores, y no le hacen demasiado caso (sobre todo el chico, que se empeña en ser cantante de ópera en lugar del abogado de la familia). Pero a Michael su pasado mafioso se niega a abandonarle definitivamente, y vuelve de nuevo punzante y doloroso, para recordarle que un Don no se retira hasta que elige a su sucesor. Y ya hay uno de su misma sangre que apunta maneras: Vincent, el hijo bastardo de su hermano Santino, dispuesto a todo por agradar a su medio tío. Mientras, en el Vaticano, la ambición comienza a mover la silla de San Pedro, y Michael volverá a colocarse, o mejor, a ser colocado, una vez más, en el ojo del huracán…

Ciclo de cine clásico USA (8) ‘El buscavidas’, de Robert Rossen

«Incontestablemente genial, una de las películas de mi vida» Carlos Boyero: Diario El Mundo
«El mejor catálogo sobre la perdición de siempre» Javier Ocaña: Cinemanía

«Todo un clásico del séptimo arte. Una de las mejores radiografías que se han rodado sobre la filosofía norteamericana del éxito» Fernando Morales: Diario El País

«Hemos firmado un pacto de mutua tristeza y una inexpugnable oscuridad nos rodea»

Para nuestra quinta entrega de cine clásico estadounidense traemos ‘El buscavidas’ (‘The hustler’, 1961) una indiscutible obra maestra que fue la penúltima y mejor película de Robert Rossen, director y guionista (aparte del ‘El buscavidas’ escribió los guiones de otros grandes filmes como ‘El extraño amor de Martha Ivers’ o ‘Los violentos años veinte’) que había sido perseguido durante el mccarthysmo por sus filias comunistas. 

Pero no se puede hablar de ‘El buscavidas’ sin hablar de Paul Newman, que es el alma de la película. Sin Paul Newman no hay ‘El buscavidas’, sin Paul Newman no hay película, no hay Eddie Felson, no hay nada, espectacular la interpretación de esta leyenda del cine. Newman no interpretaba, Newman vivía sus personajes y en esta película consigue que Eddie “Relámpago” Felson no sea un personaje, sea un ser real, convirtiéndolo en una figura mítica de la historia del cine, haciéndolo único, con cada sonrisa, con cada gesto, con cada mirada… Eddie Felson es el vivo ejemplo de la arrogancia y la vanidad, inmaduro y sin carácter, un brillante jugador de billar echado a perder por su impulsivo temperamento. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Jackie Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar.


Sin embargo Eddie conocerá a Sarah, una mujer coja y solitaria con quien casi no son necesarias las palabras, un cruce de miradas en una estación sirven para decirse todo lo que necesitan contarse, todo lo que necesitan saber, todo lo que les hace falta, en uno de los planos más evocadores que haya contemplado. El amor de Sarah ayudará a Eddie a levantarse pero éste no descansará hasta vencer al campeón sin importarle el precio que tenga que pagar por ello. 


Pero ‘El buscavidas’ no es sólo Newman. Su único (aunque eso es lo de menos) Oscar es por su bella y melancólica fotografía en blanco y negro que retrata la sordidez de los locales de billar, en los que el humo y la luz de las lámparas son los protagonistas pero no es lo único sobresaliente en ella. El sonido, la música, el guión, la iluminación, la atmósfera, el ritmo narrativo, la dirección… y el reparto (aparte Newman), con Piper Laurie como nunca se la ha visto, un Jackie Gleason increíblemente carismático y George C. Scott tan impresionante y provocador como siempre. Poquísimas veces una película ha masticado tanta tragedia contenida y escasísimas veces una disfuncional relación de amor ha sido tan emocionante. Una película magistral que no solo no ha envejecido sino que gana con cada visionado. Que la disfruten. 

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Ciclo de cine clásico USA (7) ‘Pulp Fiction’, de Quentin Tarantino

Hace veinte años Quentin Tarantino daba la campanada ganando el premio la Palma de Oro en el Festival de Cannes sorprendiendo a público y crítica con una película extraordinaria, que se convertiría en una de las más influyentes de los años noventa. Si ya en 1992 con su ópera prima ‘Reservoir dogs’ (que también publicaremos en nuestro blog en este ciclo de cine norteamericano) había mostrado su enorme talento, ‘Pulp Fiction’ lo consagró definitivamente como un cineasta joven, provocador y llamado a renovar el cine norteamericano de aquella década.

Tarantino supo exprimir su peculiar universo cultural, sus experiencias y su enorme talento para los monólogos y diálogos desopilantes en un conspicuo y sólido guión que sería magníficamente interpretado coralmente por unos actores en estado de gracia. Tanto narrativamente, mostrando una nueva forma de contar como a la hora de aglutinar referencias, dotarlas de su personal visión y mostrarlas de un modo fascinante y muy divertido. 

Aunque mucho de ‘Pulp Fiction’ se apuntaba ya en ‘Reservoir Dogs’, aquí Tarantino prescinde de la atmósfera claustrofóbica de aquellos perros acorralados para presentarnos varias historias cruzadas y fragmentadas de perdedores que quieren dejar de serlo, de gángsters cutres, gatillo fácil y sentencias bíblicas, de bailes zumbones, de droga a tuttiplen e inyecciones de adrenalina que resucitan muertos, de moscas que caen en redes, de azares perversos y un Señor Lobo que resuelve problemas, todo hiladas con unos speeches y diálogos míticos y mil veces imitados que hacen avanzar la historia a un ritmo trepidante. En fin, que podríamos seguir analizándola pero lo mejor que se puede hacer es disfrutarla, veinte años después y tan fresca y frenética como entonces. Tarantino y Pulp Fiction, en HD y versión original subtitulada, como debe ser. Puro disfrute. 

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Ciclo de cine clásico USA (6) ‘El crepúsculo de los dioses’, de Billy Wilder


‘El crepúsculo de los dioses’ (Sunset Boulevard) fue dirigida por Billy Wilder en 1950 e interpretada por William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim y Nancy Olson. En ella, Joe Gillis (interpretado por Holden) es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine. 

Esta obra maestra retrata con ácida ironía los excesos del mundo de Hollywood, el paso del tiempo, los egos inmensos y el desesperado intento de recuperar el esplendor perdido se concentran en la violenta, enajenada e impresionante mirada de la Swanson. Imprescindible.

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El Crepúsculo De Los Dioses, de Billy Wilder


Nos encontramos con una de las dos radiografías, junto con «Fedora» (1978), que Billy Wilder realizó sobre el universo cinematográfico en particular, y de la fama por extensión. Ambas son películas descarnadas, tristes y claramente pesimistas, paradójicamente una ha logrado colarse entre las grandes de la historia del cine, la que vamos a tratar, y la otra ha sido olvidada sistemáticamente por el gran publico y por gran parte de los cinéfilos.

En «El Crepúsculo de los Dioses», Billy Wilder y Charles Brackett en su ultima colaboración juntos, nos narran la historia de un guionista de poca monta llamado Joe Gillis (William Holden), que huyendo de sus acreedores, conoce a Norma Desmond (Gloria Swanson), antigua diva del cine mudo que vive encerrada en una gran mansión de Sunset Boulevard junto a su sirviente Max von Mayerling (Erich von Stroheim), Joe es contratado para ayudar a Norma Desmond ha escribir el guión de «Salomé», entre ellos acabará creándose una relación amor/odio o dependencia/desprecio de gran tensión, Joe conocerá a Betty Schaefer (Nancy Olson), joven y alegre, contrapunto y polo opuesto de Norma , con la que empezará a colaborar para la creación de un guión, y de la que acabará enamorándose. Al final la tragedia, avanzada desde el inicio del metraje, se ceba con los protagonistas de la mano de la muerte y la locura.

Billy Wilder, conocido más conocido por su faceta cómica, nos presenta esta película negra y desoladora, donde tiene cabida el humor, pero es un humor que cae a gotas, gotas de ácido sulfúrico, que más que provocar una sonrisa, la congelan. Que para ser un director considerado como claro exponente de la narración clásica por excelencia, en esta película se toma ciertas libertades narrativas poco frecuentes en su cine, la película empieza por el final, en la que vemos a un muerto en la piscina (una de las escenas memorables del film) y del que sabemos que se trata de un guionista llamado Joe, a partir de entonces la película avanza en un largo flash back; pero la osadía no termina ahí, el narrador omnipresente resulta ser… el propio muerto, un muerto vivo, echo que contrasta con los protagonistas de la película, muertos en vida. Aunque si por algo destaca la película es por sus numerosos contrastes, el principal: la relación entre realidad y ficción.

La película permite numerosas lecturas, la más obvia es la crítica que realiza al mundo del cine, tan dado a la creación de estrellas, y poco después olvidarlas. En este caso hace especial hincapié en las estrellas del cine mudo que fueron olvidadas y dejadas de lado (muy pocas supieron o pudieron adaptarse), cuando el cine sonoro irrumpió. Esta critica cruda y desesperanzada, cuya enorme mansión con aspecto abandonado representa símbolo cruel de la decadencia y el olvido, pudo haberse dado porque Billy Wilder empezó su carrera como guionista durante la época del cine mudo, y aunque pudo adaptarse al cine sonoro, y muy bien, siempre guardó cierto respeto y añoranza hacia la época muda, su carácter europeo (jamás se llegó a integrar a la «filosofía» o modo de pensar americano, siempre esperanzador y algo ingenuo) cargado de ironía, cuando no de directo sarcasmo, hizo el resto.

La figura de la diva egocéntrica y narcisista también esta excelentemente desarrollada, apoyada tanto en el extraordinario guión como por la, aun más extraordinaria, actuación de Gloria Swanson, increíblemente expresiva y gesticulante, como buena actriz muda, dando gran envergadura a su interpretación. La mitomanía recibe aquí un duro revés, pues se asocia con la locura (el final de Norma) y con el servilismo deshumanizado y esclavista voluntario que representa Erich von Stroheim, antiguo director y marido de Norma Desmond, evolucionado hasta el papel de servil y ultraprotector criado.

El análisis psicológico de los personajes es excelente, la relación de Joe (cuya interpretación contenida y sobria contrasta con la voluntariamente exagerada de Gloria Swanson) con Norma cuya ecuación necesidad/dependencia/ vampirismo/seguridad/ ambición crea la situación perfecta para que el personaje necesite escapar de su situación, así la introducción de Betty no resulta gratuita o artificiosa, pues representa todo lo contrario: Ilusión/ esperanza/ alegría/ riesgo, de ahí el dilema interior que sufre el personaje, pues debe decidir entre una apuesta segura y ambiciosa, y otra arriesgada pero ilusionante.

El film más allá de la genialidad narrativa e interpretativa, guarda escenas de gran fuerza cinematográfica (quizás el «punto débil» de Billy Wilder era que casi siempre daba más importancia, o mimaba más, a la palabra que a la propia imagen), como la ya mencionada escena inicial con el muerto en la piscina, aunque si hay alguna escena inolvidable es la final, con Norma Desmond bajando las escaleras, para ser detenida por la policía, en medio de los numerosos focos periodísticos y las cámaras de la televisión, como si fuera la estrella que nunca dejó de ser en su enloquecida cabeza, ante la emocionada mirada de su protector y admirador criado Max. Y es que en su crítica al mundo del cine, Wilder, realiza la película cuyo lenguaje es más puramente cinematográfico de todas las que ha filmado.

La relación entre realidad y ficción que plantea la película se ve enriquecida con los numerosos guiños u homenajes que podemos comprobar: la visita a Cecil B. DeMille a los auténticos estudios de la Paramount en pleno rodaje REAL de «Sanson y Dalila» (DeMille había dirigido a Gloria Swanson en varias ocasiones en la época del cine mudo); los amigos de Norma, llamados maliciosamente «figuras de cera», son actores que fueron olvidados y dejados de lado cuando apareció el cine sonoro, entre los que destaca la presencia de Buster Keaton; la película que ven en el salón de la mansión es una película real inacabada, «La reina Nelly» (1928), interpretada por Gloria Swanson y dirigida por el propio Erich von Stroheim (director de la obra maestra «Avaricia»(1923), así como la utilización de reporteros reales en la escena final y muchos otros detalles más que dificultan la delimitación de las fronteras de la realidad con la ficción.

Como colofón una curiosidad, antes del estreno se realizo un pase de la película para la propia gente de Hollywood, cuentan que cuando acabó la película, Barbara Stanwyck se arrodillo ante Gloria Swanson y el besó el vestido; mientras que Louis B. Mayer, jefe de la Metro y autentico todopoderoso en Hollywood, se dirigió a Wilder diciéndole: «¡Es usted un cabrón! Ha desprestigiado a la industria del cine. Ha mordido la mano que le convirtió en alguien y que además le dio de comer. Deberían alquitranarle, emplumarle y arrojarle del país». Como respuesta solo recibió de Wilder un «que te jodan». En definitiva, una obra maestra inolvidable, por numerosas y diversas cuestiones. 

Ciclo de cine clásico USA (5) ‘Grupo salvaje’, de Sam Peckinpah

Tras Pat Garrett y Billy the Kid, les ofrecemos -en rigurosa v.o.s.- otra de las grandes películas de Sam Peckinpah, nada menos que el Director’s Cut de Grupo salvaje (The wild bunch, 1969). Como andamos con bastante trabajo, subcontratamos un buen análisis de la película del blog El lamento de Portnoy. Disfruten Grupo salvaje, uno de los mejores westerns de la Historia, una película mítica, una película cojonuda.

Grupo Salvaje, de Sam Peckinpah

El western, como ocurre con las películas de samurais, tiene sus propias normas: Más que un género, el western se desarrolla en un territorio narrativo en el que el la individualidad de cada hombre es determinante y las armas que acarrea y su habilidad para usarlas condicionan su capacidad de supervivencia. No me equivoco hablando de “el hombre”, el western es un espacio brutal y misógino en el que la ausencia de ley y estructuras sociales consolidadas invita a reflexionar sobre el comportamiento moral y ético no del ser humano, sino, con todos los errores que la intervención anecdótica de la mujer y la falta del punto de vista femenino en el relato fronterizo implica, del hombre.



Grupo salvaje (The Wild Bunch) dirigida por Sam Peckinpah en 1969, es su obra maestra y un western modélico en este sentido. Una banda de ladrones acosados por una cuadrilla de cazarrecompensas, que están financiados por la compañía del ferrocarril víctima frecuentes de los robos de la banda y dirigidos por un miembro de la banda de ladrones que, apresado, traiciona a sus antiguos compañeros por una promesa de libertad, deciden cruzar la frontera con México para librarse de la persecución y allí se ponen al servicio de un ambiguo general, Mapache, donde pondrán a prueba, a cambio de una sustanciosa paga, de sus habilidades como asaltantes robando al ejército de los EEUU, antes de descubrir que los cazarrecompensas les seguirán hasta el fin del mundo. No me gustan las sinopsis porque lo que podamos explicar desvinculado de las imágenes es, en el fondo, meramente circunstancial. Lo importante en Grupo Salvaje es la riqueza de matices que la narración encierra:

El cansancio; Peckinpah, especialista en western crepuscular, caracteriza a sus actores llevándolos a un cansancio infinito que se refleja en las arrugas de sus ojos, en la tristeza de sus miradas.

La amistad; que es abordada desde distintas perspectivas. La homoerótica de Dutch hacia Pike, la fraternal entre los hermanos Gorch, la profunda y rota, llena de remordimiento y resentimiento entre Thorton y Pike. En esta situación sólo el personaje de Ángel queda desamparado.

La traición; relacionada de una forma tan íntima en la película con la amistad que resultan inseparables. La necesidad de unidad queda reflejada en una de las frases célebres de la película:

We’re not gonna get rid of anybody. We’re gonna stick together, just like it used to be. When you side with a man, you stay with him. And if you can’t do that, you’re like some animal, you’re finished. We’re finished. All of us.

Abandonar a un compañero nos sitúa al nivel de los animales. Estas palabras que Pike pronuncia después de perder a varios compañeros en el atraco que inicia la película, sacrificar a uno de ellos que cabalgaba malherido a su lado y de olvidarse dentro del banco a uno de sus hombres, refleja el remordimiento del líder cuyos planes fracasan y al mismo tiempo introduce otro de los matices significativos de la película.

La doble moral: La intención de Pike de mantener unido al grupo, de darle una consistencia ética, que le situaría por encima de los animales, contrasta con su condición de delincuentes y asesinos. No hay en la película un personaje positivo, por lo que la identificación que el espectador realiza sobre los protagonistas de Grupo Salvaje, sutilmente condicionado por la dirección de Peckinpah, no es sobre unos despiadados asesinos, sino sobre unos vengadores idealistas.

En Grupo Salvaje hay un cuerpo central narrativo enmarcado por dos sublimes escenas de acción que abren y cierran el filme en el que Peckinpah demuestra su maestría en el arte del montaje, creando una escuela que, al contrario de lo que pueda parecer, no se recrea en la violencia. Peckinpah intenta captar con múltiples miradas la simultaneidad de diversas acciones dentro de otra acción general. Un tiroteo durante un atraco a un banco, una incursión en el corazón del ejército enemigo para recuperar a un compañero, se convierten gracias al montaje de Peckinpah que consigue que el tiempo se detenga en el interior de la vorágine, en escenas clásicas en la historia del cine.

Quizás no se pueda entender completamente el mensaje de Peckinpah sin fijarse en el entorno que rodea a la historia principal. El western es, por lo general, un género que se desarrolla en grandes espacios abiertos sin apenas presencia humana. Peckinpah atraviesa esos espacios con elipsis que conducen de unos lugares habitados a otros. No es el escenario lo que Peckinpah busca mostrarnos sino las personas que habitan en medio de esos desiertos. La desesperación por la ausencia de justicia empuja a los hombres a montar en sus caballos y partir en busca de un orden que se encuentra al otro lado de sus armas. Dicen en Aguas Verdes, el único lugar en el que la banda consigue relajarse de la persecución:

Todos soñamos con volver a la niñez. Aun los peores de nosotros. Quizá sobre todo los peores.





Ese deseo imposible de volver a la niñez contrasta con los actos que los forajidos perpetran ante la mirada indefensa de los niños. Pues en todo lugar en el que los hombres luchan hay niños observando o sufriendo la violencia:




Incluso al fondo de la acción:



Los niños observan:




Grupo Salvaje se inicia con los forajidos avanzando hacia la ciudad por las vías del tren donde unos niños (todos los niños posibles) que están jugando les observan:


Los niños tienen metidos a dos escorpiones en un cerco de madera que encierra a un hormiguero. Las hormigas atacan a los escorpiones y al final los niños prenden fuego al cerco de madera, matando a hormigas y a escorpiones.

Una de las escenas del combate final es significativa. No hay futuro, peores que animales.